Contenido Exclusivo: Niñez interrumpida
Ciudad de Panamá, Panamá/En Panamá, 9 de cada 10 de estas jóvenes tuvieron un hijo con una pareja mayor que ella, en su gran mayoría con una diferencia de edad de 5 años o más, así lo evidencia una investigación del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
Victoria Lecky actualmente tiene 19 años y atravesó por esta etapa a una edad muy temprana… “Yo terminé la escuela hasta tercer año, luego de ahí quedé embarazada, me fui de mi casa, después volví y no hacía absolutamente nada… caí en un bajón que no me paraba de la cama”.
Y es que hay varios factores que impactan la vida de una adolescente, tras recibir la noticia de un embarazo.
“El primer impacto siempre es el psicológico, porque aparece miedo, culpa y vergüenza. Luego el impacto social… ¿Qué dirán de mí que estoy en este momento? Y el otro impacto es el familiar… si me van a aceptar o echarán de casa”, señaló Melanie González, psicóloga clínica y especialista infanto-juvenil.
Las redes sociales y los juegos en línea, se han convertido en el escape de cientos de jóvenes, donde conocen a personas mayores que ellas y terminan entregándoles más que sus sentimientos.
“Yo no estaba interesada en eso, pero al tener tanto tiempo sola en casa y siempre sentirme sola, encontré a alguien que estaba conmigo… y entonces llegué a caer”,así lo recordó Victoria Lecky.
En América Latina y el Caribe, una niña se convierte en madre cada 20 segundos. En Panamá, más de 14 mil adolescentes entre los 15 y 19 años son madres. El 59% de las madres adolescentes es de etnia indígena, mientras que el 21% son afrodescendientes.
“La proporción está concentrada sobre todo en provincias como Panamá, Colón y Panamá Oeste, ahí vamos a encontrar numéricamente muchos más embarazos en adolescentes. Pero cuando analizas la tasa, tenemos regiones del país asociadas a comunidades indígenas donde la tasa específica de fecundidad adolescente (Tefa) es alta”, indicó Melanie González, psicóloga clínica y especialista infanto-juvenil.
A pesar de que el Ministerio de Educación utiliza las guías de educación sexual desde el año 2022, hay jóvenes que aseguran que en su etapa escolar nunca recibieron información adecuada para prevenir un embarazo en la adolescencia.
“En el colegio no se nos hablaba sobre el embarazo, ni las prevenciones, era algo bastante preocupante porque mis compañeras, la mayoría, estaban embarazadas y los profesores no nos orientaban”, dijo Yareishly Ábrego, de 24 años, quien vive en Colón y participa de la campaña “Hablemos claro” de Unfpa.
Mientras que Josidette Vargas, de 21 años, considera que “se necesita abrirse un poco más en estos temas con los jóvenes y niños, porque son temas que están en las canciones que se escuchan en las calles y en los temas que hablan los adultos con menores presentes”.
Lo preocupante es que pareciera que se está normalizando el embarazo en edades tempranas.
Edith Castillo, representante de Unfpa, recordó que “un embarazo no deseado o no planificado, en su mayoría, es un acto violento. y es un acto violento contra las mujeres y las niñas”. Por su parte, la psicóloga González indicó que “por la desconfianza o miedo de qué van a decir mis papássobre esto, no le preguntan. Por eso es muy importante crear conversaciones en casa acerca de estos temas”.
En medio de las dificultades que enfrentan miles de adolescentes embarazadas en Panamá, existe un espacio que abre una puerta a la esperanza. Se trata del centro Las Claras, en Felipillo, una iniciativa de Voces Vitales Panamá, que acompaña a jóvenes madres en situación de vulnerabilidad. Más que un refugio, este centro representa la posibilidad de reconstruir sueños interrumpidos y, sobre todo, el impulso para creer que aún tienen un futuro por escribir.
“La realidad del país es que las madres adolescentes abandonan los estudios; el 75% de ellas dejan de estudiar y van a ver qué hacen en el mundo. Nosotros lo que hacemos aquí es retornarlas a la educación, porque para nosotros la educación es una herramienta que puede transformar vidas y por eso aquí le damos todas esas herramientas que puedan llevarse a su vida laboral y personal, para que puedan tener esa independencia, no solo ella, sino también sus hijos”, explicó Carolina Landucci, directora ejecutiva del centro Las Claras.
La vida de una adolescente cambia drásticamente. Ahora están conscientes de que un ser humano depende de ellas y que el esfuerzo debe ser mayor, para que, a través de la educación, tenga una mejor inserción laboral.
Yo sentía que no iba a poder, pero yo misma puse de mi parte y dije: ‘Esto no puede seguir; si yo quiero terminar de estudiar y graduarme, debo poner de mi parte, levantarme temprano, seguir adelante y venir con mi bebé'”, dijo Kelineth Palacios, quien salió embarazada a los 17 años y hoy día forma parte del centro Las Claras.
El embarazo adolescente cuesta a Panamá unos mil 500 millones de dólares al año, el 2% del PIB. Las mujeres que tuvieron su primer hijo en su adolescencia ganan en promedio 57% menos que las que se convirtieron en madres en la adultez y alcanzan menores niveles educativos, lo que perpetúa la desigualdad.
Según los expertos, las jóvenes con menos recursos, son más propensas a sufrir manipulación emocional.
Lo más importante es explicar que la etapa de la adolescencia es una etapa de vulnerabilidad, el cerebro no está completamente desarrollado, es decir, los adolescentes van a estar haciendo cosas que están en riesgo y, si hubiesen tenido la ayuda, prevención o educación sexual anticipada, probablemente estas cosas no hubiesen sucedido”, dijo la psicóloga González.
Es fundamental que, a través de un trabajo en conjunto, estado, empresa privada y sociedad civil, el compromiso de abordar este problema de salud pública y social se realice con prioridad y se entreguen las herramientas necesarias, para evitar que las jóvenes puedan tomar decisiones informadas sobre su salud y su futuro.
“Por eso aquí en el centro hicimos un programa que es de prevención de embarazo adolescente y la deserción escolar, que se llama Programa de Educación Integral y Prevención, donde atendemos a más de 120 niñas para poder darles las herramientas para que no queden en cinta y que el problema del embarazo adolescente pueda mitigarse en el país”, manifestó Landucci.
La maternidad temprana agrava la situación de vulnerabilidad social de miles de menores adolescentes, las expulsa del sistema educativo, las expone a riesgos sociales, les impide el acceso a trabajos mejor remunerados y, en consecuencia, las condena, a ellas y a su descendencia, a vivir en condiciones de pobreza.
Faltan estrategias de prevención eficaces sostenidas por instituciones con recursos suficientes para salvar a miles de niñas y adolescentes de las garras de este flagelo, para que puedan alcanzar condiciones de bienestar y desarrollo pleno.
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Contenido de: Yami Rivas