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Los aparecidos tras la invasión: la historia de Boris Gilkes Ayarza

Invasión de Estados Unidos a Panamá

Los aparecidos tras la invasión: La historia de Boris Gilkes Ayarza / Fabio Alonso Caballero
Saydie M. González - Periodista Multimedios
20 de diciembre 2023 - 10:02

Ciudad de Panamá, Panamá/De ser un joven residente del corregimiento de El Chorrillo con un gran corazón que siempre ayudaba a sus vecinos, pasó a formar parte de la estadística como una de las víctimas mortales que dejó la invasión militar de Estados Unidos a Panamá en diciembre de 1989.

Se trata de la historia de Boris Ariel Gilkes Ayarza, quien de manera sorpresiva tenía una lápida con su nombre en el Jardín de Paz, pese a que aún se encuentra con vida. De acuerdo con Rolando Murgas, presidente de la Comisión 20 de diciembre, por alguna razón lo dieron por muerto. Motivo por el cual, apareció en una lista preliminar que organizaciones de derechos humanos habían confeccionado. Dentro del expediente del caso, se relata que, cuando las bombas caían sobre El Chorrillo, este hombre ayudó a rescatar familiares y amigos.

Incluso, esta persona, que contaba con 17 años en 1989, habría ingresado al Hospital Santo Tomás con una herida de bala en el tobillo. Sin embargo, desde ese momento, su paradero se volvió incierto, llegándose incluso a creer que había fallecido.

Este descubrimiento se dio a conocer después de que el Ministerio Público llevase a cabo una investigación de campo que incluía la exhumación de los restos identificados en la lápida con el nombre de Gilkes Boris Ayarza, nacido el 23 de abril de 1971 y fallecido el 26 de diciembre de 1989. La pesquisa reveló que el señor Boris no habría fallecido calcinado en su residencia familiar ubicada en la calle 27 oeste de El Chorrillo, cuyo edificio fue destruido durante la invasión, según documentos oficiales de la época.

"Las secuelas emocionales y psicológicas que sufrió un joven de 17 años, producto de la invasión, al ser atacada su vivienda e incendiada (...) Ver la cantidad de muertos que había en el Santo Tomás (...) Ayudar con los heridos. Si nos ponemos en su lugar, vemos que es una situación extrema", dijo José Luis Sosa, secretario de la Comisión 20 de diciembre.

Según la Comisión 20 de Diciembre, la prueba de vida es que ha renovado su cédula de identidad en reiteradas ocasiones. Hace tres meses, la Procuraduría General de la Nación (PGN)a través de la Sección de Descarga, logró la prueba de vida y declaración jurada de Gilkes Ayarza, quien en la actualidad reside en Tocumen. Con el fin de corroborar sin lugar a duda que se referían a la misma persona, se entrevistaron a cuatro vecinos y a dos familias, y, además, se recopiló evidencia científica. TVN Noticias emprendió en su búsqueda para conocer su historia, localizándolo en Santa Eduviges en el corregimiento de Tocumen. En la actualidad, Gilkes Ayarza tiene 52 años.

"Recuerdo que el primer bombazo fue en mi casa (...) Una bala grande. Me acuerdo de que el primer bombazo fue en el límite. En mi casa (...) La partió en dos. Ya yo había sacado a todas las personas de la vecindad e iba para la otra casa a avisarle a los demás, pero no pude. Un impacto de bala me cayó a mí. Ellos pensaban que yo estaba muerto, pero yo no estoy muerto (...) Mira dónde yo estoy", relató Gilkes Ayarza rememorando aquel fatídico 20 de diciembre de 1989.

Recuerdan la invasión de EEUU a Panamá
Recuerdan la invasión de EEUU a Panamá

Gilkes Ayarza expresó desconocer que en el cementerio se encontraba una lápida con su nombre. En los últimos años, ha vivido en las calles. Narró que el impacto de la invasión no se borra de su memoria, como tampoco olvida a la mujer más importante de su vida: Su madre. A la cual cuidó hasta el último día de su vida, previo a su fallecimiento en 2015.

"¿Cómo no voy a extrañarla? Si esa es la que me hace falta ahora mismo. ¿Qué yo le diría a mi mamá? Que la quiero mucho (...) Que me perdone por todos mis errores en esta vida. Porque yo no soy perfecto", manifestó Gilkes Ayarza.

La vida de este héroe, que ha quedado en el anonimato y hasta siete pies bajo tierra, pudo ser distinta. Sin embargo, las heridas de la invasión tuvieron y tienen sus consecuencias. Boris Gilkes Ayarza salvó vidas, ahora, es momento de salvar la suya.

Con información de Fabio Alonso Caballero

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