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¡Mi hijo se niega a ir al baño!

Hay niños que se niegan a hacer caca cuando no tienen a la madre cerca, se bloquean y prefieren aguantar.

Buscar la manera más divertida para que tu hijo se sienta cómodo a la hora de ir al baño.
Buscar la manera más divertida para que tu hijo se sienta cómodo a la hora de ir al baño.
Cecy López - Periodista
01 de diciembre 2015 - 08:58

@CecybelLopez/Los niños son personitas muy susceptibles a los cambios, como ellos no pueden expresarse verbalmente y manifestar sus miedos y temores, lo hacen a través de sensaciones emocionales.

En mi caso con mi hija, yo sabía que después del desayuno siempre evacuaba, cuando tomé la decisión de ingresarla en las mañanas a la guardería, mi hija inmediatamente tuvo un retroceso y se manifestó con la ida al baño. Por supuesto eso me enojaba, mi hija desde los 11 meses logró controlar sus esfínteres y cómo era posible que a los 17 meses me retrocediera, gracias a Dios consultamos al pediatra y nos comentó que esa reacción emocional se debía al cambio que mi hija tuvo al ingresar a la guardería.

El consejo fue, brindarle mucho amor y confianza para regresarle a mi hija su seguridad y que como padres no debemos expresarle enojo, sentimiento de culpa, pegarle o exhibirla delante de las personas, que por el contrario, estuviera allí para mi hija demostrándole que ella podía nuevamente controlar sus esfínteres. Al cabo de un mes, mi hija acostumbró a su organismo a hacer caca cuando regresaba de su guardería y estaba cómoda nuevamente en las manos de mamá, dejó atrás ese retroceso que tuvo y empezó a decir nuevamente a mami sus necesidades de ir al baño.

Este ejemplo así como otros, con niños que retroceden a la hora de hacer de vientre, es una actividad corporal muy sensible a las emociones. Hay adultos que cuando se van de vacaciones no pueden ir al baño durante unos días, las emociones se manifiestan y bloquean esas sensaciones. Los niños son aún más sensibles a este desequilibrio, al no disponer de otros medios para expresar sus emociones (a esta edad, aún no hablan bien). ¿Qué se debe hacer en estos casos?

La recomendación que dan los expertos, se basan en dedicarle tiempo extra a tu hijo, ofrecerle seguridad, hacerle ver que los cambios no son malos, que reprimirse las ganas de ir al baño puede ser peligroso, que avise de una manera divertida cuándo quiere evacuar (puede ser que le des un pito y que lo sople cada vez que necesite ir al baño) buscar la manera de que tu hijo se sienta cómodo es lo más importante.

Los especialistas señalan, que cuando los niños suelen tener un retroceso como este, se le debe prestar atención inmediatamente, ya que cada vez que ellos reprimen las ganas de ir al baño, los niveles de estreñimiento aumentan y algunas veces causan fisuras.

Las siguientes pautas sirven para solucionar el estreñimiento provocado por causas emocionales:

  • Proporcionar al niño un muñeco con un orinal. El pequeño transmitirá al muñeco la tensión que él vive, mientras le “enseña” a hacer sus necesidades en el orinal de juguete.
  • Brindarle oportunidades para jugar con plastilina, barro, arena o pintura de dedos. Manosear estos materiales y embadurnarse con ellos le sirve para elaborar ciertas fantasías y miedos. Por ejemplo, las bolitas de barro representan para él sus propias heces y jugando con ellas se prepara para la verdadera situación.
  • Una dieta rica en fibra también le ayudará a defecar. Es importantísimo que beba mucha agua, que tome frutas y verduras en abundancia y que prescinda de los alimentos que estriñen (arroz, zanahorias...).
  • La intervención del pediatra resulta fundamental para ayudar al pequeño a superar su problema. Durante una temporada le mandará laxantes o supositorios para que no le cueste tanto esfuerzo hacer caca (jamás debemos administrarle estos medicamentos por nuestra cuenta). Así, además, evitará la posibilidad de que se haga una fisura anal, lo que complicaría aún más las cosas (en este caso habría que aplicarle una pomada que favoreciera el cierre de la herida). Salvo casos muy especiales, los pequeños superan sus dificultades para hacer caca rápidamente.

El padre y la madre deben coincidir en su manera de enseñar al niño el control de esfínteres, evitando atosigarle y dando más importancia a sus avances que a sus escapes involuntarios y a sus retrocesos. Si no, el pequeño puede sentirse presionado o confundido y en estos casos es muy probable que opte por seguir haciéndose pis encima o por aguantarse las ganas de hacer caca.

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