Colombia cierra el año atrapada en una espiral violenta con más de 10.000 homicidios

Juana Montaño (d), madre de María del Pilar Hurtado, reacciona el 23 de junio de 2019 durante el velatorio de su hija, la lideresa social asesinada en Puerto Tejada (Colombia).
Juana Montaño (d), madre de María del Pilar Hurtado, reacciona el 23 de junio de 2019 durante el velatorio de su hija, la lideresa social asesinada en Puerto Tejada (Colombia). / EFE
Efe
30 de diciembre 2020 - 15:08

Colombia cierra 2019 agobiada por una ola de violencia que entre enero y noviembre dejó 10.468 homicidios, un 2,34 % más que en igual período del año pasado cuando fueron contabilizados 10.229, según datos oficiales.

La violencia, una constante en Colombia desde hace más de un siglo, se cobró este año la vida de decenas de líderes sociales y de exguerrilleros de las FARC que se acogieron al acuerdo de paz, pero también de miles de ciudadanos víctimas tanto de grupos armados ilegales como de la delincuencia común, principalmente.

En los últimos días del año causaron consternación en el país los asesinatos de una pareja de ambientalistas, de una gestora cultural que hacía trabajo social con niños pobres y de un fiscal contra el crimen organizado, lo que muestra que de la violencia nadie escapa.

"El Gobierno de (el presidente) Iván Duque llegó con la promesa de la mano dura y de quitarle el país a los criminales, pero en casi 18 meses que lleva (en el cargo) la situación no ha dejado de complicarse", aseguró a Efe el analista y subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, Ariel Ávila.

Según el informe del Instituto Nacional de Medicina Legal, de las 10.468 víctimas de homicidio registradas hasta noviembre, 9.593 eran hombres, 870 mujeres y 5 de sexo indeterminado.

JUVENTUD EN PELIGRO

La violencia, y con ella los homicidios, se concentra en zonas de economías ilegales y de posconflicto donde proliferan el narcotráfico y la minería ilícita, señala Ávila quien reconoce que pese a las cifras, los homicidios están a la baja en ciudades como Bogotá en donde la tasa está entre 12 y 13 casos por cada 100.000 habitantes.

Ávila, uno de los mayores conocedores de este fenómeno, recalca que en Colombia la mayoría de los asesinados son jóvenes de entre 14 y 28 años, como ocurre en el resto de Latinoamérica.

El informe forense corrobora esa apreciación pues la franja etaria que concentra la mayor cantidad de asesinatos este año es la de 20 a 24 años, con 2.072 casos, seguida por la de 25 a 29 años (1.878 casos) y la de 30 a 34 años (1.436).

Más preocupante resulta el hecho de que en el grupo de adolescentes de 15 a 17 años se contabilizaron hasta noviembre 518 homicidios, mientras que otras 683 víctimas tenían entre 18 y 19 años.

PROBLEMA CRÓNICO

Al respecto, Ávila considera que el país terminará el año con unos 11.800 homicidios y una tasa por cada 100.000 habitantes similar a la de 2018.

"La tasa de homicidios en el país se redujo de 34 por cada 100.000 habitantes en 2012 a 24 en 2017. En el año 2018 hubo una pequeña elevación y llegamos casi a 25 (por cada 100.000 habitantes) pero fue de menos de un punto", explicó.

Esa tasa está dentro de la media de la ONU para Suramérica, que es de 24,2 por cada 100.000 habitantes.

Ávila agregó que esas cifras son lo que los expertos llaman "piso de cristal" porque en Colombia se logró bajar 10 puntos en la tasa de homicidios pero "pareciera que por debajo de 24 (por cada 100.000 habitantes) va a ser muy difícil llegar".

CASOS ESTREMECEDORES

De esa estadística hacen parte casos como el de la pareja de recién casados compuesta por la bióloga Natalia Jiménez y el antropólogo Rodrigo Monsalve, secuestrados y asesinados a tiros a mediados de este mes cuando se iban de luna e miel a Palomino, una zona turística del Caribe.

Los motivos del crimen son investigados por la Fiscalía, según la cual todo indica "que la pareja fue víctima de robo de su automóvil" por parte de delincuentes que "ante el temor de ser reconocidos y delatados" decidieron asesinarlos.

Por los mismos días en la localidad de El Bagre, en el departamento de Antioquia (noroeste), desconocidos dejaron una cabeza humana clavada en una estaca, sin que hasta el momento se sepan datos de la víctima y los motivos de su asesinato.

Otro crimen estremecedor fue el de la joven gestora cultural Lucy Villarreal, tiroteada por un sicario la víspera de la Navidad en una zona rural de Tumaco, en Nariño (suroeste), después de terminar un taller educativo con niños.

De la ola de violencia no escapan ni las mismas autoridades y prueba de ello es el asesinato a tiros este domingo en Cali (suroeste) del fiscal 96 de la Dirección contra el Crimen Organizado, Alcibiades Libreros Varela, quien pese a llevar casos delicados carecía de protección oficial, denunciaron este lunes sus familiares.

Cali es según el informe de Medicina Legal la ciudad con mayor número de homicidios en el país, con 964 casos registrados entre enero y noviembre, seguida por Bogotá (935), Medellín (546), Barranquilla (286) y Cúcuta (222).

AÑO NEGRO

El año que termina fue negro para los líderes sociales ya que, según la Oficina en Colombia de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, al menos 86 de ellos fueron asesinados.

El organismo alertó que en esos crímenes hay causas estructurales que derivan de la falta de presencia integral del Estado en las regiones, razón por la cual considera que defender los derechos humanos es una actividad de alto riesgo en Colombia.

En las cuentas del Gobierno hay dos menos, pues según dijo la semana pasada el consejero presidencial para los Derechos Humanos y Asuntos Internacionales, Francisco Barbosa, entre el 1 de enero y el 17 de diciembre fueron asesinados 84 líderes sociales, un 25 % menos que en el mismo periodo de 2018.

A eso se suma la denuncia del partido FARC de que cerca de 60 exguerrilleros fueron asesinados este año, lo que eleva a 180 el total desde la firma del acuerdo de paz, en noviembre de 2016.

Ávila considera que las soluciones para mejorar la seguridad y bajar la tasa de homicidios pasan por crear una "estrategia territorial" en la que se copen las zonas que eran dominadas por las FARC y que tras la firma de la paz fueron ocupadas por bandas criminales, disidencias de esa guerrilla y delincuentes comunes.

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