Candidatos salpicados por corrupción son favoritos a la alcaldía de Río
Los candidatos favoritos a la alcaldía de Río de Janeiro en las elecciones del próximo domingo están salpicados por escándalos de corrupción, algo que al parecer no molesta a la mayoría del electorado de una ciudad brasileña acostumbrada a escándalos por desvíos y a gobernadores encarcelados.
El exalcalde Eduardo Paes, que lidera los sondeos de intención de voto para alcalde de Río con el 33 % del favoritismo; el actual alcalde y obispo evangélico Marcelo Crivella, que lo escolta con el 15 %, y la excomisaria de Policía Marta Rocha, tercera favorita con 14 % y que busca pasar a una segunda vuelta, enfrentan juicios o sindicaciones por corrupción (los dos primeros) o han sido implicados en escándalos (la tercera).
Paes, candidato por el partido derechista Demócratas y que fue alcalde de Río entre 2009 y 2016, está imputado en un proceso por corrupción pasiva y lavado de dinero, acusado de haber recibido de Odebrecht donaciones ilegales para sus campañas electorales por 10,8 millones de reales (unos 2 millones de dólares) a cambio de favorecer a la constructora en contratos públicos.
El líder de las encuestas también es investigado por su responsabilidad en fraudes en licitaciones públicas para la construcción de instalaciones que Río usó en los Juegos Olímpicos de 2016 y en una red de pago de sobornos para la concesión de la construcción de la Linha Amarela, una importante vía de la ciudad.
Crivella, del partido derechista Republicanos, fue imputado en un proceso por abuso de poder político por el uso de medios de la alcaldía para favorecer campañas de sus aliados políticos, principalmente otros líderes religiosos, y también fue acusado de haber montado un "cuartel general de sobornos" en la alcaldía, un caso por el que llegó a ser sometido a un juicio político con fines de destitución que sorteó gracias al apoyo que tiene en el Concejo.
Rocha, una diputada regional por el izquierdista Partido Democrático Laborista (PDT), comenzó a ser blanco de pesadas acusaciones desde que su desempeño en las encuestas mostró que puede ir a una segunda vuelta y derrotar a Paes.
Sus rivales no se cansan de recordar sus supuestos vínculos con "bicheiros" (banqueros del juego ilegal) cuando era comisaria de Policía y una denuncia aún en investigación de que recibió donaciones ilegales para una de sus campañas electorales.
Pese a que Brasil cuenta con una ley de "ficha limpia" para frenar la candidatura de corruptos, la legislación tan sólo se aplica para los que ya han sido condenados y en segunda instancia.
Cuatro gobernadores de Río han pasado por prisión
Río es una de las regiones en la que más se han destapado escándalos de corrupción en los últimos años, al punto que cinco de los últimos seis gobernadores que ha tenido el estado del mismo nombre -del que la ciudad es capital- han pasado por la cárcel (4) o están imputados por su responsabilidad en corruptelas.
La ciudad, que alberga la sede de la estatal Petrobras y el principal polo petrolero del país, también se vio impactada por la Lava Jato, la mayor operación de combate a la corrupción en la historia de Brasil y que destapó una gigantesca red de desvío de recursos de la mayor empresa del país.
Los tres favoritos a la alcaldía tienen vínculos, algunos bastante cercanos, con Sergio Cabral, que fue gobernador de Río de Janeiro entre 2007 y 2014 y purga más de 300 años de prisión por su condena en decenas de procesos por desvíos de recursos de contratos para obras de los Juegos Olímpicos o del Mundial de fútbol de 2014.
Cabral es el único de cuatro gobernadores de Río encarcelados por corrupción en los últimos años que permanece en prisión. Además de haber sido importante aliado de Paes y de Crivella fue quien nombró a Rocha como comisaria. Y los tres han sido citados como cómplices en las confesiones del exgobernador o de algunos colaboradores.
El exjuez Wilson Witzel, elegido gobernador en 2018, fue separado del cargo este año por la Justicia mientras se le investiga por desvíos en contratos para la gestión de la covid-19 y es sometido a un juicio político de destitución por el mismo motivo.
Ese escenario de disputa de antecedentes policiales no parece molestar a los electores de la segunda mayor ciudad de Brasil.
Según un sondeo realizado en octubre por la firma Datafolha, el 50 % de los cariocas admite votar por un candidato investigado por corrupción, porcentaje superior al medido en otras ciudades como Sao Paulo (44 %), Recife (43 %) y Belo Horizonte (42 %).
"Pese a que la corrupción genera indignación y rechazo, en las elecciones municipales lo que se evalúa es el beneficio directo que un candidato puede proporcionar", explicó a Efe el analista a Marcos Otavio Bezerra, profesor de la Universidad Federal Fluminense y especialista en estudios sobre corrupción.
Según Bezerra, la corrupción generalizada en Río obedece a que desde hace muchos años existen en este estado redes interesadas en desviar recursos públicos que se enquistan cada vez más en cada elección y que van aprovechando las oportunidades que surgen.
Si las obras para los Juegos Olímpicos y el Mundial lo eran en el pasado, ahora las oportunidades las ofrecen los contratos de emergencia (sin licitación) para construir hospitales de campaña o comprar equipos para combatir la covid-19.
"Las nuevas oportunidades van surgiendo, pero el modus operandi ya es conocido y responde a una estrecha articulación entre las autoridades que se turnan en los gobiernos y las grandes empresas que financian sus campañas y prestan servicios al Estado", dijo.