Los pequeños lectores mandan en la Feria del Libro de Bogotá
Los lectores más pequeños no sólo son el centro de atención de buena parte de la oferta de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo), sino que se podría decir que llevan la voz cantante en la muestra, en la que familias y grupos escolares son un público fiel y numeroso.
La feria tiene a Francia como país invitado y ha puesto énfasis en los niños y adolescentes para fomentar el hábito de la lectura entre los más jóvenes.
Lo cierto es que la literatura enfocada a los más pequeños ha ido ganando peso en los últimos años y grandes editoriales como la española Santillana apuestan con intensidad por este mercado.
La directora de Loqueleo, el departamento de literatura infantil y juvenil de Santillana, Ximena Godoy, reconoce que la editorial tiene una gran cantidad de novedades tanto para el público infantil como juvenil con el objetivo de lograr que los niños "no sólo lean por obligación sino por diversión".
"Es importantísimo que los niños lean poesía desde pequeños y que la mamá les lea desde que están en la barriga. Está comprobado que los niños que leen desde muy chiquitos luego son mejores lectores", afirmó a Efe.
Godoy apuesta además por dividir la oferta dirigida a los niños en función de "etapas lectoras" y no según su edad.
"Quien es lector no le ve problema a que un libro sea gordo o no tenga ilustraciones, disfrutan con la lectura misma, la historia que muestra realidades parecidas a las de ellos, en las que se pueden sentir reflejados, viajando, aprendiendo y cuestionándose cosas de su propia vida", explica.
Preguntada sobre las tendencias que se van a imponer en materia de literatura infantil y juvenil en los próximos años, Godoy explicó que ya no se llevarán tanto los libros de vampiros y en cambio ganarán peso los que hablan de diversidad e integración a través de sus historias.
"Se impondrán relatos que hablan de discapacidades e inclusión, como 'La guerra que salvó mi vida' de Kimberly Brubaker Bradley. En general, obras que miran al otro, al que es diferente. Más allá de eso no hay una tendencia muy marcada", agregó.
Uno de los pequeños lectores es Juan Francisco González, un niño bogotano de nueve años vestido con una camiseta de Harry Potter, su ídolo y el personaje que despertó su afición por la lectura.
"Mis libros favoritos son los de Harry Potter y una saga que empecé a leer hace poquito, que se llama Magisterium", explicó a Efe el entusiasmado chico.
González confiesa con seriedad que no sabe qué es lo que más le gusta de leer y en un arrebato de sinceridad infantil reconoce que prefiere devorar por gusto los títulos que él mismo escoge antes que los que le prescriben sus profesores.
"Siempre leo más en mi tiempo libre que en el colegio. Empecé a leer con siete años, si un libro me interesa lo leo mucho, si no, lo dejo. Es como autónomo, la verdad es que no sé cuáles son mis gustos", añade.
Por su parte, María del Mar, de seis años, a pesar de su corta edad ya tiene sus preferencias entre las estanterías de la Filbo, que este año llega a su trigésima edición.
"Me ha gustado todo aquí, me llaman mucho la atención todos los libros. Me gusta leer muchas cosas", confesó a Efe la pequeña, antes de enumerar de carrerilla una ristra de títulos como "La tortuga ganadora" o "El elefante flaco y la jirafa gorda" de su autora de referencia, la pianista e ilustradora estadounidense Amalia Low.
Lo que más le gusta de la lectura a María del Mar es "aprender palabras nuevas y ampliar el vocabulario", reconoce la niña ante la atenta mirada de su madre, otra feliz lectora que ha inculcado en su hija la importancia de perderse entre libros desde bien pequeña.
La Filbo, que comenzó el pasado martes y concluirá el 8 de mayo, espera congregar a unos 500.000 visitantes generando un universo paralelo en el que toda la atención la centran los libros y sus lectores, ya sean grandes o pequeños.