Lula espera para sumarse al golpeado gobierno de Rousseff

Luiz Inacio Lula da Silva, expresidente de Brasil
Luiz Inacio Lula da Silva, expresidente de Brasil / AFP
Afp
20 de abril 2016 - 10:05

La justicia brasileña se tomó su tiempo: finalmente este miércoles decidirá si el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva puede entrar como ministro al arrinconado gobierno de Dilma Rousseff, al que supuestamente debía salvar de un proceso de destitución.

Tres días después de la aprobación del impeachment de la presidenta de izquierda en la Cámara de Diputados, el Tribunal Supremo Federal (STF) se reúne a partir de las 17H00 GMT para cerrar este capítulo explosivo de la política brasileña.

Los magistrados deben pronunciarse sobre la legalidad de la nominación de Lula como jefe de gabinete (casi un primer ministro) de Rousseff el pasado 16 de marzo, cuando se encontraba bajo la amenaza de ser detenido por el juez Sergio Moro, que investiga si se benefició de la trama de corrupción de Petrobras.

El expresidente (2003-2010) debía incorporarse al gobierno de Rousseff armado de su carisma y su talento negociador para evitar que la cámara de Diputados aprobara la destitución de su heredera política, ganando al mismo tiempo protección ante la justicia ordinaria.

Su nominación fue paralizada por decisión de un juez del STF, que vio un posible subterfugio para entorpecer la investigación.

Pero la decisión del STF, muchas veces postergada sin razón, llegará aparentemente muy tarde para el gobierno de Dilma Rousseff que pende de un hilo ante el Senado.

De aquí a mediados de mayo el Senado debe votar por mayoría simple si acoge la acusación contra Rousseff por maquillaje de las cuentas públicas y apartarla del poder por un máximo de seis meses antes de su decisión final. Una fecha probable es que esa decisión ocurra el 11 de mayo.

Su exaliado y ahora rival, el vicepresidente Michel Temer, asumirá el poder inmediatamente y ya realiza consultas para formar un gobierno.

En caso de una decisión favorable a Lula del STF, el expresidente podría terminar sorteando un rosario de dificultades para convertirse en ministro por menos de un mes.

Lula participó el martes en Sao Paulo de una reunión de la dirección nacional del Partido de los Trabajadores (PT) que él fundó y llevó al poder.

"Tanto Lula como nosotros evaluamos que será difícil ganar en el Senado porque, aún cuando es un escenario distinto, los partidos que estuvieron en contra nuestro en la Cámara van a repetir su comportamiento", declaró a la AFP uno de los participantes de la reunión, el diputado Zé Geraldo.

"Lula pudo ser significativo antes de la votación en la cámara baja, pero a estas alturas mi impresión es que no hará gran diferencia", consideró Sergio Praça, analista político en la Fundación Getulio Vargas.

"La serpiente está viva"

"Pasaron muchas cosas en las últimas semanas, y el hecho de no haber sido autorizado antes a ocupar el cargo fue un choque, una sorpresa que tuvo consecuencias gigantescas para el gobierno", dijo Praça.

Pero después de "Dilma", Lula es el hombre a derrotar por sus numerosos adversarios.

"La serpiente está tan viva como siempre", afirmó recientemente con su voz cascada y su estilo inimitable.

A pesar de sus problemas judiciales, Lula ganaría la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2018 con 21% de los votos, según un sondeo de Datafolha del 10 de abril. A sus 70 años, ya se propuso como precandidato del PT.

En la encuesta quedó por delante de la ecologista Marina Silva (19%) y del líder de la oposición de centro-derecha, Aecio Neves (17%), derrotado por Rousseff en 2014, y del actual vicepresidente Temer (1 a 2%).

"Tiene mucho carisma, hizo un gobierno muy popular con altísima aprobación (...) pero yo no creo que pueda volver a ganar una elección", afirmó el analista, citando el alto nivel de rechazo que también genera entre los votantes brasileños.

"Si todo sigue como está ocurriendo, un gobierno Temer será impopular por causa de las duras medidas económicas que tendrá que tomar. Y ahí el PT aún puede tener una pequeña alternativa", agregó.

El diputado Zé Geraldo prevé "un periodo muy difícil" para Lula: "El plan (de la oposición) no es aniquilar sólo a Dilma, sino al PT. La oposición quiere formar un gobierno de coalición y trabajar en la elección de un candidato para 2018".

La batalla se va a jugar en gran parte en el tablero del poder judicial. La corte suprema aún debe decidir, en una sesión sin fecha marcada, si conserva las investigaciones sobre Lula, o si las vuelve a dejar en la manos del juez Moro.

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