‘Si yo tuviera 30′ | Actriz de la película revela cómo un falso líder espiritual la manipuló

A sus 33 años, sorprendió recientemente en TikTok al compartir uno de los episodios más oscuros de su vida: haber caído bajo el control de lo que describe como una “secta”.

La estadounidense Christa B. Allen / AFP

La estadounidense Christa B. Allen, reconocida mundialmente por interpretar a la versión adolescente de Jennifer Garner en la icónica comedia romántica Si yo tuviera 30 (13 Going on 30).

La intérprete confesó que fue víctima de manipulación emocional y económica por parte de un hombre carismático y adinerado, a quien llegó a considerar el amor de su vida. Sin embargo, la relación se transformó en un infierno que la dejó devastada en lo personal y en lo financiero.

Allen explicó que conoció a este hombre a través de las redes sociales, un encuentro que ella misma atribuyó a los algoritmos debido a su interés en temas espirituales. “Nos mudamos juntos tres días después de conocernos, lo cual, en retrospectiva, no fue una gran idea”, relató en uno de sus videos.

El supuesto guía espiritual, según la actriz, la convenció de abandonar su trabajo bajo la promesa de encargarse de sus necesidades económicas. Sin embargo, poco después la dejó sin ingresos y, al mismo tiempo, mantenía relaciones con otras mujeres, incluidas celebridades.

Christa describió su estilo de vida como una fachada de lujos que ocultaba engaños y mentiras: “Pintaba cuentos de hadas envueltos en lujos como jets privados y penthouses. El hecho es que yo ingenuamente le creí”, reconoció.

La actriz incluso afirmó que su expareja estaba vinculado con “actividades que ponen en riesgo la salud de todos” y que sostenía encuentros con “mucha gente” y “especialmente chicas famosas”.

Con el paso del tiempo, Allen sintió que había entregado su poder personal y silenciado sus intuiciones. En sus propias palabras: “Me senté con las preguntas más difíciles: ¿por qué confié en él? ¿por qué le entregué mi poder? ¿por qué silencié mi propio saber interior?”.

En TikTok, subrayó que lo más doloroso fue descubrir que nunca conoció realmente a la persona con la que convivió: “Lo que aprendí es que, incluso si pasas cada momento despierto con alguien estudiando, comiendo, viajando, trabajando, construyendo, soñando, puede que aún no lo CONOZCAS. Especialmente cuando estás lidiando con alguien que miente tan fácil como respirar”.

Finalmente, aunque no reveló la identidad de su expareja ni los detalles concretos de la organización, dejó claro que la experiencia la llevó al límite. “Darme cuenta de eso me destrozó, pero también me obligó a reconstruirme desde cero. Y el fuego también es purificador”, concluyó.

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Más allá de esta confesión, el público recuerda a Christa B. Allen principalmente por su papel como la joven Jenna Rink en Si yo tuviera 30, producción estrenada en 2004 que se convirtió en un clásico del cine romántico.

Con motivo de los 20 años de la película, Allen declaró a PEOPLE: “La comedia vivirá por siempre como un clásico de las comedias románticas y una carta de amor cinematográfica al poder de la manifestación”.

También recordó con cariño a Jennifer Garner: “Ella me trató siempre con tanta amabilidad y cuidado… La persona que ves en la prensa es consistente con quien es en la vida real, y eso lo encuentro genial”.

Después de su debut cinematográfico, Christa volvió a coincidir con Garner en Los fantasmas de mis ex (Ghosts of Girlfriends Past, 2009) y tuvo apariciones en series de éxito como Grey’s Anatomy, CSI, ER, Wizards of Waverly Place y Cold Case. Sin embargo, el papel que consolidó su fama en televisión fue el de Charlotte Grayson en Revenge (2011–2015).

Tras vivir tres años en Miami, la actriz anunció en marzo de 2025 que regresaba a Los Ángeles para retomar su vida profesional. En lo personal, no ha tenido relaciones públicas desde 2022, cuando fue vinculada brevemente con el rapero The Game, vínculo que ambos desmintieron.

Hoy, Christa B. Allen se muestra más enfocada en su sanación y en reconstruir su vida lejos de las sombras de aquel pasado. Su testimonio, compartido a través de TikTok, ha servido como advertencia sobre cómo el carisma y la espiritualidad malintencionada pueden transformarse en un mecanismo de control devastador.

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