Panameños consideran que las mujeres están preparadas para la participación política

Si bien Panamá es un país de renta alta, calificado con desarrollo humano muy alto (PNUD, 2020), ocupa la posición 56 -el décimo quinto puesto entre países latinoamericanos- en el subíndice de empoderamiento político femenino (WEF, 2021), el cual está asociado a la proporción de escaños parlamentarios ocupados por mujeres.

Este panorama fue analizado en la encuesta “Diagnóstico de barreras y oportunidades sobre la participación política de las mujeres en Panamá”, que se aplicó a nivel nacional (provincias y comarcas) durante los meses de septiembre, octubre de 2021, por Gallup de Panamá, en base a un protocolo de investigación preparado por una firma de consultores/sociólogos ENRED, S.A, en la primera etapa del proyecto, comprendida entre 2019-2020.

Este estudio, organizado por la Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana (Capítulo Panameño de Transparencia Internacional), mostró entre otras cosas, que el 93% de la población encuestada considera que las mujeres están suficientemente preparadas para ejercer posiciones de elección popular. https://www.libertadciudadana.org/wp-content/uploads/2022/01/informe-diciembre-2021-DIGITAL-v02-2.pdf

Aunque no se encontraron diferencias significativas entre variables demográficas, las mujeres comparten esta percepción con mayor frecuencia que los hombres (95% mujeres y 91% hombres).

Mientras el 42% de informantes indicó que las mujeres tienen mayor capacidad y honestidad para resolver los problemas que enfrenta Panamá, otro 42% indicó que “depende”, por lo cual el sexo no sería un determinante para este tipo de habilidades políticas.

Otro 90% manifestó que está de acuerdo con la implementación de leyes pro-paridad en puestos políticos y un 20% piensa que ningún partido político promueve la participación de las mujeres en sus estructuras.

Un 54% de informantes manifestó que las mujeres deben dedicarse antes a la familia que a un puesto de elección popular.

El 52% de los hombres, frente al 56% de las mujeres, comparte esta opinión. En términos de la variable sexo, el 15% de las mujeres y 17% de los hombres manifestó que una de las consecuencias de que las mujeres se inserten en la vida política es renunciar a la familia, el 57% de las mujeres y 60% de los hombres indicó que las obligaciones del hogar dificultan su participación, y el 58% de las mujeres y 57% de los hombres señaló lo mismo para las obligaciones familiares.

En el diagnóstico, del total de personas encuestadas el 52% considera que los costos para las mujeres en la política son mayores que para los hombres, y el 43% concuerda con que la COVID-19 generará más barreras para la participación femenina en la vida política.

El 65% de las mujeres y el 57% de los hombres tiene acuerdo con que las mujeres enfrentan un menor acceso a recursos para costear campañas. Además, las mujeres encuestadas tienden a percibir que la opinión pública las ataca más (65%), que los medios son más críticos con ellas (69%) y que cuentan con menos espacios y cuotas de pantalla (66%), con mayor frecuencia que los hombres informantes (54%, 57% y 59% respectivamente).

En la conclusiones, el documento señana que, "en términos globales a pesar de que la mayoría de informantes considera que las mujeres están preparadas para ejercer cargos de elección popular, atribuyéndoles características como honestidad y mayor preocupación por la situación de las comunidades, son las mujeres inscritas en partidos políticos quienes manifiestan menor disposición de ser candidatas, probablemente asociado a un mayor conocimiento sobre las barreras que existen en las estructuras partidarias que dificultan el desarrollo de liderazgos femeninos".

Dado que las percepciones son interpretaciones, en términos de sentires, recuerdos, reconocimientos y asociaciones, de realidades sociales (Sabido, 2016) que están permeadas por la cultura patriarcal (ENRED, 2018) que se ha encargado de relegar a las mujeres al ámbito privado y a subestimar su papel en el ámbito político, por lo tanto, una autopercepción negativa por parte de ellas constituye un reflejo de los derechos y el reconocimiento que la sociedad les otorga (Lagarde, 2006), conforme ese reconocimiento mejore, y exista un trabajo por parte de las instituciones dirigido al empoderamiento de las mujeres, su autopercepción será cada vez más positiva y reflectiva de la importancia que tiene la participación de las mujeres en la política panameña.

Por otro lado, son las mujeres quienes consideran en mayor medida que sus congéneres se interesan más por asuntos públicos, tienen más valores y otras habilidades útiles en ámbito político. Lo cual sugiere una tendencia a querer apoyar a otras mujeres que probablemente se vea minada por barreras estructurales y liderazgos masculinos violentos a lo interno de los partidos.