Alternativas al pescado y mariscos durante Semana Santa: fe, tradición y adaptación

Ciudad de Panamá, Panamá/El ayuno y la abstinencia de carne durante la Semana Santa son prácticas que han acompañado a los cristianos por siglos, como un acto de penitencia, purificación y recuerdo del sacrificio de Jesucristo. Según la tradición, Jesús pasó 40 días y 40 noches en el desierto sin alimentarse, un gesto que hoy inspira a millones de fieles a vivir este tiempo con recogimiento espiritual.

Durante los seis viernes de Cuaresma, especialmente el Viernes Santo, muchas personas optan por abstenerse de carne roja, eligiendo en su lugar pescado o mariscos. No obstante, el aumento significativo de precios ha llevado a muchos a buscar opciones más accesibles.

“En realidad, tradicionalmente se guarda no comiendo carne roja de res, y si no podemos con el marisco, entonces pollo, eso es lo que la gente utiliza como alternativa”, comentó Andrés Touriño, feligrés.

Desde 1986, la Iglesia Católica ha flexibilizado estas prácticas. De acuerdo con sus lineamientos, la abstinencia de carne puede sustituirse por otras formas de sacrificio voluntario, como evitar el consumo de bebidas alcohólicas o realizar actos de caridad.

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“Nuestra atención no debe estar enfocada en eso, nuestra atención debe estar enfocada en si yo estoy viviendo realmente un tiempo de conversión. Yo tengo que acercarme principalmente a los misterios de la fe: pasión, muerte y resurrección. Yo debería estar más preocupado de a qué parroquia voy a ir a celebrar”, explicó el padre José Bautista, de la Parroquia San Juan Apóstol.

La abstinencia inicia con el Miércoles de Ceniza, dando paso a la Cuaresma, y culmina en el Viernes Santo, cuando los cristianos recuerdan la crucifixión de Jesús. El papa Francisco ha insistido en que el ayuno no debe ser solo un acto exterior, sino una transformación que nazca del corazón.

Ante los cambios sociales y económicos, los creyentes encuentran nuevas formas de vivir su fe sin perder el sentido profundo de este tiempo litúrgico. Ya sea a través del pollo, las legumbres, u otras prácticas espirituales, lo esencial sigue siendo la reflexión y el compromiso con los valores del Evangelio.

Con información de Jocelyn Mosquera