En Santiago de Cuba los 60 años de Revolución se celebran con asados y fiesta

Turistas y residentes en Santiago de Cuba conversan frente a una exposición de fotografías referentes a momentos de la Revolución cubana, con imágenes del exmandatario, el ya fallecido Fidel Castro, junto a compañeros de su lucha por la liberación, el pasado 31 de diciembre del 2018, en la ciudad de Santiago de Cuba (Cuba).
Turistas y residentes en Santiago de Cuba conversan frente a una exposición de fotografías referentes a momentos de la Revolución cubana, con imágenes del exmandatario, el ya fallecido Fidel Castro, junto a compañeros de su lucha por la liberación, el pasado 31 de diciembre del 2018, en la ciudad de Santiago de Cuba (Cuba). / EFE
Efe
01 de enero 2019 - 12:54

Santiago de Cuba, la "cuna de la Revolución", festeja hoy los sesenta años del triunfo de la insurrección de los rebeldes de Fidel Castro entre el olor del cerdo asado y la música de las celebraciones por el Año Nuevo, dos acontecimientos que se solapan en la capital caribeña de la isla.

En el parque Céspedes, escenario principal de los festejos y el mismo donde Castro recibió el año 1959 con una arenga de victoria, cientos de santiagueros dieron vivas mientras se izaba una bandera cubana gigante, tradición de más de 115 años que demuestra la larga historia de rebeldía de la "Ciudad Héroe".

La costumbre, que data del siglo XIX, cuando los mambises (guerrilleros independentistas) luchaban en la cercana Sierra Maestra contra España, se ha fundido con la simbología revolucionaria a través las décadas.

"No lo podemos separar. En Santiago se baila por el Año Nuevo y por la Revolución, que es una sola, desde las guerras de independencia hasta ahora", aseguró a Efe Belkis, una santiaguera que todos los años acude con su familia a ver la ceremonia en la plaza "en lugar de quedarse en la casa".

Para esta maestra, la celebración "tiene más sentido si se comparte con los demás, sobre todo esta fecha, para la que nos hemos venido preparando por meses", dijo mientras admiraba los fuegos artificiales que alumbraron el cielo santiaguero durante casi media hora.

En las calles de acceso al parque Céspedes los puestos de frutas, bebidas y el tradicional pan con lechón se mantuvieron abiertos hasta bien entrada la madrugada, en la que se quemaron cientos de muñecos de tela como símbolo del Año Viejo.

"Es costumbre quemar el muñeco para acabar con todo lo malo y atraer la buena suerte que tanto nos hace falta", explicó Surelys, quien dio a su monigote rasgos femeninos y le prendió fuego entre vítores de sus vecinos.

Para Santiago, la ciudad donde Fidel Castro (1926-2016) comenzó su insurrección con el asalto al cuartel Moncada en 1953 y luego entró triunfante seis años después, la celebración de cada año de la Revolución no es algo que se tome a la ligera.

Desde hace meses un gran cartel con la imagen del fallecido líder revolucionario descuenta los días que faltan para la fecha, en medio de un ambiente de expectación.

En Santiago, la abundancia y diversidad de productos en las calles contrasta con ciudades como La Habana, donde continúa la escasez de pan y las ventas especiales para la fecha son más modestas.

"Los santiagueros están contentos; todo el mundo esta contento en la calle. En los últimos días ha habido ferias donde se han vendido muchos de los productos que necesitamos para las fiestas, sobre todo carne", contó Mirta, una vendedora que ha trabajado extra durante los festivos.

Sin embargo, a pesar del entusiasmo, muchos santiagueros tienen "los pies en la tierra", porque después de aclararse el humo de los fuegos artificiales "la vida vuelve a la normalidad y se nota que hay que trabajar mucho para prosperar", insistió Daniel, un maestro jubilado que nació "con la Revolución".

"Hemos llegado a estos sesenta años con mucho trabajo, con bastante trabajo, pero bueno, hay mucho optimismo en la población ahora con el nuevo presidente (Miguel Díaz-Canel), con lo que se va a hacer en la economía, a ver si mejora. Él pide trabajar y trabaja", señaló por su parte Raúl.

Más tajante, Yoendris, de 27 años, asegura que siente a Cuba "paralizada si la comparo con otros países. No se ha avanzado en nada, pero así mismo las personas son felices y tratan de dar lo mejor de ellos para continuar".

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