Concacaf huele a azufre
Estamos con cara de tontos. Escribo estas líneas y sólo sé que nuestro equipo jugó como grandes guerreros.
Está crónica es de la vergüenza. Del robo a nuestro país, a un arbitraje insípido que representa los peores tiempos del fútbol. Lo dijo Maradona: la pelota no se mancha. Aquí en Concacaf hace rato que la ensangrentaron con el verde del dólar.
Estamos con cara de tontos. Escribo estas líneas y sólo sé que nuestro equipo jugó como grandes guerreros. Murieron como los 300, esos espartanos del honor. Los héroes mueren de pie. Los panameños estamos orgullosos de la Sele.
Grande Román por ese gol, por ese espíritu guerrero, por ser nuestro capitán. Estamos muy golpeados. Nuestro corazón está roto. Desanimados por completo. Esto no se le hace al fútbol. Estamos dañando al deporte más hermoso del mundo.
Esa imagen dantesca de Blatter entre billetes voladores lo dice todo. Los dirigentes de Concacaf detenidos en Suiza y el FBI en la FIFA destruyen esta ilusión alegre de los goles de Tejada, de Messi y de quien sea en el mundo.
Claro, ante la eliminación, ante esta rabia, esta impotencia, estamos avergonzados. Si en el fútbol quedaba algo de decencia, Guardado debía tirarla afuera. Pero esto está dañado.
¿Alguien vendrá a ayudarnos? ¿El fútbol se merece esto?
Estoy triste. Estas palabras llevan indignación, sueños rotos, robados y destruidos por un grupo de pantalones largos que solo saben romper la ilusión de los de pantalones cortos…. Aquí, huele a azufre, punto y pelota.