La Novia de Estambul
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Los dirigidos por Thomas Christiansen tuvieron un 74% de la posesión desde el momento en que Costa Rica se puso en ventaja, sin embargo, fueron incapaces de sacarle provecho a su superioridad con el esférico.
Como un balde de agua fría cayó la derrota de la Selección Nacional ante Costa Rica, un resultado que complica en demasía sus aspiraciones de clasificación directa a Catar 2022. Si bien, Panamá por fechas eliminatorias nunca había logrado ganar en tierras ticas, se guardaba la esperanza de romper ese maleficio y conseguir una victoria histórica.
Y pudo lograrlo, pero la poca efectividad ante el arco de Keylor Navas, las malas entregas y la estéril posesión de la pelota dilapidaron las intenciones de sumar de a tres.
Ante Costa Rica, la selección panameña tuvo su partido con mayor posesión promedio en lo que va del octagonal final con un 63.8%. Sin embargo, este número es aun mayor luego que los ticos se pusieran en ventaja.
Tras el gol de Bryan Ruiz, Panamá se volcó al ataque y dominó la posesión de la pelota con un 74%. Por si fuera poco, fue el partido en que más remates al arco tuvo con 16.
En cuanto se vio en desventaja en el marcador, Panamá adelantó sus líneas, presionó buscando el error de la zaga tica, recuperó con ahínco para asociarse en tres cuartos de cancha con la intención de empatar el marcador, pero nada de lo que probó le funcionó.
Fue un partido en el que los dirigidos por Thomas Christiansen fueron superiores, jugaron mejor al fútbol, tocaron mejor la pelota, pero se fueron con las manos vacías, con la sensación de que un equipo con poco fútbol y menos recursos se llevó la victoria porque supo sacarle provecho a la única oportunidad que tuvo en el partido.