Slash desafió a Michael Jackson: la historia detrás de la icónoca melodía que desconcertó al 'Rey del Pop'

Dos mundos opuestos, el pop más pulido y el hard rock más crudo, convergieron para crear momentos inolvidables.

Saul Hudson, también conocido como Slash, guitarrista principal de la banda estadounidense de hard rock Guns N' Roses
Saul Hudson, también conocido como Slash, guitarrista principal de la banda estadounidense de hard rock Guns N' Roses / AFP

Considerado el “Rey del Pop”, el impacto de Michael Jackson supera cifras y reconocimientos: más de 500 millones de discos vendidos, 13 premios Grammy, el moonwalk como marca registrada y una revolución artística que integró espectáculo, moda, coreografía y narrativa audiovisual como nadie antes.

Entre sus múltiples colaboraciones, una destaca por su nivel de mito urbano y adrenalina: su alianza con Slash, el mítico guitarrista de Guns N’ Roses, que no solo dejó huella en el estudio, sino también en uno de los momentos más comentados de la historia de los conciertos en vivo.

En 1991, mientras Jackson preparaba Dangerous, buscó un sonido más agresivo y llamó al guitarrista de sombrero de copa más famoso del rock. Slash, inmerso en la grabación de Use Your Illusion, aceptó con admiración, pero también con sorpresa por el método creativo de Jackson.

Michael Jackson fue alguien a quien admiro y respeto mucho. Pero cuando se trató de grabar, las sesiones fueron muy desorganizadas”, declaró a Rolling Stone en enero de 1991.

El guitarrista explicó el enfoque del estudio del cantante: “Es al mismo tiempo el proceso más estéril y creativo en el que he estado involucrado. Todo se arma a partir de samples; usas el mismo ritmo y acordes, y luego agregas cosas para hacerlo diferente en algunos lugares. Michael contrata el estudio por diez años y aparece una vez al mes. Probablemente nunca lo conoceré”.

A pesar de ese asombro inicial, la dupla funcionó. Slash grabó “Give in to Me” y participó en el icónico intro del videoclip de “Black or White”. Sin embargo, él mismo aclaró años después: “La canción grabada ‘Black or White’, yo no toqué en ella. Si escuchas el [gancho], eso es gay. Yo nunca tocaría eso”.

La colaboración continuó durante la década, cuando Slash participó en temas como “D.S.”. (HIStory, 1995), “Morphine” (Blood on the Dance Floor, 1997) y “Privacy” (Invincible, 2001).

Si la química en estudio fue notable, las actuaciones en vivo se convirtieron en terreno para el mito. Durante el décimo aniversario de MTV, Slash acompañó al Rey del Pop con un solo frenético que terminó con él estrellando su guitarra contra un parabrisas.

Pero el momento más famoso ocurrió en Japón, durante una gira mundial de Jackson. En plena interpretación, Slash extendió su solo aparentemente sin intención de detenerse. Jackson, sorprendido e irritado, intentó continuar el show e incluso le gritó que parara, mientras la audiencia observaba lo que parecía un conflicto real. Finalmente, personal de seguridad entró al escenario para “sacarlo”.

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El público pensó que Slash estaba saboteando el concierto. Sin embargo, todo era parte del guion. Como aclaró Loudwire: “Para ser justos, esto era parte coreografiada del show en vivo de Michael Jackson”.

La idea era darle tiempo a Jackson para su cambio de vestuario y preparar el legendario número de “Billie Jean”. Lo que parecía una rebelión en escena era, en realidad, teatro del más alto nivel.

Años después, Slash recordó la dualidad pública y privada de Jackson, con empatía y respeto: “Sobre el escenario, toda su faceta profesional era realmente donde encajaba. Cuando no estaba trabajando, o en producción, podías ver que estaba a merced de su propio éxito. Toda la gente que tenía alrededor, los que tiraban de él, y los aduladores… podías notar que sabía que el 90 por ciento eran pura basura”.

Dos mundos opuestos, el pop más pulido y el hard rock más crudo, convergieron para crear momentos inolvidables. Más allá del mito del “solo interminable”, lo que quedó fue la prueba de que el lenguaje del escenario, cuando se ejerce con genialidad, puede desafiar cualquier frontera musical.

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