Un científico que escribe relatos o un cuentista que es investigador

Carlos Roberto Calderón del Cid es un científico que escribe cuentos o un académico que crea relatos. Este guatemalteco, de 31 años, ganó el XI Premio Centroamericano de Cuento Carátula 2023 con la historia Parranda perpetua.

Carlos Roberto Calderón del Cid nació en Guatemala en febrero de 1992. Combina las ciencias ambientales con las historias de ficción. Cortesía
Carlos Roberto Calderón del Cid nació en Guatemala en febrero de 1992. Combina las ciencias ambientales con las historias de ficción. Cortesía / Cortesía

A Carlos Roberto Calderón del Cid siempre le ha gustado la naturaleza. Nació en febrero de 1992 en un sitio perfecto para los amantes del medio ambiente de la región: Guatemala, un país centroamericano rodeado de bosques y planicies. Por lo que fue normal que se graduara de ingeniero ambiental.

La formación profesional llevó a que dejara los volcanes y las mesetas de su patria y los reemplazara por las playas, los acantilados y los manglares del sur del continente americano.

Es que logró una beca para hacer un doctorado en Ecología en la Universidad Federal de Bahía (Brasil), aunque lo que quería de verdad era dedicarse al monitoreo biológico, ya que soñaba con colaborar a devolverle la salud a los ríos contaminados que hay en algunas áreas limítrofes entre Guatemala y México.

Aunque al inicio le costó un poco agarrarle la onda a la nueva especialidad que desarrollaba en Salvador de Bahía, sí se enamoró rápido de su condición de académico. Ahora le gusta tanto lo de ser científico que se ha inclinado por ampliar sus conocimientos en torno a la macro ecología y la macro evolución. O sea, es todo un teórico que estudia, por ejemplo, cómo la extinción es afectada por la edad evolutiva del planeta.

Carlos Roberto Calderón del Cid cursó la carrera de ingeniería ambiental en la Universidad de San Carlos de Guatemala y luego hizo una especialización en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (México)
Carlos Roberto Calderón del Cid cursó la carrera de ingeniería ambiental en la Universidad de San Carlos de Guatemala y luego hizo una especialización en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (México) / Cortesía

Un cuadro de un famoso artista argentino

Es obvio que ocurra en Salvador de Bahía el relato Parranda perpetua, que le permitió a Carlos Roberto Calderón del Cid ganar el XI Premio Centroamericano de Cuento Carátula, convocado por la revista cultural homónima y la Fundación Centroamérica Cuenta.

Parranda perpetua, presentado bajo el seudónimo de Guaxinim, es sobre dos amigos, un cubano y un guatemalteco, que planean robarse un hermoso y enigmático cuadro del argentino Carybé (su verdadero nombre era Héctor Páride Bernabó), un artista muy famoso en Salvador de Bahía, ciudad donde murió en octubre de 1997.

El guatemalteco de la historia mantuvo una relación con una brasileña, quien a su vez tenía una amiga que tenía la pintura en cuestión. Por lo que mandó al cubano a enamorar, en un bar, a la dueña de la obra de arte como parte de una venganza que deseaba llevar a cabo. Así comienza el plan para llevar a cabo el robo.

El cuadro de Carybé existe de verdad y al cuentista siempre le gustó soñar que tenía colgado en su casa la obra “Visitação de Exú à rua do Açouguinho”. Ya que no la podía tener en la vida real, se inventó Parranda perpetua para adquirirlo desde la ficción.

Al principio, el argumento de Parranda perpetua se le perdía en los vericuetos de su imaginación y siempre buscaba darle el curso adecuado a la trama. Lo que seguía intacto era su obsesión con ese cuadro que presenta a mujeres desnudas que huyen de un edificio sin razón aparente.

Le encanta la estética de Carybé, ya que fue capaz de retratar con fidelidad la atmósfera, el ritmo y el sabor de Salvador de Bahía, donde reside el cuentista de 31 años, y a quien le parece interesante que uno de los principales creadores plásticos de esta ciudad brasileña sea un extranjero como el propio narrador.

El jurado que galardonó a Carlos Roberto Calderón del Cid con el Premio Centroamericano de Cuento Carátula fueron los escritores Sergio Ramírez (Nicaragua), Claudia Piñeiro (Argentina), Emiliano Monge (México) y Daniel Centeno Maldonado (Venezuela)
El jurado que galardonó a Carlos Roberto Calderón del Cid con el Premio Centroamericano de Cuento Carátula fueron los escritores Sergio Ramírez (Nicaragua), Claudia Piñeiro (Argentina), Emiliano Monge (México) y Daniel Centeno Maldonado (Venezuela) / Cortesía

De animales carismáticos

El amor de Carlos Roberto Calderón del Cid por la lectura se lo debe a su madre, de quien heredó varios números de la revista Fabulandia.

“En la portada, su reverso y la contraportada había una descripción de las características biológicas de un animal carismático; el contenido en sí, es decir, las páginas restantes, eran cuentos populares o folklóricos de diferentes culturas”, rememora este autor que fue uno de los invitados de Centroamérica Cuenta, un festival literario que ocurrió este año en República Dominicana y que en mayo de 2024 ocurrirá en Panamá.

De paso, en las páginas se Fabulandia comenzó su romance con los relatos. “Me gustaban en particular los cuentos chinos y rusos. Sin embargo, no sé por qué. Tendría que releerlos y recuperar sensaciones”. 

Inició en la faena de construir cuentos a los 16 años. “Creo que estaba muy influenciado por la prosa de Augusto Monterroso (cuentista guatemalteco) y su filosofía de lo breve. En aquella época no fue un ejercicio consistente, quizás era simplemente lo que conseguía escribir. Luego, cuando tenía 21 años, descubrí las crónicas de Antonio Lobo Antunes (narrador portugués) y me sorprendí por la intensidad y la multiplicidad en menos de una página. Ahí decidí que quería dedicarme al relato breve con más entrega”.

Tiempos

Pensar el cuento Parranda perpetua le tomó año y medio. Cuando Carlos Roberto Calderón del Cid se sentó a escribirlo lo acabó en 7 semanas.

Desde hacía rato le atraía la idea de probar suerte en el Premio Centroamericano de Cuento Carátula. Entre los 26 años y hasta cumplir ahora los 31 años mandó relatos a distintas versiones de este importante certamen y nada pasaba hasta cuando el triunfo le sonrió en el 2023.

El jurado en esta ocasión estuvo integrado por el escritor y Premio Cervantes 2017 Sergio Ramírez (Nicaragua), la novelista y dramaturga Claudia Piñeiro (Argentina), el narrador y docente Emiliano Monge (México) y el escritor Daniel Centeno Maldonado (Venezuela), director de la revista Carátula, con voz, pero sin voto.

De acuerdo con el acta del jurado calificador, el texto de Parranda perpetua sobresale porque fue “escrito con una prosa certera y eficaz, en posesión de un ritmo narrativo propio y mediante una voz que no rehúye asomarse sobre los límites de lo políticamente correcto. Parranda perpetua hace estallar frente al lector la venganza que un hombre trama contra su expareja —quien lo ha abandonado por motivos que sólo él pareciera no comprender— y contra la mejor amiga de ella, al tiempo que pinta un escenario de precariedades múltiples: afectivas, emocionales, económicas y sociales”.

Parranda perpetua venció al resto de los 120 textos recibidos por el comité organizador de este certamen pensado para autores centroamericanos menores de 35 años. Luego el cuento pasó a estar entre los nueve finalistas hasta que se alzó como campeón.

Carlos Roberto recibió su distinción durante la edición X del festival literario Centroamérica Cuenta, que se celebró el pasado mayo en las ciudades de Santiago y Santo Domingo, en República Dominicana.

Un premio anterior

Carlos Roberto Calderón del Cid escribe y sus textos se quedan cobijados un buen rato en su computadora. Porque no tiene muchos amigos escritores como para darles sus cuentos a leer en cuanto los termina y le den una sincera opinión crítica.

En Guatemala, en el 2016, ya conoció el placer de ser distinguido al ganar el Premio BAM de Cuento (organizado por el Banco Agromercantil) con el libro Un bolero lleva tu nombre. A partir de allí sintió los ánimos para seguir adelante enrumbándose hacia otras pruebas mayores.

“El certamen BAM lo hacían anualmente, alternando un año novela y el siguiente cuento. Sin embargo, creo que ya no lo convocan más; una pena. No era un solo cuento, se participaba con un libro de cuentos y el título del mío es ‘Un bolero lleva tu nombre’. Ahora, después de siete años, el título me abochorna un poco por cursi. Pero bueno, son etapas”, recuerda quien hoy día trabaja como técnico en el Jardín Botánico de Rio de Janeiro. 

Panamá

Regresar a Guatemala no lo ve como una opción inmediata, aunque sí le llama la atención residir en un país cercano al suyo. Por lo que le gustaría aplicar para seguir ganando experiencias en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (en Panamá) y conocer la famosa Isla Barro Colorado, la meca para los cientos de estudiantes y expertos que la visitan cada año.

Panamá también lo asocia con la arena cálida, los altos edificios y los misterios selváticos. También le suena nuestro territorio porque tiene una amiga que reside en la capital istmeña y le habla maravilla de nosotros.

Le encantaría conocer los parques naturales que tenemos de este lado del mapamundi, aunque lo más cerca que ha estado de visitar Panamá es cuando ha hecho escalas de unas cuantas horas en el Aeropuerto Internacional de Tocumen. Esta situación desea que cambie pronto.

 

 

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