Papa Francisco: La broma, el vino, y el legado que dejó en una sacristana panameña que nunca olvidará

Yadira Jiménez es una mujer que lleva más de 20 años sirviendo en la sacristía de Panamá. En 2016, tuvo la oportunidad de conocer al papa Francisco durante una visita a Roma, a la que asistirían laicos para entregar la memoria de la Iglesia panameña. Ella también fue invitada.

Recuerda que era la última en la fila para saludarlo. A diferencia de los demás, no llevaba un presente para el papa, lo que le generaba cierta preocupación. Al acercarse, lo único que atinó a decir fue: “Yo soy sacristana, Santo Padre”.

Jiménez relató que, al escucharla, el Pontífice se le acercó y le preguntó: “¿Tú sabes lo que hacen los sacristanes en la sacristía?”. A pesar de sus 20 años de servicio, respondió: “No”. Entonces, Francisco contestó: “Tomarse el vino”, rompiendo el hielo y provocando risas entre ambos.

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Ese es el recuerdo más vivo que tengo. Siento que fue ahí donde él se identificó conmigo, ahí surgió su jocosidad. Yo iba saliendo riéndome y él también”, expresó Jiménez.

Continuó destacando la importancia que el papa Francisco le dio a la figura de la mujer dentro de la Iglesia, un legado que, según ella, buscó fortalecer y reivindicar, reconociendo el papel vital que siempre han desempeñado en la vida eclesial.

Contó que, desde 2016, ya se hablaba de la posibilidad de que Panamá fuera sede de la Jornada Mundial de la Juventud. Cuando finalmente se confirmó la decisión, apenas un año antes del evento, muchos se preguntaban cómo podría un país tan pequeño acoger a tanta gente. Aun así, comenzaron los preparativos.

Jiménez fue designada como la responsable de todo lo relacionado con el Santo Padre: sus ornamentos y demás detalles litúrgicos. La responsabilidad fue tal que no pudo dormir esa noche. Recordó que el padre Rómulo le pidió que todo lo que usara el papa Francisco fuera hecho por manos artesanas panameñas, una experiencia que la conectó profundamente con nuestra cultura.

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“Pudimos lograr que se hicieran unos ornamentos hermosos que le dieron la vuelta al mundo”, expresó con orgullo.

A pesar de estar a cargo de todos estos detalles, Jiménez no tuvo un encuentro cercano con el Papa durante los días de la JMJ. Sin embargo, al finalizar el evento, fue llevada ante él.

Se me quedó mirando y me dijo: ‘Muchas gracias, muchas gracias’. Con qué humildad, con qué cercanía… esa que siempre tuvo el Santo Padre”, rememoró.

Para Jiménez, Francisco será recordado como un papa profundamente humano, cercano y comprometido con los pobres.

La opción de él siempre fue estar con el descartado, con el pobre. Esa parte humana debemos mantenerla presente. Honestamente, no creo que hayamos tenido un papa como él”, concluyó.