La emoción paralímpica de Río hace eco en los asientos vacíos

Odair Santos consiguió en este estadio de atletismo, conocido como Engenhao, la primera medalla de Brasil: plata en los 5.000 m T11 (deficiente visual).
Odair Santos consiguió en este estadio de atletismo, conocido como Engenhao, la primera medalla de Brasil: plata en los 5.000 m T11 (deficiente visual). / YASUYOSHI CHIBA / AFP
Javier Tovar
08 de septiembre 2016 - 18:36

Río de Janeiro/Thabiso Ratsoane grita hasta quedarse sin aire cuando uno de sus atletas está en la pista: la emoción de este entrenador de Lesoto contagia a la tribuna del estadio olímpico de Rio, prácticamente vacía en el primer día de los Juegos Paralímpicos.

Poco más de un tercio de los lugares está ocupado, aunque eso no amilanó el entusiasmo del público y entre aplausos, ovaciones y olas, hicieron su fiesta, sobre todo cuando los brasileños competían.

Odair Santos consiguió en este estadio de atletismo, conocido como Engenhao, la primera medalla de Brasil: plata en los 5.000 m T11 (deficiente visual). Y Ricardo Costa de Oliveira vino después con el primer oro, en salto largo.

El grito repetido de "¡Brasil... Brasil!" se elevaba en esta y en otras instalaciones, como en las áreas de judo y de tenis de mesa, por lo demás bastante vacías igualmente.

Una voluntaria estimó que la afluencia de público al Parque de Barra (oeste), a 18 km del estadio de atletismo, fue hasta cuatro veces menor a la del primer día de competencias de los Juegos Olímpicos, que se celebraron el mes pasado.

También influyó el hecho que la alcaldía no decretó feriados para este evento. La ceremonia de apertura en el Maracaná por ejemplo tuvo un lleno total el miércoles.

Mario Andrada, director de Comunicaciones de Rio-2016, estimó "gratificante" el haber vendido hasta ahora 1,7 millones de entradas "en una competencia que es nueva en esta parte del universo" e indicó que los parques se llenarán con estudiantes de escuelas públicas.

La organización espera que se agote el restante disponible.

"Resistencia"

Juliana Terra, una actriz de 36 años y su pareja, Antonio Tigre, profesor de yoga de 37, estuvieron en el Engenhao para celebrar las medallas de Brasil. Esperan que el fin de semana haya más público.

"Hay cierta resistencia e ignorancia con los Juegos Paralímpicos. Nosotros preferimos ver esto, que es muestra de superación", dijo Terra a la AFP.

El estadio acuático, donde debuta el multicampeón brasileño Daniel Dias, estaba bastante lleno en la mañana y se espera igualmente en la noche, constató un periodista de la AFP.

Hacia allá se dirigía Paul Eduardo Paggiossi, un funcionario público de 54 años, con su hija María Eduarda, que tiene la espina bífida desde el nacimiento y poco puede caminar.

La organización le dio sin costo una silla de ruedas.

"Está funcionando muy bien. Es el primer día, esperamos que continúe así. Para alguien con poca capacidad de movilidad, 100 metros son 10 kilómetros", explicó.

"Bien organizado"

A las instalaciones deportivas, sólo se puede llegar por transporte público.

En el primer día de los Paralímpicos, el metro hacia Barra de Tijuca volvió a abrir sólo para portadores de boletos de entrada y de credenciales. Al estadio de atletismo se llega por el vetusto tren suburbano, que funcionó con puntualidad.

Jadir Antunes (49), exatleta paralímpico, llegó temprano a Barra en silla de ruedas, con su familia, para ver un partido de básquetbol. Viajó en metro y BRT, un nuevo servicio de buses que circulan por canales exclusivos.

"Ha sido muy bueno, muy bien organizado", dijo Antunes, que participó en los Juegos de Barcelona-1992 en carreras en silla de ruedas; perdió ambas piernas cuando tenía seis años, en un accidente de tránsito.

"Pero en Rio las cosas necesitan mejorar mucho. El pavimento tiene baches, los buses tienen casi siempre dañadas las plataformas para sillas de ruedas y lo mismo ocurre con los ascensores en el metro", lamentó.

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