Repetición - Jelou!
En vivo
Pero detrás de su fulgurante ascenso como niña prodigio, había una adolescente que luchaba en silencio contra la sexualización, la presión y el peso de una industria que la convirtió en objeto antes que en actriz. Hoy, a los 43 años, Portman habla abiertamente de ese pasado que marcó su vida y de las estrategias que desarrolló para protegerse.
En una reciente entrevista publicada por Interview Magazine, donde dialogó con Jenna Ortega, su compañera en la próxima película The Gallerist, Portman compartió cómo esa exposición temprana dejó una huella profunda en su identidad.
“Creo que hay una comprensión pública de mí que es diferente de quién soy”, comenzó diciendo. “He hablado un poco antes sobre cómo, de niña, fui realmente sexualizada, lo cual creo que les pasa a muchas chicas jóvenes que están en pantalla. Me sentía muy asustada por eso”.
Portman alcanzó la fama mundial interpretando a Mathilda, una niña que entabla una relación compleja con un asesino a sueldo, en la controvertida película dirigida por Luc Besson. Aunque el romance fue suavizado en la versión final, el director reconoció que en el primer borrador del guion los personajes sí llegaban a convertirse en amantes. La línea entre la niñez y el deseo adulto se tornó incómodamente difusa, y muchos señalaron que su personaje encajaba en el estereotipo de “Lolita”.
Te puede interesar: Fanny Lu regresa con fuerza a la música con nuevo álbum y gira, tras 14 años ausente
Te puede interesar: Kevin Spacey regresa al cine dirigiendo y actuando en película futurista
Ese mismo patrón se repitió en Chicas lindas (1996), donde Portman, con apenas 13 años, dio vida a una adolescente de la que se enamora un hombre de 30, interpretado por Timothy Hutton. A medida que crecía, la actriz notó cómo los personajes que le ofrecían seguían respondiendo a arquetipos femeninos dañinos.
“Hubo una larga fase de Lolita. Luego una larga fase de ‘la chica que ayuda al tipo a descubrir sus emociones’ durante una década. Y ahora siento que es de ‘madres que han dañado a sus hijos’, lo cual es algo que emocionalmente no podría soportar”, reflexionó Portman.
Ante el escrutinio constante, la actriz ideó una forma de protegerse: construir una imagen de niña seria, estudiosa e inaccesible. Un escudo para evitar convertirse en blanco de comentarios y miradas inapropiadas.
“Obviamente la sexualidad es una gran parte de ser niño, pero yo quería que eso estuviera dentro de mí, no dirigido hacia mí. Y sentí que mi manera de protegerme era ser como: ‘Soy muy seria. Soy muy estudiosa. Soy inteligente, y ese no es el tipo de chica a la que atacas’”, explicó. “Pensé que si creaba esta imagen de mí misma, me dejarían en paz. No debería ser así, pero funcionó”.
Esa construcción afectó la percepción pública que se tiene de ella. Muchos la ven como alguien distante o demasiado intelectual, cuando en realidad, según ella misma afirma, es mucho más relajada y divertida en la vida privada.
“Esa es la desconexión entre que yo sea tonta y juguetona en la vida real, y la gente piense que soy una persona muy seria y estudiosa”, señaló.
Aunque no se considera una persona hermética, Natalie Portman aprendió desde muy joven que aparentar privacidad era una forma eficaz de mantener ciertos aspectos de su vida lejos del ojo público. Una lección que también aplicó a su vida personal y familiar, sobre todo en los últimos años.
Tras más de una década casada con el coreógrafo Benjamin Millepied, a quien conoció durante el rodaje de El cisne negro en 2009, la pareja se separó en 2023 luego de que el medio francés Voici revelara una supuesta infidelidad con una activista climática de 25 años, Camille Étienne. Portman presentó el divorcio poco después y el proceso se finalizó ese mismo año.
“Estaba emocionada por tener hijos, y con una persona de la que estaba enamorada. Pero es realmente importante tener personas en tu vida que te mantengan con los pies en la tierra”, compartió al respecto.