Bacterias viven en placentas saludables
Una nueva y sorprendente investigación muestra que una pequeña pero diversa comunidad de bacterias vive en la placenta de mujeres embarazadas saludables, lo que pone en duda la creencia de que el feto crece en un ambiente estéril.
Los organismos son en su mayoría de los llamados "gérmenes buenos" que habitan en todos los humanos. Pero el estudio, dado a conocer el miércoles, también indica que es posible que tengan un papel en los nacimientos prematuros.
"Nos permite pensar en la biología del embarazo de una forma diferente, en el sentido de que el embarazo no es un período completamente estéril", dijo el investigador principal, el doctor Kjersti Aagaard, de la Facultad Baylor de Medicina de Houston.
En nuestros cuerpos habitan billones de microbios, en la piel, los intestinos, la boca. Estas colonias juegan un papel crítico en mantenernos saludables, particularmente los del tracto intestinal. Hace algunos años, el Proyecto del Microbioma Humano mapeó estas colonias y calculó que en los humanos saludables cohabitan más de 10.000 especies.
Los recién nacidos saludables toman algunos de estos microbios de la madre durante el nacimiento, que son diferentes si nacieron por parto natural o cesárea.
¿Y antes del nacimiento? Hay algunas señales de que el proceso comienza dentro del útero.
Pero "hemos creído tradicionalmente en la medicina que el útero es una parte estéril del cuerpo humano", dijo la doctora Lita Proctor de los Institutos Nacionales de Salud, que supervisó el proyecto del microbioma.
Con las nuevas investigaciones "nos damos cuenta de que los microbios pueden jugar un papel en el desarrollo del feto", agregó Proctor, quien no participó en la investigación. "Los resultados de este estudio abren ahora una nueva línea de investigación en la salud materna y pediátrica", agregó
El equipo de Aagard había estudiado anteriormente el microbioma de la vagina y conoció que su composición cambia cuando la mujer queda embarazada. El rompecabezas era que los microbios con mayor presencia en la vagina no eran los mismos que las bacterias que los científicos encontraban en los recién nacidos.
Aagaard se preguntó qué pudiera estar propagándose al tracto intestinal de los niños pequeños.