Ed Gein: la oscura historia que inspiró Psicosis y La masacre de Texas, ya en Netflix

La figura de Ed Gein, conocido como el “ladrón de tumbas de Wisconsin”, regresa a la pantalla con la nueva temporada de la serie antológica Monster, creada por Ryan Murphy e Ian Brennan.

Charlie Hunnam protagoniza a Ed Gein / AFP

El estreno, disponible en Netflix desde el 3 de octubre, presenta a Charlie Hunnam en el papel de un granjero que ocultaba una de las historias criminales más perturbadoras del siglo XX.

Los crímenes de Edward Theodore Gein, nacido el 27 de agosto de 1906 en La Crosse (Wisconsin), se convirtieron en el punto de partida de clásicos del cine de terror como Psicosis, El silencio de los inocentes y La masacre de Texas. Su vida estuvo marcada por una infancia disfuncional: su padre George era alcohólico y violento, mientras que Augusta, su madre, ejercía un control extremo sobre sus hijos. Según Harold Schechter en su libro Deviant (1989), Augusta esperaba tener una niña, lo que influyó en la relación de dependencia patológica que Ed desarrolló hacia ella.

El psiquiatra forense Dr. NG Berrill explicó en la docuserie Psicosis: Las cintas perdidas de Ed Gein (2023): “Cuando alguien es cronológicamente un hombre adulto, pero está psicológicamente fusionado con su madre, el peor escenario posible es una especie de incesto psicológico”. Tras la muerte de Augusta en 1945, Ed quedó completamente aislado y hundido en una soledad que precedió a sus crímenes.

El 16 de noviembre de 1957, Frank Worden encontró rastros de sangre en la ferretería de su familia y la desaparición de su madre, Bernice Worden, de 58 años. En la granja de Gein, la policía descubrió su cuerpo decapitado colgado en un cobertizo. En el lugar también se hallaron restos humanos pertenecientes a Mary Hogan, dueña de una taberna desaparecida en 1954.

Durante los interrogatorios, Gein confesó haber asesinado a ambas mujeres y admitió desenterrar cadáveres de tumbas recién cavadas, guiándose por las esquelas de los periódicos. Fabricaba objetos con huesos y piel humana, aunque negó haber exhumado a su propia madre. Ante la pregunta de qué hacía con las partes íntimas de las mujeres halladas en su casa, respondió: “No lo disfrutaría ni nada”.

Tras su arresto, apareció el testimonio de Adeline Watkins, una mujer de 50 años que afirmó haber sido novia de Gein. En declaraciones recogidas por el Minneapolis Tribune y citadas por el Wisconsin State Journal, aseguró: “Lo amaba y todavía lo amo. Era bueno, amable y dulce”. También relató que Gein le propuso matrimonio en 1955, pero ella lo rechazó porque temía no cumplir sus expectativas. Sin embargo, más tarde aclaró al Stevens Point Journal que la relación apenas duró siete meses y que nunca visitó la granja.

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Aunque la serie de Murphy sugiere que Gein pudo estar vinculado con la desaparición de Evelyn Hartley, de 14 años, ocurrida en 1953, nunca se comprobó su participación. Según Schechter, el granjero pasó dos pruebas de polígrafo que descartaron su implicación en el caso.

Ed Gein fue acusado del asesinato de Bernice Worden en noviembre de 1957 y se declaró inocente alegando demencia. En 1968 fue juzgado sin jurado: el juez Robert H. Gollmar lo declaró culpable, pero posteriormente fue recluido en el Hospital Estatal Central al ser considerado mentalmente incapaz. Falleció en 1984 a los 77 años en el Instituto de Salud Mental de Mendota.

Gein fue enterrado junto a sus padres y su hermano en el cementerio de Plainview. Su tumba nunca tuvo lápida, ya que visitantes y coleccionistas de “souvenirs” la destruyeron, y cuando la losa completa fue robada en el año 2000, las autoridades la recuperaron pero decidieron guardarla para evitar que el lugar se convirtiera en un sitio de peregrinación.

El productor Ryan Murphy explicó que pensó en Charlie Hunnam tras ver una imagen del actor en la que había “algo muy Ed en él”. El propio Hunnam respondió en entrevista con ironía: “Debo haber tenido un mal día”.

La historia de Gein, más allá de sus crímenes, sigue siendo objeto de debate entre psiquiatras, criminólogos y guionistas. Su figura continúa alimentando la ficción y, al mismo tiempo, recordando que algunos de los relatos más aterradores del cine provienen de la realidad.

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