Los 'diablos rojos' de los años 80 y 90 regresan: están en Facebook

'Diablos rojos' de Torrijos Carter.
'Diablos rojos' de Torrijos Carter. / Original Retrobús

Extinguidos de la memoria urbana, cientos de autobuses “diablos rojos” que circularon en la Ciudad de Panamá entre los años 60 y los 2,000 han resucitado para recordar sus mejores tiempos.

Pero, tranquilos, ya no están en las calles… están en Facebook.

En esa red social es creciente el número de fanáticos de “diablos rojos” que se agrupan, rastrean fotos de ultratumba y las comparten entre ellos. Rememoran el nombre, la marca, los frentes y dibujos de los buses. Cuentan sus anécdotas y debaten sobre cuándo éste sistema pasó de ser el alma de la fiesta a la tragedia urbana.

Uno de esos grupos se llama “Original Retrobus”. Abady Campines, uno de los ocho administradores, dice que tienen más de dos mil fotografías de “diablos rojos” desde los años 70 hasta otros que todavía circulan ilegalmente.

Él aparece en una de ellas, tomada a mediados de los años 80, con el “Crucero del amor”, un bus Ford de Torrijos Carter-Tumba Muerto, que manejó durante diez años.

Campines y al fondo su autobús.
Campines y al fondo su autobús. / Original Retrobús

Hay otra de la trilogía “Elisa del Carmen”, del “Mamá Inés”, del “Evelyn Alexandra”. Los fanáticos citan muy seguido al “Manimal” –un Ford de Santa Librada- como el mejor bus de todos los tiempos, aunque también aplauden al “Gran Barú”, y la cumbre del arte sobre ruedas: el “Sir Lennox” de Concepción-Albrook.

Campines dice que fans de los “diablos rojos” todavía son muchos, y están desesperados porque casi no hay espacios para rendirles culto. “Hay quienes rescataron puertas de buses y las pusieron en exhibición, pero no hay un museo público”, se lamenta.

'Diablos rojos' en la Avenida Central.
'Diablos rojos' en la Avenida Central. / Original Retrobús

Él sostiene que aunque la oferta de fotos es variada, la gente se vuelve loca cada vez que sube fotos de un bus de los años 80. Como una en la que dos buses de Veranillo recogen pasajeros en plena Avenida Central antes de ser peatonalizada, o las de los “frente de lata”, como se le conoce a los Ford previos a los 90, y que fueron populares en toda la ciudad.

También hay otra razón para que los buses de los 80 y algunos de los 90 causen furor: la pintura. “La decoración de antes era a punta de pintura y pincel… ahora no, es pura cuestión en computadoras, no se pinta mucho. Se imprime y le meten mucho cromo, acero inoxidable, luces LED y muchos mofles”, explica Campines.

Así las cosas, en la colección de fotos hay buses que en cada ventana tenían pintado un nombre de mujer, en sus defensas sobraban frases filosóficas, en sus puertas traseras estaban los personajes del momento (Ana Gabriel, Clint Eastwood o los Magníficos), y en la puerta un “vuelve pronto”.

Portada del libro de Mónica Guardia y Julia Regales.
Portada del libro de Mónica Guardia y Julia Regales. / Mónica Guardia

La periodista Mónica Guardia, coautora de un libro llamado “Diablos Rojos forever” –aún sin publicar-, explica que el arte de estos buses “no es anecdótico” sino que “refleja lo más profundo de la psiquis del panameño”.

“La pintura del diablo rojo refleja los valores del hombre panameño, sus sueños y esperanzas. La misoginia y el miedo que le sentía a la mujer. También deja manifiesto su necesidad de aferrarse a Dios, su concepción de la fe un poco heterodoxa, combinada”, explica.

Ford ('frente de lata') de Veranillo. Años 90.
Ford ('frente de lata') de Veranillo. Años 90. / Original Retrobús

Su obra habla de un “diablo rojo” más allá del mero y puro arte de transportar. Solía ser el espacio para que la clase popular hablara entre sí: “el arte popular rodaba por las calles y el artista popular se hacía sentir, tenía un público mayoritario, se comunicaba con la gente de su misma clase”.

Era realmente una interlocución masiva y sostenida: en 2013, cuando el proceso de incorporación del Metrobús se consolidó, habían sido sacados de circulación al menos 3,500 diablos rojos, con edades medias de diez años. Fuera del conteo quedaron los centenares de autobuses que circularon antes de esa fecha y los que no fueron indemnizados porque operaban en rutas que el Gobierno no quiso modernizar.

Pero la interlocución es permanente en estos grupos de Facebook. Campines recuerda la emoción de los fanáticos cuando rescataron fotos que un exchofer de 85 años tenía consigo, y al que hallaron en Chilibre.

“El señor empezó a manejar en los años 50 y tenía fotos de su licencia de conducir y de una hoja que daban entonces y en la que la policía te anotaba las multas de tránsito. Él tenía la página en blanco”, cuenta.

Campines y los elementos de trabajo de su autobús.
Campines y los elementos de trabajo de su autobús. / Original Retrobús

Él, por su lado, colgó una foto de su radio, su monedero y los cassettes en los que ponía música en el “Crucero del amor”, que cobraba 15 centavos: “a la gente le gustaba la música, la buena música. Y que decoraran y pintaran bonito el bus”.

Esa era la clave para arrasar con las paradas y la mirada de los visitantes.

El “diablo rojo” inspiró marcas de ropa, carros de raspados y exposiciones temporales privadas. Fue el motivo de envidia de choferes de toda Centroamérica y el dolor de cabeza de sucesivos gobiernos, que vieron en la estela de muerte y desesperación que dejaba entre los usuarios la necesidad de sacarlos.

“Pero con ellos se fue su arte”, reclama Campines. Y eso, solamente eso último, es lo que ahora revive en Facebook.

Ejemplar 'Elisa del Carmen', que circuló en Torrijos Carter durante los años 90.
Ejemplar 'Elisa del Carmen', que circuló en Torrijos Carter durante los años 90. / Original Retrobús
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