Aumenta la inseguridad en el interior: El crimen organizado llega a zonas tradicionalmente tranquilas
La expansión de las pandillas hacia el interior del país está motivada por dos factores principales: el reforzamiento de las estrategias de seguridad en la capital y la búsqueda de nuevos territorios.
El reciente asesinato de una adulta mayor en la comunidad de Los Higos, en el distrito de Parita, provincia de Herrera, ha conmocionado a la población y encendido las alarmas sobre el creciente clima de inseguridad en la región de Azuero, históricamente considerada una de las más tranquilas del país.
Este trágico hecho no es un caso aislado. Forma parte de una serie de delitos que han comenzado a manifestarse con mayor frecuencia en las provincias de Herrera, Los Santos y otras zonas del interior, donde por años los residentes vivieron sin temor a la violencia.
Según autoridades y expertos, la expansión de las pandillas hacia el interior del país está motivada por dos factores principales: el reforzamiento de las estrategias de seguridad en la capital y la búsqueda de nuevos territorios para actividades delictivas como el microtráfico y la extorsión. A esto se suma el desplazamiento de miembros de bandas que huyen de conflictos con grupos rivales.
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“El crimen organizado tiene un origen, un intermedio y un destinatario final. Para que lo que se produce ilícitamente llegue a su destino, necesita protección. Ese es el rol que están cumpliendo las pandillas”, explicó el sociólogo Milcíades Pinzón.
Los grupos criminales están encontrando en el interior nuevos mercados para operar, aprovechando la captación de jóvenes locales que conocen bien el terreno y pueden desplazarse con facilidad. Esta estrategia permite a las pandillas operar con mayor discreción, al tiempo que siembran el temor en comunidades antes pacíficas.
Ante esta preocupante situación, el Ministerio de Seguridad ha anunciado medidas para contener la violencia. “Hemos iniciado una serie de reforzamientos con vehículos y motocicletas. Este año estamos planteando la segunda fase de esa estrategia, que incluye el incremento de personal en distintas zonas de policía, estaciones aéreas, valles y puestos fronterizos”, indicó el ministro de Seguridad, Frank Ábrego.
La presencia de pandillas no solo incrementa la percepción de inseguridad, sino que también se traduce en un aumento real de delitos como extorsión, robo, homicidios e incluso secuestros, una modalidad que rara vez se reportaba en estas provincias.
Durante el año 2024, Herrera cerró con cuatro homicidios y Los Santos con seis. Aunque en comparación con regiones como San Miguelito o Colón estas cifras pueden parecer bajas, resultan alarmantes para una zona en la que los crímenes violentos eran casi inexistentes.
Con información de Hellen Concepción