Recordando a un mecenas del fútbol, Dr. Adalberto Agámez

Recordando a un mecenas del fútbol, Dr. Adalberto Agámez
Recordando a un mecenas del fútbol, Dr. Adalberto Agámez
somoslaselestaff
21 de marzo 2014 - 14:37

Por: Eduardo Moreno

Era un presidente a tiempo completo…Auxiliar técnico ante todo, junto a su amigo de treinta años, el profesor Reinaldo McLean…Aguatero, profesor, masajista, kinesiólogo, confidente de sus futbolistas, preocupado para que el hombre de bien prevaleciera sobre el futbolista…

Vamos a extrañar al Dr. Adalberto Agámez. Era un mecenas, en el más amplio sentido de la palabra… Vivía para el fútbol, y tenía un ojo clínico para elegir a sus pupilos…

Quién no recuerda a sus muchachos, en aquellas memorables jornadas del club Pan de Azúcar de los años’90 y más: el “Morocho” Franklin Delgado; Raúl Puertas; Oriel Radamés Avila; Osvaldo Solanilla; Eladio Quintero; Ferdín Sánchez; Reynaldo Thomas; Esaú Young; Erick “Tavo” Martínez; los muchachos Dasent: Kadir Valentino, Winston Louis, y Rafael Delano……

Cuando las primeras manifestaciones de apoyo a los futbolistas, llegaron, con murgas, mascotas y también con muchachas que contagiaban de alegría y de canciones, al público que acompañaba a los “azucareros”, la oncena albiazul tuvo a las hermanas y primas de los dirigentes, encabezados por el Dr. Agámez, como debía ser. Es que la de Pan de Azúcar, era una verdadera familia.

El 17 de enero de 1993, llegó a anotarse con el cuarto puesto en la desaparecida ANAPROF, su lugar más alto, con un joven portero veragüense Donaldo González en su alineación. Ese mismo cuarto lugar, lo ocupó el Pan de Azúcar, el 13 de enero de 1996.

En mis obligadas visitas a la Caja de Seguro Social, me encontraba con el Dr. Adalberto Agámez, y recordaba con nostalgia, que el club seguiría porque era “su propia vida”, pero que desde descendieron a Segunda ya no habían podido retornar.

El Dr. Adalberto Agámez, ya no está entre nosotros. Aquel “presidente a tiempo completo”, aquel confidente de sus futbolistas, preocupado para que el hombre de bien prevaleciera sobre el futbolista, ya no está…

Pero estará en nosotros, memoriosos del ayer, rogando que el fútbol siga dando hombres íntegros, de bondad insobornable, como el Dr. Adalberto Agámez. (EMT).

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