¡Todo el mundo es culpable, menos ellos!

Con el permiso de Julio Dely Valdés y los jugadores de la selección nacional: erase una vez un país donde el crecimiento económico estaba viento en popa y el apoyo al fútbol era indiscriminado; al punto de olvidar ciertos deportes como el béisbol, que había sido – por años – el deporte referencia del país. Claro, además del boxeo que sobrevive, pero ese es otro cuento.

Siguiendo con la tragicomedia, a este país al que hace referencia la novela es la franja canalera, mejor conocido como Panamá, o como Roberto “Mano de Piedra” Durán o como la rana dorada o como el Dubai de América Latina. La cuestión es que en este estrecho de tierra existía unas ganas increíbles de que la selección de fútbol fuera a un Mundial, lo tenían todo: buenos patrocinadores, un chef, excelente transporte, comodidades para las concentraciones, es decir, todo. Pero había algo que le faltaba a este equipo de panameños: LOS HUEVOS PARA ACEPTAR CUANDO SE EQUIVOCABAN.

Es bonito señalar al césped del Rommel, un pájaro que pasó y cago a Julio en la cabeza, la lluvia, el sol, si es domingo o lunes. Si sigo no creo que pueda terminar. Lo que hay que aceptar es cuando la embarramos. Por qué es tan difícil decir: “ey cometí un error, y pido disculpas porque la cagué”. Pero en Panamá todo el mundo tiene la culpa, menos el técnico y el equipo.

El sábado fui al entrenamiento, luego de la derrota, y parecía que ya estuviéramos en el Mundial de Brasil 2014. Risas, relajo y toda una diversión, como si nada hubiera pasado. Bueno, para Felipe Baloy, Blas Pérez, “Negrito” Quintero y los otros que juegan en el extranjero, de repente ir o no la Mundial les da igual, porque ellos ya tienen sus carreras aseguradas en el extranjero. Pero, ¿qué sería de ellos si nunca hubieran estado en la selección? Ni “Mandraque” los hubiera contratado en el Niupi de Oliver Aton. Así que, ¡Por Favor!, seamos serios.

Dice el capitán y el mismo Julio: “Los Medios”, “La fanaticada”, “No se llenan los estadios” y un montón de cosas que pone en evidencia que se están concentrando en el exterior, como si el problema estuviera afuera; por favor, el problema está adentro. Ojalá algún día puedan verlo y dejar de señalar para afuera. ¿Cuántos mundiales nos costará, no sé?

Entonces señores, si no van a poner el 100% en la cancha, díganlo a los fanáticos para que no le metan mucha mente y dejen de creer sin siquiera hacer el intento. Creo que es la mejor manera de hacerle ver al pueblo panameño que no vale la pena prestarle atención al fútbol.

Por: Laureano Barría M.