¿Estamos tan sobrados que podemos excluir jugadores?

Recuerdo que después de un entrenamiento le dije a un colega: “hermano por qué será que Rolando Escobar se ve como cabrea’o”. El colega me dice: “quien no va a estar así se lo traen a la selección y no lo ponen a jugar”. En ese momento entendí que todo jugador quiere minutos y que independientemente de lo que pase, para eso es que se le llama; o de lo contrario lo traigo para llevarlo a pasear y sentarlo en la banca.

Lo que ocurrió con este jugador puede ser algo fortuito o algo que se veía venir. En verdad no sé, pero lo cierto es que cuando tú actúas de una manera u otra en tu vida, debes ser responsable por las consecuencias que generas. Estas consecuencias pueden ser buenas o malas. Para suerte – o mala suerte – de Rolando Escobar, la balanza se inclinó en su contra.

Es cierto, la mentira es algo imperdonable y más cuando está en juego el sueño de más de 3 millones de panameños, pero también es bueno ponerse en el pellejo del otro.

Yo lo veo desde este punto de vista (muy personal por cierto). Si vengo de pelear la final de la liga de Venezuela; vengo de anotar goles con mi equipo; tengo muchos minutos de juego; hace tiempo no comparto con mi familia. Estas son algunas de las cosas que me pasarían por la mente cuando estoy sentado en la banca sin ver minutos de juego. Créanme que mi mente estuviera volando con comentarios como: “me tienen aquí y no me dan minutos” “no sé si renuevo con mi equipo para la próxima temporada” “ni siquiera he tenido tiempo de estar con mis hijos”. Imagino eso pasaría por la cabeza de cualquiera.

Que si se fue o no para Orlando, eso no es problema mío, pero lo cierto es que Rolando Escobar faltó a su palabra y le quedó mal a Julio Dely Valdés. Pero también es cierto que en los últimos partidos de la hexagonal fue a pasear con la selección. ¿Se tomó un tiempo con su familia? Eso no lo sé, lo que sí sabemos los medios de comunicación es la versión de Julio. Muy clara por cierto. Se tomó casi una hora para hablar del tema o lavarse las manos como Poncio Pilato; eso dice que el técnico no quiere enredos de ningún tipo.

La pregunta que yo me haría es: ¿estamos tan sobrados de jugadores que nos podemos dar el lujo de sacar a uno importante por complacer mi ego? ¿Vamos tan bien en la hexagonal que no necesitamos de los servicios de Escobar en una Copa de Oro? ¿Seguimos probando y probando jugadores, para qué?

Yo me quedo con lo que dijo el dueño del Sporting de San Miguelito cuando le preguntaron qué fue lo que hizo para ganar el Clausura. Este dijo: “antes concentrábamos a los jugadores, les poníamos todo tipo de reglas y nunca llegábamos a ningún lado. Ahora les dijimos que hicieran lo que querían y ganamos el torneo”. Moraleja: a veces las reglas traen más perdidas que ganancias.

Por: Laureano Barría M.