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¿Misterio resuelto? Una prueba de ADN descubierta en un chal podría ser la clave para identificar a 'Jack el Destripador'

Jack el Destripador es uno de los misterios más duraderos de en la historia de la criminología.

Una nueva prueba de ADN podría ser la clave para resolver el misterio de Jack el Destripador
Una nueva prueba de ADN podría ser la clave para resolver el misterio de Jack el Destripador / Pixabay/generado con IA

Un siglo después de que Inglaterra se conmocionara con los terribles crímenes perpetrados por un asesino en serie no identificado, finalmente el avance de la tecnología y una prueba de ADN podrían poner fin al misterio de "Jack el Destripador", uno de los casos sin resolver más famosos de la criminología moderna.

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Russell Edwards, un investigador que lleva casi tres décadas estudiando el caso, usó tecnología avanzada en reconstrucción facial para crear una imagen en blanco y negro generada por computadora del rostro del asesino que aterrorizó Whitechapel en 1888. Según sus investigaciones y gracias a una prueba de ADN obtenida de un chal, Edwards ha podido demostrar que el infame asesino sería Aaron Kosminski, un inmigrante polaco considerado sospechoso clave en su momento. El autor también sostiene haber descubierto los motivos detrás de las mutilaciones de las víctimas y cómo el asesino logró evadir la justicia.

Pero, ¿cómo obtuvo Edwards el chal que usó este sospechoso hace más de 130 años? De acuerdo con su testimonio, lo adquirió en una subasta en 2007 y lo sometió a pruebas de ADN que revelaron manchas de sangre y semen en el tejido. “Se descubrió que la sangre coincidía con un descendiente directo de la víctima Catherine Eddowes, mientras que el semen estaba vinculado a un pariente de la hermana de Kosminski,” explicó el investigador.

No obstante, las conclusiones de la investigación de Edwards han generado un extenso y polémico debate entre la comunidad científica respecto a la efectividad y veracidad de la prueba de ADN. "Para resolver el caso, se necesitan pruebas forenses y hasta ahora no hay ninguna", señaló en 2014, Andrew Smith, un especialista en el caso. De igual manera, Mick Reed, científico de la Universidad de New England, cuestionó la autenticidad del chal, sugiriendo que la evidencia podría haber estado contaminada a lo largo de los años. Los informes confidenciales de la policía publicados en 1894, conocidos como el Memorando de Macnaghten, registraron que los detectives creían que Kosminski tenía un “gran odio hacia las mujeres, especialmente de la clase prostituta, y fuertes tendencias homicidas”.

La figura de Aaron Kosminski sigue siendo tema de debate, ya que, según documentación histórica, su vida fue tumultuosa. Nacido el 11 de septiembre de 1865, creció en Klodawa, cerca de Varsovia. Tras la muerte de su padre a los ocho años, la familia emigró a Londres en 1882. Durante la investigación de los asesinatos, el Dr. Robert Anderson, jefe del Departamento de Investigación Criminal de Londres, identificó a Kosminski como el principal sospechoso. El misterio persiste no solo por las incertidumbres en torno al ADN, sino también por las complejas circunstancias históricas y sociales de la época.

Quién fue Jack el Destripador

Jack el Destripador (Jack the Ripper, en inglés) es el apodo que se le dio a un asesino en serie que aterrorizó el barrio de Whitechapel, en Londres, durante el otoño de 1888. Aunque su identidad nunca fue descubierta, y permanece como uno de los casos sin resolver más famosos de la historia, las autoridades decidieron asignarle este nombre después que la policía recibiera una carta de alguien que afirmaba ser el asesino. En esta carta, el remitente describe los crímenes con detalles macabros, aunque no está claro si realmente fue escrito por el verdadero homicida.

Su caso se hizo notorio debido a la brutalidad con la que cometió los asesinatos. Su modus operandi estuvo caracterizado por cortes en la garganta, mutilaciones en el área genital y abdominal, extirpación de órganos y desfiguración del rostro de mujeres que se dedicaban a la prostitución. Si bien la Policía Metropolitana de Londres imputó solo cinco asesinatos al mismo individuo, sus registros incluyeron seis crímenes más que conformaron el expediente de Whitechapel.

Pese a que se investigó aproximadamente a trescientos sospechosos, la investigación policial resultó ineficaz en el esclarecimiento de la identidad del asesino serial, y fue objeto de burla y polémica por parte de la prensa.

El mito de Jack el Destripador ha sido el concepto central de varias obras literarias, artísticas y cinematográficas que, por lo general, combinan hechos reales con elementos ficticios y de terror, ayudando a consolidar una alegoría en torno al homicida que prevalece en la época contemporánea.

*Con información de www.infobae.com/SoldeMaría*

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