TVN Investiga: concesiones de basura en la mira

TVN Investiga: concesiones en la mira / TVN Noticias

Los vertederos y sistemas de recolección de basura de la zona metropolitana mueren ahogados entre los cientos de toneladas que reciben al día, las mafias que pelechan de ellos, millonarias deudas y malos contratos de concesión.

En Colón, el alcalde Federico Policani ha asegurado que al relleno sanitario de esa ciudad le quedan tres años de vida si no se toman medidas urgentes y extremas.

La primera es un cambio de cultura de los residentes.

“Hay que reclasificar y tratar la basura. Se necesitan separar los desechos”, insiste, con la idea de ganarle años de vida a la zona.

A Colón llegan 450 toneladas de residuos todos los días. Según la métrica del municipio, el 30% de ellos puede ser recuperado si se establece un plan de reciclaje masivo.

El problema es que no lo hay. Y tampoco hay mayor margen financiero para hacerlo.

Víctor Camarena, jefe de Operaciones de Aguaseo, la empresa que recoge los desechos en la ciudad de Colón, asegura que cerca de la mitad de los clientes no paga el servicio.

“Hay una alta morosidad: $14 millones 400 mil”, reclama, en entrevista con TVN Investiga.

Jonathan González mira también la basura como una fuente de dinero. Él es uno de los jóvenes pepenadores del vertedero. “Aquí hay un complot”, dice, al revelar cómo los revendedores de residuos reciclables deciden cuándo y a qué precio se compran las cosas.

La crisis capitalina

80 kilómetros al sur, en la ciudad de San Miguelito, el panorama no es menos alentador.

Los corregimientos más pobres y con más concentración de personas son los que más le deben a Revisalud, la recolectora de basura. La deuda es de $25.8 millones, sostiene Ricardo Rodríguez, encargado de la compañía.

Allá esperan que el Gobierno se decida a cobrar la recolección de basura en la factura de la energía eléctrica y no en la de agua potable, porque creen que eso serviría para reducir la mora.

“Nosotros facturamos todos los meses $800 mil y cobramos entre $500 mil y $510 mil. Eso no alcanza para enfrentar los costos de operación de 2016”, insiste Rodríguez. Para él, la gente considera pagar como una opción. “La gente –dice- es la gran ausente”.

El dinero, sin embargo, es apenas uno de los problemas en San Miguelito. La falta de cultura es igual de preocupante.

Hermes Mendoza, recolector de basura de Revisalud, dice que los clientes están acostumbrados a depositar la basura después que pasa el camión, y no cuando deben. O la ubican en cualquier sitio.

Entonces, explica Rodríguez, la recolectora debe “ir cazando la basura”.

¿Cuál es el escenario de Panamá Oeste?

En Arraiján, la compañía Aseo Capital sostiene haber encontrado una solución a la falta de pago: han instalado etiquetas a las residencias que están al día, para recuperar una deuda que rondaba los $16 millones.

Mary Peralta, de la empresa EMAS, que recoge los desechos y administra el relleno sanitario de Playa Chiquita, en La Chorrera, asegura que ese vertedero tiene “sus días contados”.

El próximo año debería ser clausurado, si no se aplican cambios urgentes. El vertedero tiene 25 metros de basura enterrada por 14 hectáreas. Son 2.5 millones de metros cúbicos de desechos bajo capas de tierra. 3 mil toneladas vienen al día de Arraiján, el municipio vecino.

La Alcaldía de La Chorrera ha intentado ganarle a la bomba de tiempo, implementando un plan de reciclaje: la basura se convierte en ladrillos o bloques. Esperan que la Universidad Tecnológica le practique pruebas al producto para ponerlo en venta.

¿Podrá la zona metropolitana frenar su ahogante ritmo de generar basura?

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