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Su historia, su vista y su nostalgia siguen atrayendo a fanáticos de todas las edades.
En 1977, la vecindad más famosa de la televisión latinoamericana vivió uno de sus momentos más memorables: un viaje a Acapulco. El Chavo, Quico, La Chilindrina, Don Ramón, Doña Florinda, El Señor Barriga, La Bruja del 71 y El Profesor Jirafales salieron del set por primera y única vez para grabar tres episodios especiales fuera del estudio.
El escenario elegido fue un hotel real que aún permanece abierto: el Hotel Emporio Acapulco, ubicado en la Avenida Costera Miguel Alemán 121, en el Fraccionamiento Magallanes, Acapulco de Juárez, Guerrero. Aunque las instalaciones han sido remodeladas, conserva la esencia que lo hizo inolvidable.
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El precio del alojamiento depende de la temporada, pero para finales de junio de 2025, los costos aproximados por noche para dos personas son:
Las habitaciones remodeladas ofrecen una vista idéntica a la que observaron El Chavo y El Señor Barriga en pantalla. Además, la zona de albercas aún mantiene la distribución que permitió a Quico y La Chilindrina disfrutar del sol en aquellas grabaciones.
La popularidad de estos episodios ha resurgido recientemente gracias a la bioserie Sin querer queriendo, donde se recrea el arribo del elenco al hotel en uno de sus capítulos. La escena ha reactivado el interés de fanáticos por visitar el lugar.
Los episodios de Acapulco son especialmente recordados porque fueron los últimos en los que aparecieron todos los personajes originales reunidos. Aunque suele creerse que estas fueron las últimas escenas grabadas por Carlos Villagrán como Quico, en realidad su despedida se produjo en el episodio titulado “Todavía no es hora de clases”.
Casi 50 años después, el Hotel Emporio Acapulco se ha convertido en un destino turístico con valor simbólico, sobre todo para quienes crecieron viendo la serie creada por Roberto Gómez Bolaños.
“Lo que hizo especial aquel viaje fue la emoción de ver a todo el elenco unido fuera de la vecindad. Nos mostraron otro lado de los personajes, y para muchos fue como si hubieran sido parte de nuestra propia familia”, comentó recientemente un seguidor en redes sociales.
La magia del Chavo, la risa de Quico, los regaños de Don Ramón y la ternura de la Chilindrina siguen vivos en cada rincón de este hotel, que hoy más que nunca se erige como un recuerdo viviente de la televisión que marcó generaciones.