Jóvenes luchan para reducir VIH en el Caribe
Un puñado de trabajadores sexuales se sientan en unos cartones viejos junto a una cloaca maloliente, comparten comida y hojitas de afeitar para quitarse los vellos de las piernas y rostros mientras se preparan para otra noche de trabajo en las calles de la capital jamaiquina.
La prostitución y las relaciones sexuales entre personas de un mismo sexo están prohibidas en Jamaica, donde la población LGBT (lesbiana, gay, bisexual y transgénero) que se prostituye se arriesga a ser detenida o a cosas peores. Pero este sector tradicionalmente receloso de las autoridades ve con buenos ojos la llegada de voluntarios que ofrecen condones, lubricantes y consejos médicos.
"Es duro vivir así, pero hacemos lo posible por cuidar la salud. Nadie quiere contraer el VIH", dijo un hombre gay de 21 años, con el pecho descubierto, que se identificó solamente como Kris.
En buena parte del mundo, repartir condones y ofrecer asesoría a los trabajadores sexuales gay, bisexuales y transgénero es una rutina. Pero ayudar a hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres es algo casi revolucionario en partes del Caribe de habla inglesa, donde la homofobia y leyes que consideran las relaciones homosexuales un delito hacen que esa población se maneje en las sombras y que resulte más difícil ofrecerles programas de prevención del VIH, lo que alimenta a su vez una epidemia regional de ese mal.
Sin embargo, podrían estar cambiando las cosas en Jamaica, Trinidad y Tobago, Guyana y otras ocho naciones donde las relaciones sexuales entre personas de un mismo sexto son un delito. Por más de que los fondos sean cada vez más escasos, están tomando impulso los programas dirigidos a hombres que tienen relaciones con otros hombres y las organizaciones de apoyo parecen vigorizadas.
"Entramos en una era totalmente nueva", declaró Ernest Massiah, director del programa de las Naciones Unidas para el VIH y el SIDA, con sede en Trinidad.
Un claro indicio de que los tiempos están cambiando es la creación del Color Pink Group (Grupo Color Rosado), una organización sin fines de lucro fundada en el 2011, cuya existencia hubiera sido inimaginable hace una década. Una noche reciente, su fundador James Burton, uno de los pocos jamaiquinos que no tienen problema en hablar abiertamente de su homosexualidad, lució una llamativa camiseta rosada mientras le hablaba de la prevención del VIH a un grupo de muchachos gay afuera de un centro comercial de Kingston.
"Esto es lo que hacía falta antes: visibilidad y un trato de persona a persona", dijo Burton, cuya agrupación ofrece también capacitación vocacional y distribuye condones y lubricantes.
Mientras que la aceptación de la homosexualidad por parte de la sociedad va en aumento, según nuevas encuestas encargadas por UNAIDS en ocho países caribeños, los hombres gay siguen enfrentando situaciones alarmantes, por más que la incidencia de VIH en la población en general haya bajado desde el 2000.
En todo el mundo, los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres registran elevados niveles de VIH comparado con los hombres heterosexuales. Pero los expertos dicen que en los países del Caribe donde la homosexualidad es un estigma tienen tasas desproporcionalmente altas. Un estudio publicado por la revista médica Lancet en el 2012 reveló que la incidencia de VIH en esa población en el Caribe es una de las más altas de que se tenga noticia en el mundo.
El Caribe tiene las tasas de VIH más altas del mundo después del Africa subsahariana, a pesar de que las cifras generales y per cápita son mucho más bajas. Las tasas de infección regionales son mayores entre los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres en países donde esas relaciones han sido tradicionalmente consideradas un delito.
En Jamaica, aproximadamente el 1,7% de la población adulta porta el VIH, de acuerdo con UNAIDS. Pero se cree el 33% de los hombres que tienen relaciones con otros hombres portan el virus. Es la tasa más alta de las Américas para esa población y una de las más altas del mundo.
En un esfuerzo por combatir la discriminación contra los hombres gay en el sistema sanitario, el Jamaica Forum of Lesbians, All-Sexuals and Gays se asoció con un programa del gobierno para sensibilizar al personal de clínicas y hospitales acerca de los derechos humanos de los homosexuales. Puede ser algo tan sencillo como convencer a la gente de que no haga gestos desaprobatorios ni juzgue a los pacientes que piden un examen del recto.
La organización de Burton y otras agrupaciones visitan periódicamente la zona donde jóvenes valientes como Kris están sacando a la luz a la comunidad gay y transgénero de Jamaica. La mayoría de los hombres gay de Jamaica tratan de pasar inadvertidos y ocultan su orientación sexual para evitar ser juzgados o para proteger a sus seres queridos. Pero el grupo de Kris se congrega desafiante en la calle.
Aumenta entre los políticos la impresión de que al desalentar la discriminación de la gente con el VIH se apuntalarán los esfuerzos por combatir el virus. En una conferencia regional sobre el VIH llevada a cabo en abril en Kingston, el ministro de salud jamaiquino Fenton Ferguson exhortó a los políticos de la región a "hacer a un lado nuestras creencias personales, nuestra incomodidad y nuestros prejuicios" y a "iniciar un diálogo franco sobre este estigma".
Las relaciones entre homosexuales, de todos modos, siguen penalizadas y "es muy difícil cambiar la mentalidad" de la gente, dijo el doctor Geoffrey Barros, coordinador clínico del centro de VIH/SID de la Universidad de las Indias Occidentales.