El terrorismo vuelve a Bogotá dejando nueve muertos y 54 heridos
El terrorismo revivió hoy en la capital colombiana con la detonación de una camioneta cargada con 80 kilos de explosivos dentro de la principal escuela de la Policía del país, acción que dejó nueve muertos, entre ellas una cadete ecuatoriana, y 54 heridos.
Pasadas las 9.30 hora local (14.30 GMT), la camioneta, del año 1993 y cargada con el explosivo pentolita, ingresó en la Escuela de Cadetes de la Policía General Francisco de Paula Santander, situada en el sur de Bogotá, y segundos después voló por los aires.
El fiscal general de Colombia, Néstor Humberto Martínez, aseguró que "en una acción de reacción inmediata" de distintos organismos del Estado se logró establecer que el vehículo era conducido por un hombre identificado como José Aldemar Rojas Rodríguez, de quien no ha trascendido más información.
Martínez no detalló si Rojas Rodríguez, que murió en la explosión, formaba parte de algún grupo armado ilegal, ni tampoco si se trató de una acción suicida o si los 80 kilos de pentolita fueron detonados a distancia sin darle tiempo de escapar, como ha ocurrido en otras ocasiones en el país.
"Hemos logrado establecer la autoría material de este execrable crimen, de este acto terrorista", dijo el fiscal en una declaración a la prensa junto con el presidente de Colombia, Iván Duque, desde el lugar del atentado.
El ataque ha sido ampliamente condenado por Gobiernos de distintas partes del mundo y por organismos internacionales como la ONU y la OEA.
El fiscal añadió que Rojas Rodríguez "fue quien ingresó a la escuela a las 9.30 horas de la mañana de hoy en una camioneta gris Nissan Patrol" que, según datos de las autoridades de tránsito, pasó por controles técnicos y mecánicos por última vez en Arauca, que forma parte del departamento homónimo, fronterizo con Venezuela.
Arauca es un selvático departamento en el que la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) tiene uno de sus bastiones y en el que al también hay disidentes de las FARC.
A diferencia de lo ocurrido en otras ocasiones, las autoridades no han señalado a ningún grupo como responsable del ataque de hoy y el fiscal manifestó que en las próximas horas podrán "dar mayor información" sobre "quiénes son los determinadores o actores intelectuales de este acto terrorista".
El último atentado de este tipo en la capital colombiana se registró el 17 de junio de 2017, cuando un explosivo que estalló en un baño de mujeres del Centro Comercial Andino segó la vida de tres personas, incluida una francesa, y causó heridas a nueve más.
Ese atentado fue atribuido al Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), un grupo poco conocido que se define como "guerrilla urbana" y que en ocasiones ha sido vinculado con el ELN.
Por su parte, el presidente Duque, que junto con el fiscal y otras autoridades recorrió las instalaciones de la Escuela de Cadetes, explicó que ordenó a las Fuerzas Militares y de Policía que con sus organismos de inteligencia ayuden a esclarecer "quiénes son los responsables de este cobarde ataque y prevengan cualquier acción criminal".
"Los colombianos nunca nos hemos sometido al terrorismo; siempre lo hemos derrotado. Esta no será la excepción. No nos doblegarán", subrayó Duque quien regresó en forma apresurada de Quibdó, capital del departamento del Chocó (oeste), donde hoy tenía previsto celebrar un consejo de seguridad regional.
Los colombianos esperan que la Fiscalía no solo aclare quiénes encomendaron el atentado a Rojas Rodríguez sino también como fue que este logró ingresar con la camioneta llena de explosivos a la escuela policial.
Una funcionaria de los organismos de salud de las Fuerzas Militares que no se identificó relató a Caracol Radio que la camioneta llegó a los controles de seguridad de la escuela y "mientras le hacían el registro un perro detectó el explosivo".
Según la versión de la mujer, al verse descubierto, el conductor "arrancó" el vehículo y "pasó por encima de un policía de la guardia".
Enseguida otros policías corrieron detrás de la camioneta para tratar de detenerla pero esta se estrelló contra un alojamiento femenino de la escuela y se produjo la detonación, de tal magnitud que partió árboles por la mitad y dejó una escena dantesca, con restos humanos esparcidos por el piso.
Entre los nueve fallecidos la única persona identificada hasta el momento es la cadete ecuatoriana Erika Chicó, cuya muerte fue confirmada por el presidente de Ecuador, Lenín Moreno.
También resultó herida su compatriota Carolina Sanango, así como el panameño Kevin Madrid, quienes fueron trasladados al igual que los otros 52 lesionados a diversos hospitales bogotanos.
La presencia de los cadetes extranjeros en la escuela atacada se debe a que miembros de las fuerzas de seguridad de distintos países latinoamericanos reciben instrucción en centros militares y de policía colombianos.