Pablo Repetto, el verdugo de Boca y River en la Libertadores
Ecuador/Repetto llevó en 2013 al Independiente a lograr el subtítulo del campeonato nacional, en el que ha sido tercero en las ediciones de 2014 y 2015.
Si cuando agarró las riendas del Independiente del Valle en 2012 alguien le hubiera dicho al uruguayo Pablo Repetto que cuatro años después estaría disputando la final de la Copa Libertadores tras ajusticiar en el camino a Boca Juniors y River Plate, posiblemente no se lo habría creído.
Pero como él mismo dice "los sueños se van marcando con la realidad", y esta temporada ya sólo le queda uno por rubricar con su modesto equipo ecuatoriano que ha encandilado a todo el continente: ganarle el miércoles la vuelta de la final al colombiano Atlético Nacional, en Medellín, y levantar el trofeo más preciado.
"El equipo tiene personalidad, carácter, y quiere lograr lo máximo (...) Tenemos con qué y lo hemos demostrado", advirtió en su rueda de prensa del jueves, un día después del partido de ida en Quito que terminó 1-1.
Nacido en Montevideo el 14 de marzo de 1974, Repetto debutó como entrenador en el Centro Atlético Fénix luego de ver truncada por una grave lesión en la tibia y el peroné su carrera como futbolista a muy temprana edad en ese mismo equipo charrúa.
Y tras pasar por el Cerro y el Defensor Sporting uruguayos, y el Blooming boliviano, recibió la llamada del Independiente, al que se integró junto a su cuerpo técnico habitual de sus días en Uruguay con la misión de catapultar a los 'rayados del Valle' de Sangolquí (afueras de Quito), en cuyo estadio General Rumiñahui caben unos 7.500 espectadores.
En sólo diez partidos logró situar al Independiente, fundado en 1958 y que hizo su estreno en Primera División en 2010, en la cuarta posición de la tabla acumulada y clasificarlo a la Copa Sudamericana, su primera competición internacional.
El uruguayo aportó un juego fresco, con visión ofensiva, que cuajó muy bien en un equipo que destaca por su buena organización deportiva, su excelente manejo económico -en medio de una crisis que golpea a la mayoría de clubes nacionales- y su condición de semillero de jugadores.
Hasta que este año, en su participación en la Libertadores, explotó tras derrotar el paraguayo Guaraní en el repechaje; se clasificó en el Grupo 5 integrado por Atlético Mineiro, Colo Colo y Melgar, y liquidó a River Plate (actual campeón del torneo continental), Pumas y Boca Juniors hasta plantarse en la final.
Nadie antes había derrotado a los dos grandes argentinos en la misma edición de la Libertadores, en la que los negriazules juegan de manera permanente desde 2014.
Asimismo, Repetto fue el artífice de la primera victoria de un elenco ecuatoriano en la mítica "La Bombonera".
"Es un equipo que muestra simpatía, que le juega de igual a igual a los grandes. Tiene un juego frontal. Es un equipo que no se mete atrás, que no se cuelga de los travesaños, que sale por los costados y es poderoso de la mitad hacia arriba", explica a la AFP Polo Carrera, exjugador y extécnico de la selección ecuatoriana.
"Pablo se mete mucho con los jugadores, conversa con ellos, maneja con mucho rigor los entrenamientos. Es un técnico que cobija al jugador y eso le ha dado muchos méritos. Le falta el título nacional pero ya está metido en la historia del fútbol ecuatoriano", agrega.