La Gran Mentira
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El acuerdo de cese al fuego entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) es el punto más importante de la negociación y crea un ambiente distinto para este país suramericano, tal como indicó este jueves 23 de junio, el excanciller de Panamá Jorge Eduardo Ritter.
Este miércoles se anunció al mundo el histórico acuerdo que abre la puerta al pacto final de paz que termine con más de medio siglo de conflicto armado.
En un comunicado conjunto, el gobierno colombiano anunció lo siguiente:
"Las delegaciones del Gobierno Nacional y de las FARC–EP informamos a la opinión pública que hemos llegado con éxito al Acuerdo para el Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo; la Dejación de las armas; las garantías de seguridad y la lucha contra las organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra defensores de Derechos Humanos, movimientos sociales o movimientos políticos, incluyendo las organizaciones criminales que hayan sido denominadas como sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo, y la persecución de las conductas criminales que amenacen la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz".
Según Ritter, hace cuatro años (2012) el Gobierno colombiano y las FARC establecieron la agenda de la negociación con seis puntos.
Con el acuerdo del cese al fuego únicamente faltaría la refrendación de esta negociación que llevará a Colombia a la paz.
Lo fundamental es que habrá un cese de fuego bilateral”, Eduardo Ritter
Ahora toca reincorporarse a la vida civil (los que no tienen procesos pendientes) y la entrega de armas a la Organización de Naciones Unidas (ONU).
De acuerdo con Ritter, en Colombia hay un gran número de personas que no están conformes con este acuerdo, por lo que el mismo tendrá que ser sometido a referéndum.
Las FARC también se comprometieron a combatir las actividades ilícitas.
En cuanto a Panamá, Ritter dijo que se tendrá el alivio en la relación con Colombia, porque siempre había recriminación por parte del país suramericano de que "Panamá tenía tolerancia hacia las FARC y servía de refugio para estos grupos".