'Pulpitos' solidarios para neonatos, la moda danesa que se cuela en Portugal

Muchos hospitales de Portugal se han sumado en el último año a la moda danesa que nació en 2013 y que consiste en regalar a los bebés prematuros "pulpitos" de ganchillo
Muchos hospitales de Portugal se han sumado en el último año a la moda danesa que nació en 2013 y que consiste en regalar a los bebés prematuros "pulpitos" de ganchillo / EFE
Efe
31 de enero 2018 - 07:52

Varios hospitales de Portugal se han sumado a la moda que nació en Dinamarca y que consiste en regalar a los bebés prematuros "pulpitos" de algodón que, según algunos pediatras, pueden recordarles el vientre materno y el cordón umbilical y les aporta beneficios.

Se trata de pulpos de diversos colores hechos a ganchillo, cuya cabeza tiene que medir entre 7 y 9 centímetros y sus ocho tentáculos entre 16 y 22 centímetros.

El objetivo de estos peluches, de algodón cien por cien, es ayudar a los bebés prematuros en sus primeros días de vida, de forma que tengan siempre compañía cuando están en la incubadora.

La iniciativa, cuyos beneficios algunos cuestionan, se puso en marcha hace cinco años en Dinamarca y con el paso del tiempo se ha ido extendiendo por todo el mundo.

"Los bebés agarran en la incubadora los tentáculos del pulpo y se quedan mucho más tranquilos", explicó hoy a EFE António Mendes, jefe del servicio de Pediatría del Hospital de Guarda, ciudad próxima a la frontera española de Salamanca.

"Probablemente, los tentáculos imitan al cordón umbilical", explicó Mendes, aunque "no hay una razón bien establecida" desde el punto de vista de una explicación científica de los beneficios.

Lo que sí asegura con rotundidad el doctor Mendes es que, con la ayuda de los pulpitos, los niños están más cómodos en la incubadora, lo que mejora la frecuencia cardíaca y respiratoria.

Además, incide, "si se agarran a los tentáculos, no cogen los tubos que suelen tener colocados".

En Portugal, el último movimiento de voluntarios que se dedican a hacer estos "pulpitos" de forma altruista para los neonatos ha nacido precisamente en Guarda, en la región Centro de Portugal.

Estela Poço, una vecina de la ciudad, de 42 años, ha sido la responsable de introducir esta práctica solidaria con la iniciativa denominada "Un pulpo de amor", que congrega a varias decenas de voluntarios que en los ratos libres hacen este tipo de muñecos.

"No hay hombres, las que tejemos los pulpitos somos todas mujeres", explicó hoy a EFE Estela Poço.

Hasta el momento, ya han entregado un centenar de ejemplares, todos elaborados siguiendo el patrón original diseñado por la organización que los creó por primera vez en Dinamarca.

"Cuando los niños están en la incubadora con el pulpito, se quedan más tranquilos e, incluso, les ayuda a coger peso", manifestó Poço.

"No es un tratamiento", aclaró, "pero a los recién nacidos les da mucha tranquilidad".

En los hospitales de Oporto, Braga, Viseu o Covilhã, la práctica de regalar un pulpito a los neonatos ya se ha generalizado y cada vez son más los voluntarios que se suman a esta curiosa iniciativa.

"Las asociaciones de Guarda nos dejan sus locales y allí nos juntamos para elaborar el pulpito", relata Estela Poço.

Para evitar cualquier riesgo para el neonato, la elaboración de los pulpitos está regida por unas normas específicas, de tamaño y tipo de algodón, que deben de cumplir todos los voluntarios.

La iniciativa cuenta incluso con el apoyo de la asociación de Bomberos Voluntarios del distrito de Guarda, que les ha hecho una donación económica para que costeen los gastos de la elaboración de los pulpitos durante todo este año.

"Tras recibir esta donación, hemos decidido a que partir de ahora entregaremos los pulpitos tanto a los bebés prematuros como al resto de niños que nazcan en Guarda", avanzó la voluntaria.

Los peculiares peluches llegaron al Hospital de Guarda el pasado mes de noviembre pero los primeros pulpitos solidarios en Portugal se entregaron meses antes, en marzo de 2017, en la unidad de neonatología del Hospital São João de Oporto.

El primero en marcha esta idea fue el Hospital Universitario de la ciudad danesa de Aarhus en 2013 y, según divulgó entonces el equipo médico tras la experiencia, los bebés experimentaron mejorías en los sistemas respiratorios y cardíacos, y aumentaron los niveles de oxígeno en sangre.

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