Jelou!
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Jorge Armando Arce Armenta acepta que estuvo muy lejos de ser un peleador de alta escuela, un superdotado de técnica, pero cree que siempre compensó, durante toda su carrera, sus debilidades con la bravura, con la pasión por el espectáculo y la valentía que siempre puso a cada una de sus peleas. Arce aceptó la noche del sábado que ante Jhonny González buscó el todo o nada, que cuando lo intent, su rival le aplicó severo castigo y le cortó, que quiso terminar de forma decorosa su carrera, y siente que lo logró porque para él, "Jhonny es uno de los mejores peleadores a los que he enfrentado". Luego de la derrota, la octava de su carrera, Jorge regresó a casa y su esposa Karime le tenía preparada una fiesta con sus amigos, no celebrando el resultado, pero sí su último día en activo como boxeador. Jorge Arce se coronó mundialmente por primera vez en 1998, a la edad de 19 años. Realizó un total de 28 peleas de campeonato mundial en seis diferentes categorías, desde peso minimosca, donde fue monarca, hasta peso pluma, donde se quedó sólo como retador. Más allá de sus números, la conquista de cetros en minimosca, mosca, supermosca, gallo y supergallo, dos de ellos de forma interina, lo que deja Arce es su bravura en el ensogado. Podía estar al borde del nocaut y resurgía como el ave fénix para ganar de forma épica. Nadie le podrá negar al "Travieso" que más allá de los títulos que ganó, que algunos le reconocen y otros no, que siempre fue garantía de espectáculo, cuando arriesgó terminó noqueado en más de una vez, así le pasó con Michael Carbajal, Nonito Donaire y Vic Darchinyan, pero también salió ganando en otras como con Hussein Hussein, Wilfredo Vázquez y Yo-Sam Choi, sus tres víctimas más especiales. Anoche, ante su gente, el "Travieso" sabía que quedaba poco por hacer y aún así lo intentó, con el párpado caído, pidió que no le pararan la pelea para tratar de hacer algo. Sin muchas opciones, llegó al undécimo episodio ante un rival duro como Jhonny. Se acabó la carrera de un valiente peleador que pocas veces ofreció conciertos de técnica, pero siempre ofertó a su público drama, sangre, valentía y coraje, para suplir todas aquellas carencias que el deporte le dio y que con ello en mente siempre trató de ir contra la lógica.