El episodio de Los Simpsons que Japón vetó por una herida histórica que aún duele
La serie animada que ha desafiado convenciones durante décadas, ha sido objeto de múltiples censuras en todo el mundo.
Sin embargo, pocos episodios han sido vetados por razones tan profundas y dolorosas como el capítulo número 10 de la temporada 11, titulado La pequeña mamá. Emitido originalmente en el año 2000, este episodio fue prohibido en Japón y, 25 años después, sigue sin transmitirse en el país asiático.
A primera vista, la trama no parece particularmente controversial. Marge Simpson es hospitalizada y Lisa, decidida a mantener la casa en orden, intenta tomar el control de las tareas domésticas. Ante la negativa de Homero y Bart, recurre a una mentira para motivarlos: les hace creer que la suciedad acumulada les ha provocado lepra y que la única forma de curarse es limpiando. Un típico recurso cómico de la serie salvo que en Japón la lepra representa una herida histórica aún abierta.
Para entender la reacción del público japonés, es necesario mirar hacia atrás. En 1907, el gobierno japonés promulgó la Ley de Prevención de la Lepra, que dio inicio a una era de aislamiento forzoso para quienes padecían esta enfermedad. Decenas de miles de personas fueron internadas en leproserías estatales, muchas veces en condiciones inhumanas, privadas de contacto con sus familias y de sus derechos fundamentales.
Aunque en los años 40 comenzaron a utilizarse tratamientos eficaces, las políticas de confinamiento se mantuvieron durante más de cinco décadas. Fue recién en 1996, cuatro años antes de la emisión del episodio, cuando el gobierno japonés finalmente revocó esta legislación, poniendo fin a uno de los capítulos más discriminatorios de su historia moderna.
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El estigma fue tan profundo que, incluso luego del alta médica, muchas personas continuaron encerradas en instituciones por presión social o falta de alternativas. El daño fue tal que, en 2001, un tribunal de Kumamoto declaró inconstitucional la política de aislamiento y ordenó al Estado indemnizar a las víctimas. El entonces primer ministro, Junichiro Koizumi, emitió una disculpa pública reconociendo los abusos y el sufrimiento causados por décadas de negligencia institucional.
Por eso, cuando Los Simpsons trivializaron la lepra como un simple pretexto cómico, muchas personas en Japón lo interpretaron como una falta de respeto a las víctimas de esa tragedia. La serie no hizo mención directa a la historia japonesa, pero el solo uso del tema como un elemento humorístico fue suficiente para que las autoridades decidieran vetarlo en la televisión local.
Este no fue el primer desencuentro entre la popular serie y el país del sol naciente. Un año antes, en el episodio 30 minutos sobre Tokio, Homero es mostrado arrojando al emperador Akihito en un combate de sumo, lo que generó críticas por la representación irrespetuosa de la figura imperial. Ese capítulo también fue prohibido en Japón.
Mientras que en otras partes del mundo Los Simpsons son celebrados por su irreverencia, en Japón se impuso el recuerdo doloroso de una política estatal que durante décadas convirtió a enfermos en parias. Así, lo que para algunos es solo un chiste, para otros representa una ofensa que aún sangra.