Hemorragia nasal: el error común y peligroso, y la técnica segura para detener el sangrado

Aunque la mayoría de los sangrados son benignos y fáciles de controlar, hay señales que requieren valoración profesional.

Con una técnica simples, se evitan molestias, vómitos e incluso riesgos respiratorios. / IA - META

Las hemorragias nasales, también conocidas como epistaxis, suelen generar alarma, pero lo que muchas personas hacen de manera instintiva para frenarlas puede ser contraproducente.

Uno de los mitos más extendidos es echar la cabeza hacia atrás para evitar que la sangre siga escapando. Sin embargo, esta práctica puede traer riesgos evitables.

El cirujano estético estadounidense Michael Gartner, quien acumula más de un millón de seguidores en YouTube, explicó que colocar la cabeza hacia atrás favorece que la sangre fluya hacia la garganta y el estómago, y esto puede desencadenar complicaciones.

“La sangre en el estómago es muy irritante y provoca muchas náuseas. Esto a veces ocurre con la rinoplastia”, señaló el especialista.

Además, advirtió que este gesto puede generar vómitos o incluso asfixia si la sangre entra accidentalmente a las vías respiratorias.

Aunque muchas personas aprendieron esa técnica desde la infancia, Gartner desmonta el mito: esa posición no detiene el sangrado; lo oculta y aumenta el riesgo de aspiración sanguínea.

La sangre que se dirige hacia el sistema digestivo puede provocar náuseas, reflujo e incluso arcadas. Si pasa hacia la tráquea, el escenario es más grave: existe riesgo de dificultad respiratoria. Por eso, el especialista recalca que lo primero es evitar recostarse o elevar la cabeza durante el episodio.

¿Qué hacer cuando se tiene una hemorragia?

“La clave es respirar por la boca y mantener la presión mientras se inclina. Si se realiza esto por un periodo de cinco a diez minutos, la hemorragia suele cesar por completo”, explicó.

Este mecanismo permite comprimir los vasos que suelen sangrar y facilitar la coagulación, evitando que la sangre se dirija a la garganta.

La mayoría de las hemorragias nasales se originan en una zona muy vascularizada dentro de la nariz llamada plexo de Kiesselbach. Esta región alberga numerosos capilares superficiales, altamente sensibles a la fricción, los cambios de temperatura y la sequedad ambiental.

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“Si esos vasos son un poco más superficiales, son propensos a sangrar, especialmente cuando las vías respiratorias están secas o si se introduce algo en la nariz, como hurgarse”, explicó Gartner.

El aire seco, el uso de calefacción, la exposición a climas fríos o simplemente rascar el interior de la nariz son desencadenantes habituales.

Aunque la mayoría de los sangrados son benignos y fáciles de controlar, hay señales que requieren valoración profesional. El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS) indica consultar si:

Asimismo, ciertos grupos son más vulnerables a sufrir hemorragias nasales recurrentes: niños, mujeres embarazadas, personas mayores de 45 años y pacientes con hipertensión arterial.

El video de Gartner reaccionando a una demostración del creador Zack D Films superó las 700.000 visualizaciones. Entre los comentarios, muchos usuarios relataron experiencias de infancia o primeras emergencias donde recibieron instrucciones incorrectas, demostrando lo extendido del error.

La evidencia médica es clara: detener un sangrado nasal no consiste en levantar la cabeza, sino en inclinarse hacia adelante, respirar por la boca y presionar correctamente. Con una técnica simples, se evitan molestias, vómitos e incluso riesgos respiratorios.

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