La última nota del 'calipso'

Cultura afrodescendiente

La última nota del ‘Calipso’ / Emilio Batista
Emilio Batista
10 de junio 2022 - 20:52

Durante muchos años el calipso fue una corriente musical que describió un amplio sector de nuestra cultura afrodescendiente y lo cotidiano del barrio.

Su origen se remonta a África Occidental donde los trovadores cantaban a sus deidades a manera de adoración y con el traslado a las Antillas, América conoció este ritmo que se conoció “Kaiso” que en la celebración del carnaval de Trinidad y Tobago ponía el sabor, así como el ritmo de instrumentos caseros, que con el tiempo fue incorporando instrumentos como el banjo, así otros de percusión y viento.

Para la construcción del Ferrocarril en 1850 llegaron al istmo 45 mil obreros y una de las herencias que sembraron fue el calipso.

Un balde, el ukulele y una charrasca o güiro eran suficiente para iniciar las tonadas que generalmente eran de crítica social.

Actualmente los interpretes de Calipso en Panamá superan los 60 años de edad, en un recorrido por Colón y Panamá fue difícil encontrar intérpretes de Calipso que se mantengan activos.

Uno de los contactados y grupos como The Diggers Descendants Calypso Band en Río Abajo donde su director, Carlos Arenas Powell, asegura que están activos y con anhelos de incorporar nuevas generaciones al ritmo.

Con la culminación de los trabajos del canal en 1914 los antillanos se repartieron por varios puntos en Ciudad de Panamá, Colón y Bocas del Toro, donde hoy rinden culto con un enorme mural a Lord Cobra, uno de los más grandes exponente de este género musical.

Por muchos años fue el ritmo del Patio en El Marañón, Río Abajo San Miguel, El Chorrillo, Calidonia y otros. Pero no salía de la vecindad hasta inicio de la década del 50 donde rompe las barreras del claustro popular para entrar en los estudios de grabación.

En Colón hoy sólo Víctor Eduardo Sinclair, conocido “Vickito” podríamos decir que es el único que permanece activo y junto a su banjo mantiene tanto el pregón de barrio como la crítica social con vida como esencia del calipso original.

En el parque central Manuel Barnes, con 89 años de vida, pasa prácticamente desapercibido ya nadie recuerda cuando era parte del Grupo Amistad con su nombre artístico “Ringing Bell” quien a capela tararea uno de sus temas.

“Tomando un café en Calidonia, me encontré con doña Ureña, comenzamos a platicar diciendo… para vivir en este territorio tienen que ser millonario ¿cómo? Suben el arroz, el pan y el queso, nadie dice na… el guineo y el plátano, nadie dice na… también el ñampí y eso me preocupa a mí”. Eran las letras que generaban la identidad popular ante males comunes de la clase popular.

Hoy los últimos acordes del calipso están lejos de escribirse ya que hay iniciativas que buscan rescatar esta corriente musical como el proyecto que desarrolla el trovador de décima Luis “Cholo” Bernal quien se ha aliado con el cantante de calipso Domingo Guardia para llevar devolver este género al barrio, junto a otros sonetos como la música de combos y hasta la décima como poesía.

Además, Facundo Clua de la Fundación Pipo Navarro y el apoyo del Centro de Estudios Afropanameños por iniciativa legislativa introdujeron la propuesta de proyecto “que declara el 17 de octubre de cada año, el día del Calipsonian Panameño y el Calipso Panameño; Patrimonio Cultural inmaterial de Panamá” y para el profesor Gerardo Maloney sería un reconocimiento póstumo a todos aquellos que consagraron al Calipso desde el barrio para toda la población.

Actualmente el proyecto está en la Comisión de Educación, Cultura y Deportes, de la Asamblea Nacional.

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