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La razón: Las cebollas nos provocan esa reacción, porque liberan un químico llamado factor lacrimatorio, o FL, que irrita nuestros ojos. Pelarlas no nos produce mayor cosa pero si las picamos o cortamos, de inmediato, surgen las lágrimas. Las células de la cebolla se abren, lo que permite que dos sustancias que suelen estar separadas se unan según una publicación del The New York Times.
Uno de los trucos mas factibles es meter la cebolla antes de utilizarla en el congelador unos minutos o en la nevera durante una hora aproximadamente. Haciendo esto, lo que se consigue es que no se desprenda gas o al menos no en una gran cantidad.
Por otra parte, para evitar estos molestos gases es alejarse lo mas posible de la tabla donde se encuentre cortando la cebolla. Es decir, cortarla con los brazos estirados, de manera que no tenga la cabeza justo encima de la misma tabla, de esa forma los gases que suban no afectaran de igual manera.
Un último truco, es colocar una vela al lado de donde se encuentren cortando la cebolla. Esto ayuda a absorber gran cantidad de los gases de la cebolla, con lo cual conseguiremos no llorar tanto al cortarla.