Las 'zapatillas de los récords' generan debate en el maratón
Fue el calzado con el que Eliud Kipchoge rompió el récord mundial
Ya sean atletas de primera fila o simples corredores 'amateurs', muchos llevarán el domingo el mismo par de zapatillas en las calles de Nueva York para disputar el maratón más popular del mundo. Se trata de las "Vaporfly" de Nike, un modelo con resultados tan buenos que está generando algunos interrogantes.
El 12 de octubre, el keniano Eliud Kipchoge, plusmarquista mundial de la mítica distancia, terminaba los 42,195 kilómetros de un maratón en Viena en 1 hora, 59 minutos y 40 segundos, bajando de la barrera simbólica de las dos horas, en una carrera no homologada en la que todo se había dispuesto para favorecer un tiempo estratosférico de la estrella de la disciplina.
Kipchoge llevaba un nuevo prototipo de "Vaporfly", las zapatillas emblema de Nike para el maratón, con tres láminas de carbono en el interior de la plantilla y cuatro cámaras de aire.
Un día después, su compatriota Brigid Kosgei quebraba en Chicago el récord mundial femenino de la distancia (2 horas, 14 minutos, 4 segundos), mejorando en 81 segundos la anterior plusmarca.
En sus pies lucía las mismas zapatillas, en su versión comercializada desde 2017, con una única lámina de carbono en la plantilla.
"Cuando las llevas, te ves impulsado hacia la parte delantera del pie. Es un poco lo que pasa con unas zapatillas de puntas. De repente tienes ganas de correr", explica a la AFP Pierre-Jean Vazel, entrenador de numerosos atletas de alto nivel, que ha probado el modelo.
"Además hay un elemento elástico en el apoyo, ligado a las propiedades mecánicas del calzado. Sería exagerado compararlo con un resorte, pero hay una mejor absorción de los choques, permite economizar energía", señala.
Dominio evidente
Entre las zapatillas "rápidas" para el maratón, las de Nike han destronado a las de Adidas, que habían permitido en su día al etíope Haile Gebreselassie pasar por debajo de las 2 horas y 4 minutos en 2008. O que permitieron también al keniano Dennis Kipruto Kimetto romper la barrera de las 2 horas y 3 minutos seis años más tarde.
En los Juegos Olímpicos de Rio en 2016 ya se había producido el relevo. Los tres medallistas en la categoría masculina llevaban zapatillas de Nike.
Las "Vaporfly" estaban también en los pies de ocho de los diez últimos vencedores (hombres y mujeres) de los cinco grandes maratones de 2019 (Tokio, Boston, Londres, Berlín y Chicago), a la espera de lo que ocurra el domingo en Nueva York.
Un dominio abrumador que genera también preguntas. El 15 de octubre, el diario británico The Times revelaba que había atletas que habían trasladado su queja a la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), considerando que ese calzado daba una ventaja "injusta" a los que lo llevaban.
"Cuando un fabricante pone varias láminas de carbono en la plantilla, con cámaras de aire, ya no es una zapatilla, es un muelle", escribió días después en Instagram Ryan Hall, plusmarquista de Estados Unidos de media maratón. "Eso da una ventaja clara a cualquiera que lleve ese calzado", sentenció.
Golpe publicitario
¿Fueron las zapatillas determinantes para que Kipchoge consiguiera unos segundos extra para bajar de las dos horas en su maratón en Viena? "Podemos imaginar que eso le ayudó, pero es imposible saber hasta qué punto", relativa Pierre-Jean Vazel, recordando que hay récords que han llegado a batirse con los pies descalzos.
"Desde el punto de vista científico, tendríamos que poder comparar cosas que sean iguales, pero eso no se puede hacer. Además, los atletas no reaccionan de la misma manera a las innovaciones técnicas. Algunos ven cómo su rendimiento mejora, el de otros para nada", recuerda.
La IAAF, cuyo reglamento es muy difuso sobre esta cuestión, ha creado un grupo de trabajo para "animar al desarrollo y la utilización de las nuevas tecnologías, preservando las características fundamentales del deporte".
A la espera de sus conclusiones, las "Vaporfly", vendidas por 275 euros cada par, invaden cada vez más los pelotones de los maratones. Los éxitos recientes de Kipchoge y Kosgei han supuesto un extraordinario golpe publicitario para la marca de Oregon.