Murió Jack Betts, actor de Spider-Man, a los 96 años

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Uno de los rostros más versátiles y longevos del cine, la televisión y el teatro, falleció mientras dormía plácidamente en su casa de Los Osos, California.

El actor Jack Betts, / AFP

El actor Jack Betts, conocido también por su nombre artístico Hunt Powers, dejó un legado que atraviesa décadas, géneros y continentes. Desde el spaghetti western europeo hasta su participación en Spider-Man (2002), Betts se mantuvo vigente gracias a su disciplina, su pasión por el oficio y una carrera forjada a puro carácter.

La noticia fue confirmada por su sobrino Dean Sullivan, quien informó que el deceso ocurrió el jueves 19 de junio, según recogió The Hollywood Reporter. Su muerte marca el cierre de un capítulo brillante en la historia del cine de culto y de las producciones televisivas que marcaron generaciones.

Jack Fillmore Betts nació el 11 de abril de 1929 en Jersey City, Nueva Jersey, y fue criado en Miami desde los 10 años. Su vocación nació al ver Cumbres borrascosas (1939) y admirar a Laurence Olivier. Estudió teatro en la Universidad de Miami y debutó en Broadway en 1953 con Ricardo III, junto a José Ferrer.

Un hecho determinante ocurrió cuando ayudaba a una amiga a preparar una audición para el prestigioso Actors Studio. Fue observado por Lee Strasberg, quien, impresionado, le ofreció una beca de tres años. Poco después, Elia Kazan lo dirigió en dos montajes: Cat on a Hot Tin Roof y Sweet Bird of Youth, ambos en Broadway.

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Aunque comenzó su carrera en Estados Unidos, Betts encontró el estrellato en Europa gracias al auge del spaghetti western. En 1966, convenció al director Franco Giraldi de que era el indicado para protagonizar Sugar Colt, pese a que no sabía montar a caballo ni usar armas. Se entrenó durante tres semanas en el rancho de John Wayne y el resultado fue un éxito. A partir de entonces, nació Hunt Powers, su alias artístico en más de 15 westerns rodados entre 1966 y 1973.

“En el hotel junto al mío estaba Clint Eastwood”, recordó en una entrevista en 2021. “Él subía a su montaña para hacer su western y yo subía a la mía para hacer el mío. Pero mientras sus películas tenían distribución en todo el mundo, las mías se distribuían en todos lados menos en Canadá y Estados Unidos”, relató con humor y lucidez.

Ya de regreso en Estados Unidos, Betts tuvo una activa participación en telenovelas y series clásicas. Fue el Dr. Ivan Kipling en One Life to Live entre 1979 y 1985, y también apareció en General Hospital, All My Children, Guiding Light, Loving, entre otras.

En cine, dejó huella en películas como The Assassination of Trotsky (1972), Gods and Monsters (1998), donde interpretó a Boris Karloff, 8MM, Batman Forever, Office Space y la mencionada Spider-Man de Sam Raimi, en la que interpretó al directivo Henry Balkan, asesinado por el Duende Verde (Willem Dafoe) en una escena clave.

Su vínculo con el teatro fue tan fuerte como su pasión por el cine. Participó en más de una decena de obras, destacándose su papel como Dr. Seward en Drácula (1977-1980). En una única función, reemplazó a Raúl Juliá en el rol principal, hecho que consideró uno de los momentos más grandes de su carrera.

Betts también fue un hombre profundamente leal y generoso. Compartió su vida durante casi tres décadas con la actriz Doris Roberts, recordada por Everybody Loves Raymond. Vivieron juntos desde 1988 hasta el fallecimiento de Roberts en 2016, formando una de las amistades más entrañables de Hollywood. “Hay actores que le deben a Betts el no haberse rendido, gracias a que él los animó”, expresó Beverly Hills Playhouse tras su partida.

Jack Betts murió en paz, rodeado de amor y respeto. Le sobreviven su hermana Joan, que cumplirá 100 años en noviembre, y sus sobrinos Dean, Lynne y Gail. Su trayectoria es la de un actor que, sin buscar protagonismos mediáticos, se convirtió en una figura entrañable de la industria, influyendo desde las sombras y dejando una marca indeleble en quienes lo conocieron, lo dirigieron o simplemente lo vieron brillar en pantalla.

Su vida fue, como sus películas, una historia épica: de las tablas de Broadway a los duelos bajo el sol europeo, pasando por sets de televisión y escenas inolvidables del cine de culto. Jack Betts no fue una estrella fugaz, sino una llama constante, que iluminó generaciones de espectadores y artistas por igual.

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