Del dolor a la esperanza: la lucha de la familia Vissuetti tras perder a dos de sus hijos en un accidente en vía Roberto F. Chiari

El 19 de marzo, mientras esperaban asistencia de su seguro en la orilla de la carretera debido a un neumático pinchado, el vehículo familiar fue impactado en la parte trasera por otro automóvil conducido por una mujer. En el lugar murieron los hijos mayores de la familia: Leonel, de 11 años, y Keytlin, de 15.

Del dolor a la esperanza: la lucha de la familia Vissuetti tras perder a dos de sus hijos en un accidente en vía Roberto F. Chiari. / TVN Noticias

Ciudad de Panamá, Panamá/Han transcurrido tres meses desde que un accidente de tránsito en la vía Roberto F. Chiari, en Panamá Oeste, transformó por completo de la familia Vissuetti.

El 19 de marzo, mientras esperaban asistencia de su seguro en la orilla de la carretera debido a un neumático pinchado, el vehículo familiar fue impactado en la parte trasera por otro automóvil conducido por una mujer. En el lugar murieron los hijos mayores de la familia: Leonel, de 11 años, yKeytlin, de 15.

De inmediato, Roberto y Daniel fueron trasladados al hospital con lesiones, aunque se encontraban en condición estable. "Nuestra vida nunca va a volver a ser igual", expresó Karina, madre de estos niños. "No pensé en la gravedad del accidente hasta que vi el carro en el lugar de los hechos. Fue algo horrible", añadió.

La madre recuerda con angustia el momento cuando un policía le informó que dos personas habían fallecido en el vehículo. "Me duele porque me pregunto si yo era consciente... no sé si mis hijos estaban despiertos todavía. Yo desperté tres días después y, además, supe la noticia. Me dicen que no, que ellos murieron inmediatamente, pero yo todavía tengo el pensamiento de que yo pude hacer algo, manifestó Roberto, padre de los pequeños.

En medio de la tragedia, Daniel se convirtió en la esperanza de la familia. El niño sufrió lo que los médicos denominaron una "lesión axonal difusa", un daño severo en las fibras del cerebro que no permitía a los especialistas hacer pronósticos certeros.

“El niño no podía hablar, recordar, escuchar o moverse. Ni se atrevían a decirme cuándo iba a abrir los ojos. Podía demorar meses o años”, relató Roberto. Sin embargo, Daniel despertó. Poco a poco, con terapias y el apoyo constante de su familia, comenzó a recuperar la movilidad y el habla. "Cada cosa que hacía era una alegría única para nosotros, porque mi hijo había vuelto a nacer", dijo emocionada su madre.

La escuela de fútbol Fénix se ha convertido en el segundo lugar de terapia para Daniel, quien comparte con su padre la pasión por este deporte. Es también una forma de mantener vivo el espíritu de Leonel y Keytlin. "En la primera terapia, la fisioterapeuta me dijo: 'Vengo a negociar por Daniel, él quiere ir a practicar'", cuenta Roberto. "Le pregunté si podía practicar y me respondió que sí, que eso le ayuda con lo físico".

Daniel, con una sonrisa tímida, confiesa que prefiere el fútbol a las terapias tradicionales. Su jugador favorito es Lamine Yamal, y en su uniforme lleva un logo especial: dos alas de ángel con los nombres de sus hermanos fallecidos. Para Roberto y Karina, cada día representa un desafío emocional. Volver a las actividades cotidianas les recuerda constantemente la ausencia de Leonel y Keytlin. A pesar del dolor, la familia no se rinde.

Regreso a la normalidad y justicia

Daniel ha regresado a su escuela para incorporarse presencialmente a sus clases. El mismo colegio donde estudiaba con sus dos hermanos lo ha recibido con amor y apoyo, lo que representa una ayuda tanto para él como para sus padres.

Mientras la familia lucha por sanar, también busca justicia para sus hijos. Ya se realizó la audiencia de formulación de cargos contra la conductora vinculada al caso, a quien se le imputó homicidio culposo agravado. La investigación tendrá una duración de seis meses, y para septiembre está programada la diligencia de reconstrucción del accidente en el lugar donde ocurrió la tragedia, a las cuatro de la tarde del 19 de marzo.

Hagan justicia a mis hijos, porque eran niños brillantes. No porque eran mis hijos, pero eran niños brillantes y sobresalientes que tenían un futuro prometedor y sus vidas fueron truncadas por una persona irresponsable y negligente en el volante”, pidió Karina.

Cuando se le pregunta a Daniel qué les diría a sus hermanitos, responde con la inocencia y sabiduría de un niño, manifestando que siempre los extrañará mucho y que los ama. Y promete jugar fútbol por ellos, ganar campeonatos en su honor, porque sabe que a sus hermanos también les gustaba este deporte.

Una historia de dolor transformada en ejemplo de resistencia, donde el amor familiar se convierte en la fuerza que permite seguir adelante, incluso cuando todo parece perdido. La familia continúa con las terapias de Daniel mientras espera que la justicia determine las responsabilidades del accidente que cambió sus vidas para siempre.

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