Brasil, modelo de bancos de leche materna

Brasil, modelo de bancos de leche materna
Brasil, modelo de bancos de leche materna
Ap/rio De Janeiro
04 de septiembre 2014 - 09:36

Hace 30 años, las mujeres pobres en Brasil vendían su leche de pecho y dejaban a sus hijos en peligro de sufrir desnutrición. El equipo en los pocos centros de recolección de leche materna que existían era tan costoso que limitaba la capacidad del país para ampliar el alcance del programa.

Esta situación ha cambiado radicalmente, gracias en parte al químico Joao Arigio Guerrade Almeida, que ha convertido la Red de Bancos de Leche Materna de Brasil en un modelo que estudian otros países y al que atribuyen la reducción en dos tercios de la mortalidad infantil.

"Brasil es realmente líder mundial en desarrollo de bancos de leche materna", dijo la doctora Lisa Hammer, pediatra de la Universidad de Michigan que formó parte de un equipo que visitó la semana pasada la red con sede en Río de Janeiro.

Aunque es una práctica poco usada en gran parte del mundo, la donación de la leche materna es común en Brasil, donde la red de bancos funciona casi de la misma manera que los bancos de sangre: se prueba, se clasifica y se almacena la leche, utilizada principalmente para alimentar a infantes prematuros en unidades neonatales.

Cuando una madre es incapaz de alimentar con pecho a su bebé, por enfermedad, adicción a las drogas u otros problemas, la red interviene y ofrece leche materna gratis. El año pasado recolectó leche de unas 150.000 mujeres para la alimentación de 155.000 bebés.

Alcanzar esta meta no fue fácil. Almeida recordó los problemas que tuvo en su primera visita a un banco de leche materna en Río en 1985, a finales de la dictadura militar que había durado dos décadas en el país.

"Lo que vi me dio miedo", declaró. El sistema dependía de las "donaciones" de madres pobres que a menudo vendían tanta leche que se quedaban sin nada para alimentar a sus propios infantes.

Almeida hizo campaña a favor de que se prohibiera la venta de la leche materna y buscó alternativas a la importación de equipo caro. Máquinas pasteurizadoras modernas que cuestan 25.000 dólares fueron cambiadas por máquinas de fabricación brasileña de 1.500 dólares y que se utilizan en los laboratorios de prueba de alimentos.

Frascos para mayonesa o café instantáneo fueron esterilizados a fin de almacenar en ellos la leche en un refrigerador; reemplazaron los matraces importados que representaban el 89% de los gastos de funcionamiento en los bancos brasileños de leche materna.

"Encontramos las maneras de adaptar el sistema a la realidad de un país en desarrollo sin vulnerar la calidad ni la seguridad de la leche (materna)", dijo Almeida, de 57 años. "También decidimos enfocarnos más en la madre que en el niño", agregó.

Las mujeres brasileñas se muestran cada vez más proclives a amamantar a sus bebés. Más de la mitad lo hacen en los primeros seis meses de vida del niño, según el Ministerio de Salud.

La leche materna es la mejor fuente de nutrición para los bebés, pues contienen sustancias antimicrobianas y antiinflamatorias que ayudan a evitar enfermedades como la diarrea, que puede ser fatal para un bebé, al tiempo que promueven el buen desarrollo del niño de un modo que las fórmulas no pueden hacerlo. Los bebés prematuros que son amamantados a menudo evitan enfermedades peligrosas y pueden salir de las unidades para neonatos más rápidamente.

La leche materna, por otro lado, evita el uso de agua que podría estar contaminada en la preparación de fórmulas.

La tasa de mortalidad infantil ha bajado en Brasil de 63,2 por cada 1.000 nacimientos en 1985 a 19,6 en el 2013.

"Una pequeña inversión está dando grandes dividendos", dijo Almeida. "Tenemos mejores tasas de supervivencia y bebés más saludables, lo que le ahorra mucho dinero al sistema sanitario. Además, llegamos no solo a las madres de bebés prematuros, sino a todas las madres, y les enseñamos todo lo relacionado con el uso de la leche materna".

Las campañas de concientización incluyen a artistas de telenovelas que instan a las madres a amamantar. Hay líneas telefónicas de consulta gratis en las que las potenciales donantes se informan de cómo extraer la lecha, esterilizar jarras de vidrio y mantener la leche en las refrigeradoras. Mensajeros en motocicleta --y en algunas ciudades bomberos o policías-- recogen la leche en las viviendas de las donantes, lo que facilita todo el trámite.

"Cuando supe que estaba embarazada, quise ser donante", dijo María Tereza Aragón, una diseñadora que donó leche durante cinco meses tras el nacimiento de su hijo Bernardo. "Al principio no sabía qué hacer. Pero es sorprendente lo fácil que es y todo el apoyo que le dan a una".

"Es reconfortante ver a tu bebé y saber que estás haciendo algo que va a ayudar a otro bebé tan maravilloso como el tuyo", agregó durante una visita a un pabellón de maternidad de Río para ver al hijo de su hermana.

La red, que tiene 214 bancos, constituye un éxito aislado en un sistema de salud pública con muchos problemas. Su personal ayudó a crear programas similares en más de 15 países de América Latina y Africa, así como en España y Portugal. El equipo visitante de la Universidad de Michigan recibió la semana pasada recomendaciones con miras a la apertura de un banco en Ann Arbor.

Hammer, la pediatra de ese centro de estudios, dijo que en Estados Unidos se está promoviendo mucho el uso de leche materna.

"Hay muchos recursos gubernamentales, campañas comerciales y abundante dinero. Pero ir más allá y usar lecha donada cuando una madre no puede amamantar a su bebé es algo no muy conocido ni aceptado", expresó. "Aquí en Brasil están muy bien informados".

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