Corazón de Madre
En vivo
Ciudad de Panamá, Panamá/Lo que antes eran pasos firmes y tambores de guerra, hoy son notas que vibran con pasión. Las bandas de música escolares han cambiado su ritmo, abriendo un espacio para la creatividad y el descubrimiento de nuevos talentos musicales en los estudiantes.
Durante décadas, las bandas musicales de las escuelas han sido el corazón de los desfiles patrios. El sonido de un redoblante, una trompeta y los pasos firmes y sincronizados marcan el inicio de una de las temporadas más esperadas del año, cuando el país entero vibra con orgullo, historia y pasión por Panamá.
A pocos días del arranque de las fiestas patrias, las bandas afinan tambores y preparan sus mejores notas.
En San Miguelito, por ejemplo, la banda del Instituto Rubiano, una de las agrupaciones más grandes del distrito, aumenta sus horas de práctica para dejarlo todo en el desfile.
Y aunque muchos piensan que estar en la banda es solo una actividad extracurricular, para ellos significa mucho más.
David Aparicio, uno de sus integrantes, dice que todo el trabajo que se realiza en la banda es para descubrir su vocación y pasión por la música al tocar distintos instrumentos.
"Queremos seguir adelante y que la banda sea más reconocida no solo en este país, sino a nivel internacional", acotó.
Ser parte de la banda no es tarea fácil. Hay que mantener buenas notas y cumplir con disciplina dentro y fuera del grupo. Allí aprenden constancia, responsabilidad y trabajo en equipo.
Lo que antes se conocía como “bandas de guerra” ha cambiado por completo.
Ahora, además de las marchas tradicionales, se escuchan piezas sinfónicas, temas típicos y hasta merengue.
Cada año incorporan nuevas tonadas que ponen a bailar al público.
De acuerdo con Moisés Córdoba, director de banda del Instituto Rubiano, en los tiempos de antes se usaban redoblantes, tambores, tenores, pero hoy en día usan bombos tonales y han evolucionado los ritmos. "Como delegación, siempre tratamos de buscar piezas o músicas populares panameñas, como la de los hermanos Samy y Sandra Sandoval".
Esta banda es una de las que visitó Estados Unidos en 2018, para participar del Desfile de Panameños en Brooklyn, Nueva York.
Y claro, verse bien también cuenta. Participar en una banda escolar también implica ciertos gastos en vestuarios. En el caso de las chicas, los precios suelen variar entre B/. 30.00 dólares por el vestido, B/. 50.00 dólares a B/. 60.00 dólares por la blusa con falda y B/. 22.00 a B/. 25.00 dólares, por el quepi o gorra tipo cristina.
Para los varones, también hay una variación de precios de acuerdo a los uniformes, por ejemplo una camisa de mangas largas y pantalón ronda entre los B/. 75.00 dólares. Todo depende de la aportación o no de los materiales a la sastrería.
Con estas transformaciones, también se abre un compás, y es que los estudiantes ponen a prueba sus habilidades y la creatividad, ya que en algunas piezas cantan y bailan, algunas chicas con su pollera, otras con la guaripola y otras con un abanico de mano.
Muchas de estas bandas escolares han evolucionado con el tiempo. Un ejemplo claro es el de la Escuela Pedro Pablo Sánchez de La Chorrera, cuya banda no solo participa en desfiles, sino que ahora ofrece conciertos y desarrolla diversas actividades musicales, que muestran su talento y crecimiento artístico.
Estas agrupaciones están cruzando fronteras, participando en festivales internacionales y dejando el nombre de nuestro país en alto.
Para Narciso Basto, director de este centro educativo, esta es una banda internacional que ha viajado a México, Colombia y Estados Unidos, pero han sido invitados a otros países, a los que no han podido viajar porque deben realizar actividades para poder financiar algunos costos de participación.
"Ojalá hubiese alguna empresa interesada en apoyar a las bandas de música, porque necesitan el apoyo, y no solo del Ministerio de Educación, sino de personas interesadas en el bienestar de la educación de los estudiantes", indicó Basto.
Más que música, estas bandas inspiran. Cada nota es una muestra de talento, disciplina y amor por Panamá, porque en cada compás suena el futuro del país. Una juventud que marcha con el corazón y toca con el alma por este pedacito de istmo llamado ¡Panamá!