Recomponer la institucionalidad, el mayor reto de Varela
Juan Carlos Varela ganó la Presidencia en el pasado torneo electoral del 4 de mayo con el 39% de los votos, pero ese triunfo no fue igual para la Asamblea Nacional (AN), pues de 71 diputados que componen el Pleno, solo 13 candidatos de su alianza lograron una curul. Una mayor representación le servía de garantía para aprobar los proyectos de ley que impulse su gobierno.
Ricardo Martinelli, como líder de Cambio Democrático (CD), se perfila como el más inquisidor de sus adversarios, incluso, los proyectos de ley enviados a la Asamblea Nacional, en sesiones extraordinarias, son mencionados de una forma en particular.
El diputado Adolfo Valderrama señaló que en el nuevo periodo de la Asamblea quitarán “todas las minas que ha dejado el presidente Martinelli en una Asamblea con normas, que a todas luces, lo que busca es defensa personal tanto económica como a nivel político”.
El constitucionalista Miguel Antonio Bernal coincide en el uso del término. Asegura que los retos son muchos, pues la administración anterior deja “un camino minado, pero podemos pensar que está acostumbrado a pasar por esos caminos minados porque quien se los deja fue su Presidente, del cual él fue su Vicepresidente por dos años y medio”.
Panameñistas necesitarán votos PRD
Además de tener a CD con 30 diputados en la AN, el panorama se complica más porque el gobierno de Juan Carlos Varela necesitaría los votos del Partido Revolucionario Democrático (PRD) para aprobar proyectos y nombramientos a cargos importantes, como el nuevo Contralor, Procurador(a) de la Nación y Magistrado del Tribunal Electoral (TE), así como revertir cargos cuya designación el presidente Martinelli hizo a última hora, excediendo a su propio periodo de gobierno.
“Por supuesto que tendremos que hablar los 38 diputados y la independiente Ana Matilde Gómez para que nos dé el aval y su opinión… eso dice que hay que tener 36 votos para lograr estos nombramientos y que empiecen a regir para 2015. Tocará hablar con el PRD para llegar a acuerdos importantes para fortalecer la democracia”, dijo Valderrama.
Milton Henríquez, como nuevo ministro de Gobierno, aclara que las conversaciones por un pacto de gobernabilidad con el PRD, no son a cambio de una cuota de participación dentro del gobierno de Varela.
“Estamos en proceso de conversación, pero lo natural es que si el PRD no recibió mandato de poder Ejecutivo, su poder político, que lo tiene en la AN y los gobiernos locales con alcaldes y representantes, se ejerza en el nivel de su mandato. No pretendemos que el PRD que le dé un cheque en blanco a Varela, simplemente que comprendiendo la ecuación de fuerzas en la AN aporte los votos necesarios para las decisiones trascendentales que reflejan la gobernabilidad”, argumentó Henríquez.
Saint Malo defenderá su independencia
La vicepresidenta Isabel Saint Malo está segura de que tendrán el apoyo que buscan. La prueba de fuego también se extiende para Saint Malo, no sólo por ser la primera mujer que ocupa ese cargo, sino porque empeña su palabra de que hará la diferencia por su independencia política.
Asegura que de darse cuenta de que algo no anda bien “lo voy a luchar hasta el cansancio, en todos los frentes necesarios”.
Cambios en la Asamblea
La transparencia y la lucha contra la corrupción se suman a los desafíos del nuevo gobierno, incluyendo a la Asamblea, donde Valderrama, de la bancada panameñista, asegura que Varela hará cambios en esa institución.
“El Presidente ha sido categórico en decir que la Asamblea tendrá que reducir su presupuesto sustancialmente para (el programa) $120 a los 65, eliminar los contratos, quitar las partidas”, dijo. Añadió que temas como la descentralización, la reforma electoral y la constituyente son muy importantes.
La Constituyente
Henríquez explicó que no se trata de una reforma constitucional, sino la convocatoria a una Asamblea Constituyente Paralela, una Asamblea que tendrá 60 diputados, según el artículo 314 de la Constitución. Los integrantes de esa Asamblea serán electos por votación popular y la elección será reglamentada por el TE.
Pero Bernal planta una preocupación. “No podemos menos que preocuparnos cuando vemos que a pesar de haber firmado un documento en el cual se comprometen a convocar una Asamblea Constituyente, ya han empezado a ponerle apellido, han empezado a decir que tiene que ser paralela”.
Miguel Antonio Bernal lleva 4 décadas advirtiendo que la Constitución Nacional no aguanta un parche más, por eso aboga por una Asamblea Constituyente, que es un proceso en que primero se hace una ley de convocatoria, dirigida a todos los ciudadanos nacionales y provinciales que quieran participar del proceso. Quienes resulten electos se acogerían a 3 meses de licencia con sueldo, porque en ese caso no hay remuneración.
“Mucha gente sale a asustar porque un proceso constituyente paralizará la economía”, advierte Bernal, al tiempo que asegura que “no hay un solo país del mundo entero -que han hecho constituyentes desde que cayó el muro de Berlín-, que haya conocido ningún tipo de retroceso ni atraso por hacer una constituyente, al contrario”.
El constitucionalista señala que el hecho de que en el nuevo gobierno se hable de constituyente paralela es evadir responsabilidad, porque según dice, se presta para que los partidos políticos contaminen el proceso, que advierte, debe ser tarea de los ciudadanos en particular. “Separando el grano de la paja… no vamos a poner a hacer una constituyente a los que han estado lucrando y robando, que tienen los recursos para adueñarse de la Asamblea Constituyente”, acotó.
Milton Henríquez explicó que es el pueblo que escoge y no es el Presidente, a un grupo de redactores. Indicó que “podemos en el proceso acordar las distintas fuerzas políticas y sociales un texto borrador que ofrecer a la asamblea, pero no está obligada a utilizarlo como referencia”.
En los últimos 24 años, la democracia panameña, lejos de consolidarse con instituciones cada vez más sólidas, se debilita por el excesivo presidencialismo, la falta de separación de los poderes del Estado, la corrupción generalizada, el clientelismo y la crisis cada vez más profunda en el sistema de justicia. Con todos estos elementos a su alrededor, inicia el periodo presidencial de Juan Carlos Varela.
No enfrentar estos retos podría conducir al colapso del sistema democrático y a una crisis de proporciones impredecibles. Por eso, recomponer la institucionalidad será, posiblemente, el mayor de los desafíos del quinquenio que empieza.