Claudia Piñeiro, entre moscas, muertes, mujeres, machismo y literatura

La novela El tiempo de las moscas (Alfaguara), de Claudia Piñeiro, nos permite hablar con la escritora argentina sobre la novela negra, la violencia social, los derechos humanos, el feminicidio y de los insectos.

El tiempo de las moscas fue finalista tanto del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa como del Premio Dashiell Hammett de novela negra
El tiempo de las moscas fue finalista tanto del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa como del Premio Dashiell Hammett de novela negra / Cortesía/Alejandra López

Lo confieso, después de leer El tiempo de las moscas veo diferente a cierto insecto. Hasta podría admitir que me cae más o menos bien. Usted y yo le tenemos aprehensión a las moscas. ¡Quién no!, ¿verdad? Luego de llegar a la última página de esta novela de Claudia Piñeiro, le aseguro, querido lector, que habrá un cambio de percepción en su interior sobre ese animal volador.

Sí, transmiten una que otra enfermedad, pero la escritora argentina nos brinda una perspectiva novedosa. Por ejemplo, en su obra nos indica que las moscas no tienen los temibles aguijones de las avispas o las abejas, no acaban con las plantas del jardín como las hormigas, no pican como los mosquitos, ni provocan bultos en la piel como las pulgas.

¿Requiere de más datos? Claudia Piñeiro (Burzaco, Argentina, 1960) nos comparte que como el ADN de las moscas es 70% idéntico al nuestro (para que vean), más de un científico les debe su premio Nobel, ya que han sido su objeto de estudio para avanzar en el tratamiento contra la infertilidad, la diabetes o el Parkinson.

Claudia Piñeiro, nacida en el Gran Buenos Aires en 1960, es novelista, cuentista, dramaturga, guionista y articulista.
Claudia Piñeiro, nacida en el Gran Buenos Aires en 1960, es novelista, cuentista, dramaturga, guionista y articulista. / Cortesía/Ana Portnoy

¿Hay nexos entre estos animales que ayudan al reciclaje y la literatura? Uy, muchísimo. La también guionista se une a una honorable hermandad de otros colegas suyos que han escrito de manera directa o indirecta sobre el asunto: William Golding (El señor de las moscas), Elaine Vilar Madruga (La tiranía de las moscas), Hans Olav Lahlum (Moscas), Sylvia McNicoll (Venganza contra las moscas) y Jean-Paul Sartre (Las Moscas).

¿Qué tienen que ver las moscas con la novela negra, policíaca, noir o como queramos llamarle a ese género sobre muertes violentas que cometen los seres humanos? La autora nos orienta. De acuerdo a la entomología forense está comprobado que las moscas pueden ser pertinentes en la escena de un crimen, ya que ayudan a saber cuánto hace que ocurrió la muerte de una persona o cuánto tiempo pasó un cuerpo sin vida enterrado o dentro de un pozo. “Las moscas son la vida que quiere contar la muerte”, afirma.

Claudia Piñeiro ha ganado certámenes como el Sor Juana Inés de la Cruz (por Las grietas de Jara), el Clarín de Novela (por Las viudas de los jueves), el Pepe Carvalho (por el conjunto de su obra) y el Dashiell Hammett (por Catedrales)
Claudia Piñeiro ha ganado certámenes como el Sor Juana Inés de la Cruz (por Las grietas de Jara), el Clarín de Novela (por Las viudas de los jueves), el Pepe Carvalho (por el conjunto de su obra) y el Dashiell Hammett (por Catedrales) / Cortesía/Daniel Mordzinski

Un emprendimiento diferente

¿Qué vínculo hay entre estos insectos y El tiempo de las moscas? Bastante. Esta novela tiene dos personajes principales: Inés y la Manca. Ambas estuvieron en la cárcel y con 15 días de diferencia salieron de prisión luego de cumplir sus respectivas condenas.

Las dos amigas son las dueñas de MMM (nadie sabe que son las siglas de moscas, mujeres y muerte), un emprendimiento que ofrece dos servicios a sus clientas: fumigación inofensiva de plagas (sustentable y ecológica) e investigaciones detectivescas (discretas y efectivas).

¿Adivinen cuál es el animal preferido de Inés? Sí, la mosca. Conocer detrás de las rejas sobre ellas le ayudó a redefinirse de alguien débil en ser fuerte y empoderada. Ah, siempre ve una mancha en forma de mosca delante de su ojo izquierdo.

Sentarse a escribir

Hablemos con Claudia Piñeiro de otros aspectos de El tiempo de las moscas. Por ejemplo, que fue finalista del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa y del Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gijón (España). “Es un honor estar en dos concursos tan diferentes con una novela que habla de los problemas femeninos, sean asesinas o no”.

“Cuando escribo no me doy cuenta si es novela negra o no. Aunque en El tiempo de las moscas hay una muerte, un enigma y una búsqueda de la verdad. Si lo es, me encanta. Si no lo es, está bien. Yo lo único que hago es sentarme a escribir una novela”, confesó minutos antes de comenzar la primera de las dos mesas redondas donde participaría en el Centro Indotel (República Dominicana), como parte de las actividades del festival literario Centroamérica Cuenta.

Mientras que en su obra Catedrales (2020) la pregunta indispensable era saber qué le pasó a Ana (una adolescente descuartizada en Buenos Aires), en El tiempo de las moscas, donde Claudia Piñeiro retoma el personaje de Inés (ya presente en su novela Tuya del 2005), las interrogantes no están planteadas desde el pasado (¿quién mató?) sino desde el futuro (¿qué va a pasar?, ¿a quién van a matar?, ¿van a ir presas de nuevo Inés y la Manca?). Todo funciona dentro del universo noir.

Convocó a Inés de Tuya porque un amigo le había dado, hace muchos años, una idea: que cuando este personaje saliera de la cárcel descubriría que “había un mundo que cambió radicalmente sobre preceptos que tenía muy grabados a fuego. Inés era absolutamente machista, conservadora, trataba de ajustarse al rol que el patriarcado le asignaba como mujer. Cuando salió en libertad se dio cuenta de que esos preceptos habían sido modificados”.

Retrato social

Opina que la popularidad de la novela negra se debe a que retrata a los claroscuros de la sociedad y muestra cómo funcionamos o sobrevivimos desde la violencia. “Eso provoca un interés, la gente se siente contada, lo que le da un atractivo al género y le brinda nuevas lecturas”.

Pongamos por caso ¿Acaso no matan a los caballos?, de Horace McCoy. “Uno puede leer este libro hoy como una novela policíaca, pero se le asoció más con la depresión económica de los años 1930 en Estados Unidos porque esta obra, publicada en 1935, trata sobre gente que participaba hasta desfallecer en concursos de bailes para obtener dinero. McCoy denunciaba la crueldad de su sociedad”.

Preguntada sobre novelas policiacas que son de su agrado, menciona las que desarrollan sus argumentos en los bordes del género, como las que concibe el barcelonés Carlos Zanón (Yo fui Johhny Thunders) y la saga del detective Mario Conde del cubano Leonardo Padura.

También reserva palabras de elogios para autores argentinos de letras negras como Dolores Reyes (Cometierra), Guillermo Orsi (Ciudad Santa), Juan Sasturain (El último Hammett), Horacio Convertini (El último milagro), Facundo Pastor (Emboscada) y Gabriela Cabezón Cámara (La Virgen Cabeza).

Tiene la impresión de que la literatura latinoamericana siempre anda contando novelas sociales, “y al hacerlo, muestra la violencia en la que vivimos. Habrá circunstancias distintas, pero siempre hay patrones en común: somos países demasiado jóvenes, nuestras democracias no funcionan demasiado y hay exceso del poder político”.

“Los crímenes que uno ve en Estados Unidos son de una persona que compra un arma y dispara contra la gente que está en un estacionamiento. Porque es un país donde adquirir y portar un arma no es complicado. En Latinoamérica vemos otra clase de crímenes. En Argentina tenemos 30 mil desaparecidos durante la última dictadura o en Panamá con los crímenes de inmigrantes en el Darién. Latinoamérica es violenta y eso es pertinente para la novela negra”, indica.

Periodo electoral

Argentina está en período electoral. Este 22 de octubre habrá elecciones presidenciales y legislativas. “Eso nos lleva a que todo sea más mentira que antes, porque no sabes si todo lo que escuchas es verdad o si está dicho solo para la campaña política. Hay un candidato presidencial que aboga por la libre portación de armas. Si su partido gana, probablemente los crímenes que veamos en la Argentina serán otros. Es tremendo, ¿no?”.

Coincide con las escritoras Gioconda Belli e Isabel Allende en la preocupación por cómo estamos siendo dominados por los extremos ideológicos. “Hay que empezar a discutir sobre los derechos humanos que ya están otorgados, que creíamos que eran batallas ganadas y se van perdiendo cuando alguien dice: ‘la educación sexual la voy a sacar de los planes de estudio o voy a eliminar los derechos reproductivos de las mujeres’. Son discursos que nos ponen en estado de alerta porque los derechos no pueden estar en medio de los vaivenes políticos”.

Claudia Piñeiro es una de las escritoras argentinas contemporáneas más traducidas a otros idiomas
Claudia Piñeiro es una de las escritoras argentinas contemporáneas más traducidas a otros idiomas / Cortesía/Federico Paul

Los derechos que protegen a los más vulnerables son los más frágiles. “¿Por qué la mayoría desea opinar por ellos? Quién se cree alguien que diga que va a eliminar el derecho que tiene un señor de casarse con un señor. ¿A quién afecta esto? Solo a la comunidad LGTB”.

En Argentina muere de forma violenta una mujer cada 24 horas. “La violencia de género en mi país es altísima. Hay una violencia permanente contra las mujeres. Solo tienes que ver las redes sociales y los mensajes violentos contra nosotras. Más de una mujer escritora, periodista o referente en algún oficio debe salirse de las redes porque hay un ataque organizado para que se vayan. Actúan igual que los fascistas, van de a poco, de manera que vos empiezas a sentir miedo de hablar y te callas”.

Y después de tanta violencia humana, tanto la real como la de la ficción, ¿seguimos pensando que es indispensable concentrarnos en eliminar a las moscas por la salud de la humanidad?

 

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