Patrullando Bombay con la 'brigada antiplástico'
Vestidos con distintivos chalecos de color azul, una decena de inspectores municipales se reparten por el concurrido y pintoresco mercado de Crawford en Bombay en busca de infractores de una ambiciosa prohibición del plástico.
Mahindra Wayangankar, uno de los 311 miembros de esta "brigada antiplástico", no necesita observar durante mucho tiempo antes de infligir una severa multa de 5,000 rupias (casi 70 dólares) a un vendedor de frutos secos por el uso de bolsas transparentes.
"El trabajo es muy estresante", explica a la AFP. "Cuando ponemos una multa a un negociante o comerciante, hay una forma de resistencia o de violencia en el 99% de los casos".
Una nueva reglamentación vigente desde junio en el estado de Maharashtra (centro de India), del que Bombay es capital, prohíbe el uso de utensilios de plástico desechables, como bolsas, cubiertos, vasos y botellas de menos de cierto tamaño.
En caso de reincidencia, la sanción puede ser de hasta 25,000 rupias. "Es difícil trabajar en situaciones como estas, explica el inspector. Como la suma es elevada, la gente no paga fácilmente".
Megalópolis de unos 20 millones de habitantes, Bombay se ahoga, como la mayoría de grandes ciudades indias, en basura de plástico. Esta se acumula en los vertederos a cielo abierto, contamina el mar y contribuye a las inundaciones durante el monzón porque bloquea el sistema de alcantarillado.
El ayuntamiento de Bombay asegura que los habitantes ven ya los beneficios de esta política. Según Nidhi Choudhari, uno de los impulsores de la prohibición, los agentes se incautaron más de 21 toneladas de plástico y recaudaron el equivalente a casi 160,000 dólares en multas.
Una vuelta rápida por el mercado de Crawford sugiere que numerosos vendedores cambiaron las bolsas de plástico por las de tela o papel.
Prohibición no siempre respetada
Las asociaciones de comerciantes deploran cierta confusión sobre que está o no permitido, lo que en ocasiones dio lugar según ellas a multas injustas. Debido a la falta de alternativas baratas, denuncian también que la prohibición amenaza el equilibrio económico de algunos puestos.
Kombaiyya S, un vendedor callejero, solía envolver sus pasteles de arroz y su salsa en pequeñas bolsas de plástico para que los empleados pudieran llevárselos y comérselos más tarde. "He perdido a gran parte de mis clientes", se queja.
La mayoría de los 29 estados federales de India tienen una prohibición parcial o total del plástico desechable, pero la ley raramente se aplica.
En la capital, Nueva Delhi, las bolsas están teóricamente proscritas, pero muchos comercios siguen ofreciéndolas. El primer ministro Narendra Modi prometió recientemente liberar India, que sufre de un grave problema de contaminación, del plástico de usar y tirar antes del final de 2022.
La ONU advirtió que al ritmo actual de utilización del plástico, la Tierra podría encontrarse con 12,000 millones de toneladas de residuos de este material de aquí a mediados del siglo XXI.
Pero incluso para Bombay, los inspectores no son suficientes para eliminar el plástico de la ciudad. Y eso que no tienen límites, como demuestra la redada que llevaron a cabo la semana pasada en un popular templo hindú que dio lugar a varias multas.
"Vamos a multiplicar las operaciones sorpresa. Creo que dentro de un año nos podrán dar una nota de 9 sobre 10", asegura Sangita R. Hasnale, un alto funcionario del ayuntamiento del Gran Bombay.