'Realidad digital en Panamá es tan democrática como avasalladora'

¿Cómo los ciudadanos se forman opiniones de su entorno? ¿Cómo influyen las redes sociales en esta construcción?

Expertos han determinado este domingo, en el programa Radar, que si bien los medios tradicionales –y sobre todo la televisión- siguen siendo predominantes a la hora de comunicar, la penetración de las redes sociales en Panamá está revirtiendo esta tendencia.

El experto en neuromarketing Alejandro Fernández, de la firma Focus Branding, ha asegurado que en Panamá hay 1.8 millones de cuentas de Facebook, lo que acapara la mayor parte de la población activa del país. “Somos el quinto país per cápita con mayor penetración de redes sociales”, asegura, además.

Joel Llamas, de la compañía Pop Corn Labs, que analiza el uso de redes sociales, sostiene que ya por costumbre “la gente está en el celular, no tiene tiempo de prender un televisor porque ya no es parte de su cultura”. “El teléfono –explica- es una extensión del cuerpo”.

Sin embargo, ese uso afanado de las redes también expone a la sociedad a turbulencias.

El panel de invitados -integrado por Fernández, Llamas, Eduardo Quirós (Grupo Editorial El Siglo-La Estrella), Ramón Ricardo Arias (Transparencia Internacional) y Manuel Domínguez (secretario de Comunicación del Estado)- recordó, por ejemplo, cómo las redes hicieron del jocoso caso Reynaldo la discusión más importante en el país, o como la radicalización frente al proyecto de Ley 61 opacó debates trascendentes, como el reciente discurso presidencial en la Asamblea.

“Luego de eso vino una huelga de docentes que nos demostró que hay un debate de fondo más importante”, dice Eduardo Quirós, para quien, entonces, en la vorágine de la internet los medios tradicionales están llamados a “orientar hacia discusiones más interesantes”.

Alejandro Fernández también coincide en ello. “Estamos en un mundo donde la credibilidad es profundamente variable. Un chisme puede ser más popular que una noticia en serio”, dice.

¿Es banal el debate en redes sociales?

Quirós explica que si bien las redes “democratizan” el flujo de información, hay otras tres condiciones que la limitan: el anonimato de quienes publican, “la capacidad de bloquear a quienes no piensan como uno, lo que no sólo no nos hace democráticos sino radicales”, y el margen de manipulación mediática.

“Entonces los medios de comunicación deben validar y volver a validar, y ese es el reto”, dice.

Desde esa óptica, Ramón Ricardo Arias sostiene que en las redes se genera un compás en el que “las mentiras son permitidas”, se paga por campañas para “afectar y dirigir la opinión pública”, y se levantan empresas dedicadas a controlar lo que perdura en la Internet.

“No debemos caer en la trampa de pensar que la realidad de las redes sociales es la del país”, insiste el secretario Domínguez.

El Gobierno dice haber establecido que “muchas veces” el país no “responde a la interacción” de las redes. Es decir, que lo que hace tendencia en el teléfono no siempre –deja ver Domínguez- es lo que se piensa en la calle.

“Pero ninguna realidad anula a la otra”, insiste el asesor presidencial.

La realidad en redes hoy se extiende a lo efímero de Instagram Live y Snapchat, se afinca en Twitter y Facebook y toma fuerza en la era de los youtubers.

“Entonces, ¿cuál es la información del debate de hoy que va a ser relevante (mañana)? ¿Cuál, si no es la que transmiten los medios tradicionales?”, se inquiere el analista Jorge Eduardo Ritter.

La pregunta es un viaje de muchas rutas a la misma respuesta: nadie sabe.

La clave está, dice Fernández, en que la gente sea educada para saber cómo usar y potenciar la información que recibe, y evitar así la “radicalización”.

Ramón Ricardo Arias agrega que aun con la radicalización no debe haber censura.

“La realidad digital está allí, es avasalladora, y tiene una velocidad muy distinta a la que estamos acostumbrando. Hay quienes dicen que el mundo del futuro es social. Al final lo que se va a mantener es lo que le sea útil y ayude a los ciudadanos a ser mejores”, se esperanza Quirós.