La historia poco contada sobre la soberanía panameña: 'No somos un invento'

“No caigamos en el jueguecito de la leyenda dorada y la leyenda negra", Luis Navas.

Un recorrido por la historia de Panamá desde 1821 hasta 1999 / Tereza Espinoza

La separación de Panamá de Colombia el 3 de noviembre de 1903, siempre ha estado acompañada de una serie de versiones sobre cómo se concretó aquel acto que daría soberanía al pueblo panameño tras 82 años de pertenecer a la Gran Colombia, luego de su independencia de España el 28 de noviembre de 1821.

Para el historiador Luis Navas, aún no hay una comprensión real de lo sucedido en 1903, pues hay protagonistas que son condenados y otros exaltados sin que se haya comprendido el contexto en que se produjo la separación.

Resaltó que el hecho se dio por la necesidad de la construcción de un canal por el territorio panameño luego de que se rechazara el Tratado Herrán-Hay. Narró que quienes asumen la iniciativa de la creación del Estado son las fuerzas que conservaban el poder en el departamento de Panamá, que quisieron trasladar mecánicamente el método de la independencia de 1821.

Sin embargo, destaca que este movimiento tuvo mucha fuerza en el interior del país donde surgieron milicias en Coclé y Los Santos, que no solo fue una protesta que no contó con el aval del círculo económico.

Afirma que en aquella ocasión, Colombia detectó el movimiento por lo que envió al Batallón Tiradores, pero como había una conjura internacional en la que participaba el Presidente de Estados Unidos, su Secretario de Estado, la Compañía del Ferrocarril, los intereses de la compañía francesa representado por Philippe Jean Bunau-Varilla, que al prever que los Tratados Herrán-Hay serían rechazados, se organizó el movimiento.

No obstante, el presidente Theodore Roosevelt estaba violando el Tratado Mallarino-Bidlack, por lo que había que cuidarle la espalda, ya que este tratado garantizaba por parte de Estados Unidos, la propiedad y soberanía colombiana sobre Panamá.

En tanto, la autonomía que necesitaba el istmo para su desarrollo lo podía lograr con el Federalismo, pero cuando se eliminó el Federalismo, los liberales se alzaron con un movimiento en Colón en 1885 liderado por Pedro Prestán, quien fue traicionado por los propios liberales para no ganarse la enemistad de EEUU.

Tras esto, se introdujo un “régimen de terror”, con el gobierno de Rafael Núñez Núñez, dando paso a la llamada Guerra de los Mil Días, que en Panamá se dio en 1900, cuando un contingente liberal apoyado por los gobiernos de Nicaragua y Ecuador desembarcaron en Punta Burica.

Entre la tripulación estaba Belisario Porras, Carlos A. Mendoza y Guillermo Andreve que fracasaron desde el punto de vista táctico militar, pues al momento de asaltar la capital quedaron a merced de los caños de Carlos Albán, en la recordada ´Batalla del puente de Calidonia’. Ante esto, Porras tuvo que huir y los liberales que quedaron en Panamá tuvieron que sobrevivir a la persecución, dejando a una fuerza política perseguida con experiencia en lucha armada.

“No caigamos en el jueguecito de la leyenda dorada y la leyenda negra. Los buenos y los malos, el problema es mucho más serio”, expresó Navas.

El historiador destacó que la soberanía panameña, con la única razón de permitir la comunicación interoceánica y facilitar el intercambio de personas y mercancía, tenía un precio: “vincularnos al hegemón de la época en pleno despliegue imperialista”.

Entonces, Bunau-Varilla convenció a Roosevelt de que la única manera de construir el Canal por Panamá podía tomarse el corredor transítmico o apoyar una revolución, apoyándose en el desarrollo político de Panamá en 1830, 1831 y 1840-41 con Tomás Herrera cuando realmente se fundó un Estado.

“No somos un invento, hemos venido alimentando los valores que han ido conformando nuestra nacionalidad. El drama es no haber sido consecuentes, tratar de engañarnos. Los liberales que toman la decisión de sumarse en el último momento fue por la presencia de las tropas colombianas que llegaron a Colón causó pavor”, expresó.

Recordó que el hombre decisivo fue el general Esteban Huertas, quien tuvo la confianza en Domingo Díaz para pactar la entrega de armas, este a su vez se apoyó en el famoso y fuerza política de los liberales, el Arrabal de Santa Ana, se arma y toma posiciones, para luego arrestar a los generales.

Continuó narrando que los infantes de marina, unos 120, se tomaron la estación y los puntos más importantes del Ferrocarril en una situación de guerra.

“No es solamente el 3, es importante lo del 5, pero como andamos engañando queríamos hacer ver que el 5 es el día de Colón, no el 5, allí la candela ardía con mayor fuerza”, recordó.

Navas prosiguió narrando que Eliseo Torres, coronel al mando de las tropas, al conocer la suerte de su jefe superior lanzó un ultimátum, o liberaban a sus jefes o tomaban una acción de guerra.

“Donde se hubiese lanzado un disparo, todavía estuviéramos recogiendo los muertos. No sé qué hubiese pasado en Estados Unidos”, manifestó.

En tanto que, el 3 de noviembre, una vez preso los coroneles se aprobó el acta de independencia redactado por Carlos A. Mendoza, el 4 de noviembre se convoca un cabildo abierto, el liberal Eusebio A. Morales redactó el comunicado y se muestra por primera vez la bandera, diseñada por Manuel Encarnación Guerrero, hijo de Manuel Amador Guerrero.

No obstante, para Navas es necesario que encaremos de una vez por todas y sin medias tintas la realidad, donde hubo hombres con mucho valor, otros con menos valor y otros pusilánimes.

Tras concretada la gesta, había muchos intereses personas encontrados en la capital, pero hay que resaltar la dirigencia liberal de ese entonces que supo decidir lo que le convenía al país y lo asumió con mucha responsabilidad.

Y aunque a Belisario Porras no pudo comprender el objetivo de la gesta a cambio de comprometer el territorio, por lo que perdió sus derechos políticos, luego logró recuperarlos convirtiéndose en Presidente tres veces.

Ponderó al Partido Liberal que sucumbió a las pugnas personales y el divisionismo, llegando al poder con una alianza con los conservadores con José Domingo de Obaldía y al morir, Carlos A. Mendoza asumió el poder, pero la exprimera dama María Ossa de Amador, envió una carta a Taff procurando impedir que Mendoza culminara su periodo.

Reconoce que los liberales que arribaron a Punta Burica con un proyecto país, coquetearon con el intervencionismo que en el futuro dañaría al país.

Pero, la construcción de la soberanía panameña no terminaría en 1903, pues después de esto Panamá quedó atado a los Estados Unidos en un tratado que considera Navas como ‘un chantaje’, donde se establecía la concesión a perpetuidad del Canal y Estados Unidos se arroga el derecho de intervenir en Panamá y Colón para establecer el orden público.

En la Constitución de 1904, se extiende esa prerrogativa de intervencionismo a todo el territorio nacional en el artículo 136, la cual fue eliminada en Monte Video en la séptima conferencia de Ministros de Relaciones Exteriores de América cuando se plantea el principio de la no intervención, la igualdad de Estados y el respeto a que cada país determine su tipo de gobierno.

Por lo que Arnulfo Arias en la Constitución de 1941 eliminó el artículo 136 de la Constitución del 1904.

“La intervención es un delito, que lo practiquen las grandes potencias es otra cosa”, expresó.

Pero no fue hasta el 7 de septiembre 1977, cuando en una admirable estrategia diplomática, a través de los Tratados Torrijos-Carter, Panamá pone fin a la concesión perpetua del Canal y la presencia colonial de Estados Unidos en el territorio, estableciendo su total soberanía el 31 de diciembre de 1999.

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