Rigondeaux sigue siendo héroe en Cuba
Para los cubanos es un boxeador muy apreciado
No hace falta preguntar mucho para darse cuenta del respeto y el cariño que siente la afición boxística cubana por una de sus más grandes estrellas en el mundo del pugilismo. Aunque no esté ya en la Isla, aquí todos quieren a Guillermo Rigondeaux Ortiz, su 'Chacal'.
Considerado entre los mejores libra por libra, además de ser el mejor súper gallo de la actualidad con dos títulos en su poder, el de Santiago de Cuba, dos veces campeón olímpico y dos veces campeón mundial a nivel profesional, es el favorito de su gente, que reconoce a otros peleadores profesionales como Erislandy Lara y Yuriorkis Gamboa en la elite, mas no en el mismo sitio que hoy colocan a Rigondeaux.
"Es un animal", es la respuesta más común cuando se pregunta sobre Rigondeaux, y no lo dicen de manera ofensiva, sino como un cumplido para aquel que hace ver todo fácil en el ring. "Es un asesino", comentan otros pocos sobre el talento que tiene el 'Chacal' para boxear. Si bien ya era un boxeador querido tras conquistar dos medallas olímpicas en Sidney 2000 y Atenas 2004, lo que ha pasado luego de su deserción ha sobrepasado cualquier expectativa, y es que a los fanáticos al boxeo en Cuba no sólo les da gusto que triunfe, sino que hacen hasta lo imposible por seguirlo.
"Aquí es él quien manda", comentó Rolando, uno de los tantos empleados de los paladares, restaurantes cubanos, en las calles de Obispo y Mercaderes en la Habana vieja. "Ese hace ver las cosas fáciles, nació para eso, tiene un talento espectacular", añadió el camarero.
'Rigo' dejó Cuba en 2009, casi año y medio después de haber abandonado la concentración del equipo cubano en los Juegos Panamericanos de Río 2007 y ser encontrado días después de no haberse presentado a su combate. El precio que pagó fue no ir a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, donde pudo haber igualado a dos de las más grandes leyendas del boxeo cubano, Teófilo Stevenson y Félix Savón, tres veces monarcas olímpicos.
"Aquí la gente hace hasta lo imposible por verlos, hay quienes buscan ver la pelea por internet, hay quienes tienen alguna antena por ahí que jala la señal, otros que tienen la señal, graban la pelea en un disco y a las dos horas eso ya se está vendiendo en la calle, pero aquí nadie se queda sin verlo", expresó Nelson, uno de los asistentes en uno de los hoteles de más reconocimiento en La Habana, el Nacional.
En ese mismo Hotel Nacional (que cuesta por noche cerca de 175 pesos cubanos convertibles, unos 160 dólares o unos 2,400 pesos mexicanos), donde se rinde homenaje a todos aquellos famosos que alguna vez lo visitaron, como Nat King Cole, Muhammad Ali, Rocky Marciano, María Félix e infinidad de personalidades del deporte, la política y el espectáculo, el mismo Nelson asegura que ahora mismo que el sueño de muchos seguidores del pugilismo sería un sueño ver a Rigo pelear en su natal Cuba.
"No sabemos si eso sea posible, yo me imagino que no porque si es así ya se hubiera hecho, pero si así fuera, llenaría cualquier inmueble en el que puedan montar una función porque si a alguien quiere el seguidor del boxeo cubano es a él", agregó Nelson.
Se sabe que hace algunos meses la compañía Caribe Promotion, que dirige la carrera de Rigondeaux, de 34 años y récord de 15-0 con 10 nocauts, tocó base para saber de la posibilidad de saber si 'Rigo' podría pelear en casa para hacer una presentación especial; sin embargo, no hubo respuesta, ni afirmativa ni negativa, sólo quedó en el intento.
Lo cierto es que han pasado ya seis años de que Rigondeaux dejó la Isla para poner el mundo boxístico a sus pies, aunque eso que celebran sus paisanos, sea para muchos algo que ha alejado a empresas como Top Rank y HBO a repeler sus combates.
"No lo entendemos, de qué se trata esto, es boxeo, no una guerra en el ring, en el boxeo gana quien pega y no se deja pegar, además ha habido peleadores que le han dado sus 'piñazos' (golpes) y él sigue ganando, por eso le decimos que es un animal", apuntó Néstor, un taxista padre de dos hijos karatecas, que reconoce en Rigondeaux, a un atleta de elite que cualquier país quisiera tener.