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Ciudad de panamá/Zoila Yadira de Castillo, catedrática de la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP), advierte sobre las graves consecuencias que ha tenido la crisis educativa en el rendimiento de los estudiantes que ingresan a la educación superior. En entrevista con Noticias AM, la docente compartió un diagnóstico preocupante: los puntajes de ingreso a la universidad han caído de forma sostenida en los últimos años.
La catedrática Castillo señaló:
“Cuando empezamos a aplicar pruebas de admisión, muchos jóvenes obtenían entre 1500 y 1800 puntos. Hoy vemos promedios de 1000 a 1300”.
Sin embargo, este descenso no es solo una cifra fría: representa un retroceso en las habilidades matemáticas, de lenguaje y pensamiento lógico que se supone deben ser la base en la educación media.
La profesora recordó que los actuales graduandos del sistema secundario fueron los mismos que iniciaron sus estudios durante la pandemia. Además, han vivido constantes interrupciones académicas por huelgas, protestas y paralizaciones, como las ocurridas en 2023 y las más recientes en 2025. “Esas clases no se recuperan, y sus efectos son evidentes incluso en cuarto año de universidad y lo ve en sus salones de clase”, afirmó.
Castillo explicó que, incluso en niveles avanzados, muchos estudiantes tienen dificultades con operaciones básicas como la regla de tres o el álgebra sencilla. “Eso debería ser conocimiento de secundaria. Yo dicto Matemáticas Aplicadas a la Toma de Decisiones, y aun ahí tengo que regresar a lo más elemental”.
El impacto de las suspensiones va más allá del conocimiento académico. Según Castillo, también se afecta la motivación, el compromiso y las llamadas habilidades blandas. “Un solo día sin clases puede hacer que el estudiante pierda el ritmo. La recuperación no es solo de contenido, es de actitud y enfoque”, dijo.
Los estudios internacionales respaldan su testimonio: por cada día perdido, el estudiante retrocede no solo en comprensión lectora o matemática, sino también en resolución de problemas, empatía y trabajo en equipo.
Castillo hizo un llamado urgente a repensar el modelo educativo panameño. “Hemos normalizado que los conflictos se resuelvan paralizando las clases. Como sociedad, no podemos seguir aceptando esto. Padres, estudiantes y docentes merecen algo mejor”, dijo enfáticamente.
También advirtió sobre la desventaja competitiva de Panamá frente a países similares como Singapur. “Somos 4 millones. Si el 80% no domina matemáticas y más del 60% falla en lenguaje y ciencia, estamos perdiendo nuestro capital humano más valioso”, expresó.
Se ve reflejado en la generalización del empleo donde estamos en tiempos que se globaliza; en Panamá se encuentran empresas que tienen vacantes, pero no han conseguido recurso humano y les toca contratar manos de obra extranjeras.
La catedrática no descarta la legitimidad de las luchas docentes, pero insta a buscar salidas creativas para así buscar soluciones sin sacrificar lo más valioso, que son nuestros estudiantes. “Somos educadores, formamos para el futuro. Me quedo con este pensamiento: cuando un maestro deja de enseñar, el país entero deja de aprender”.